El fin de una ¨¦lite
La izquierda colombiana, hasta hace pocos a?os una fuerza peque?a, pisa fuerte en su camino a las elecciones de 2022
Colombia hasta hace pocos a?os fue gobernada por unas pocas familias, no m¨¢s de diez. Ahora, son 57 familias las que gobiernan casi 50 millones de habitantes. Esto habla de lo abierta que es nuestra democracia. Sin embargo, a pesar del panorama desolador, las cosas comienzan a cambiar. Las ¨¦lites nacionales y regionales siempre hab¨ªan estado unidas, se repart¨ªan el poder cada cuatro a?os. Esto cambi¨® con el proceso de paz. Una parte de las ¨¦lites se fue con el Centro Democr¨¢tico o el uribismo, la parte rural, tradicional, es su mayor fuerza. Las ¨¦lites urbanas, m¨¢s progresistas, apoyaron el proceso de paz y rompieron con el uribismo. Por ende, el bloque en el poder se dividi¨®.
Mientras esta divisi¨®n se profundizaba gracias al acuerdo de paz, las fuerzas pol¨ªticas progresistas, la mayor¨ªa de izquierda, comenzaron a aumentar su caudal electoral. Tambi¨¦n fue gracias al acuerdo de paz que por primera vez la izquierda fue una alternativa de poder en 2018. Antes, en medio de la guerra, eso era imposible ya que las ¨¦lites tradicionales siempre acud¨ªan a la misma estrategia: satanizar y macartizar a las fuerzas pol¨ªticas emergentes. Los acusaban de ser aliados de la guerrilla. Con el proceso de paz y el fin de las FARC, esa estrategia quedaba cada vez m¨¢s vac¨ªa. En 2019, vino un golpe demoledor, ya que, las fuerzas progresistas lograron las alcald¨ªas de las tres principales ciudades del pa¨ªs: Bogot¨¢, Cali y Medell¨ªn.
En el 2022 se realizar¨¢n las elecciones nacionales y todo indica que las ¨¦lites tradicionales, rurales, aliadas con algunas urbanas, tendr¨¢n una fuerza importante y, a pesar de la crisis del Gobierno de Iv¨¢n Duque, pasar¨¢n a la segunda vuelta. Por su parte, las fuerzas alternativas son llamadas a competir de forma importante por la presidencia y las ¨¦lites tradicionales urbanas, por primera vez en la historia, llegan derrotadas a unas elecciones. Estas ¨¦lites siempre pasaban a segunda vuelta y lograban el apoyo de la izquierda para la segunda vuelta. La izquierda en Colombia, hasta hace pocos a?os, fue una fuerza peque?a, pero con un n¨²mero de votos importantes. En el 2022, la historia ser¨¢ al rev¨¦s, la izquierda llegar¨¢ con fuerza y las ¨¦lites urbanas llegar¨¢n derrotadas.
Con este escenario pueden ocurrir dos cosas. Por un lado, en la medida que las fuerzas progresistas no logren un acuerdo y entren en la pol¨ªtica vetos a candidatos y movimientos pol¨ªticos por considerarlos tradicionales y clientelistas, perder¨¢n una oportunidad y dejar¨¢n escapar la posibilidad de convertirse en una alternativa real de poder. La otra posibilidad es que las fuerzas progresistas entiendan que necesitan esa vieja ¨¦lite para ganarle a la derecha y logren hacer acuerdos. Es decir, no basta la uni¨®n entre los progresistas, entre Petro y Fajardo, adem¨¢s necesitan al Partido Liberal, sectores de Cambio Radical y el moribundo Partido de la U. Deben entender que solos no van a ganar.
De no lograrse dicha alianza, no solo las fuerzas alternativas van a perder, sino que posibilitar¨¢n la uni¨®n, de nuevo, entre las ¨¦lites, las urbanas y rurales y nuevamente se repartir¨¢n el poder como siempre lo han hecho. La ceguera, el radicalismo y los prejuicios podr¨ªan entregarles o regresarle las ¨¦lites urbanas al viejo establecimiento rural.
Las pr¨®ximas semanas ser¨¢n claves para entender el mundo pol¨ªtico del 2022. Las conclusiones iniciales son, en primer lugar, que la derecha, a pesar de la crisis en que ha sumido al pa¨ªs y de no tener candidatos viables, ha dise?ado una ruta electoral bastante eficiente. La otra es que las fuerzas pol¨ªticas alternativas est¨¢n cometiendo todos los errores necesarios para no ganar. Tienen una gran oportunidad, pero es como si no quisieran: error, tras error, tras error.
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