Regular las criptomonedas
Urge una normativa global para las monedas digitales
Las cibermonedas y la tecnolog¨ªa que les da soporte (blockchain) pueden ser elementos que contribuyan en el desarrollo del sistema financiero en los pr¨®ximos a?os. Sin embargo, el camino a recorrer hasta que eso ocurra est¨¢ lleno de riesgos. Y algunos ya se est¨¢n materializando. La primera y m¨¢s conocida moneda digital, el bitcoin, se ha convertido, mucho antes de asentarse como posible alternativa al euro o al d¨®lar, en un activo de inversi¨®n m¨¢s. Los creadores de esta criptomoneda establecieron un protocolo por el cual solo se pueden acu?ar un m¨¢ximo de 21 millones de bitcoins. Hasta ahora solo se han desarrollado 18,6 millones de unidades. Esta limitaci¨®n en la oferta provoca una baja liquidez en la negociaci¨®n de la moneda, caldo de cultivo ideal para los especuladores. En los ¨²ltimos 12 meses, un bitcoin ha pasado de valer poco m¨¢s de 9.000 d¨®lares a superar los 48.000 d¨®lares. Esta imponente revalorizaci¨®n, alentada por la entrada en juego de grandes fondos de inversi¨®n, est¨¢ encendiendo las alarmas.
Si no estamos ante una burbuja, se le parece bastante. El Banco de Espa?a y la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores, en un comunicado conjunto, advert¨ªan esta misma semana de los peligros que conlleva invertir en criptodivisas. Ambos supervisores recuerdan a los ahorradores su ¡°extrema volatilidad, complejidad y falta de transparencia¡±. Las cibermonedas no est¨¢n respaldadas por ning¨²n banco central, su custodia no est¨¢ supervisada ni cuentan con mecanismos de protecci¨®n como el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos o el Fondo de Garant¨ªa de Inversiones. Estos inconvenientes no impiden que tengan prescriptores de lujo. Tesla invertir¨¢ 1.250 millones de euros en bitcoins y aceptar¨¢ el pago en esta criptomoneda. A su fundador, Elon Musk, le gusta ser un verso suelto del mercado, pero en esta ocasi¨®n su af¨¢n provocador tambi¨¦n conlleva un mensaje contradictorio. Cuando apuestas por el medio ambiente y fabricas coches el¨¦ctricos es dif¨ªcil justificar que a la vez apuestes por una divisa que requiere de un gasto de energ¨ªa enorme para alimentar la infraestructura que soporta su funcionamiento.
Pese a que existen desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, la aceptaci¨®n de las criptomonedas como medio de pago es a¨²n muy limitada. No existe obligaci¨®n de aceptarlas en una transacci¨®n. Actualmente, se est¨¢ negociando en Europa un reglamento que tiene como objetivo establecer un marco normativo para la emisi¨®n de criptoactivos y los proveedores de servicios sobre estos. Es loable la iniciativa, pues se sospecha que las cibermonedas pueden facilitar pr¨¢cticas ilegales como el lavado de dinero. Sin embargo, en esta materia urge una regulaci¨®n a mayor escala ya que en muchas ocasiones los distintos actores implicados en la emisi¨®n, custodia y comercializaci¨®n de criptoactivos no se encuentran localizados en Europa.
EDITORIAL | Rehenes de una minor¨ªa radical
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