La irrupci¨®n de Vox, el fin del oasis
El drama del c¨¦nit de la ultraderecha para la derecha convencional consiste en que la ha humillado
El resonante resultado de Vox es un terremoto en Catalu?a. Entra por vez primera la derecha extrema en el Parlament. Y para toda Espa?a. Lo hace ?cuadriplicando! al PP. Amenaza su hegemon¨ªa en el campo conservador.
Solo la expectaci¨®n por la apretada disputa triangular del podio (entre ERC, Junts y PSC) ha puesto en sordina ese doble vuelco. Pero no es una novedad absoluta. Ya en las generales del 10-N de 2019, los de Abascal se hicieron un hueco (243.640 votos, el 6,33% del total catal¨¢n) y dos esca?os en el Congreso (igual que el PP, la CUP y Ciudadanos).
Pero ahora han entrado en el m¨ªtico sagrario que se bautiz¨® como oasis catal¨¢n: la derecha que era centro; las izquierdas realistas; la reacci¨®n centralista, residualizada; la modernidad a la europea; la base com¨²n catalanista/cosmopolita y la incomparecencia de las lacras del desierto atribuidas a Espa?a: retraso secular, provincianismo, autoritarismo, corrupci¨®n.
La eclosi¨®n de las malversaciones pujolianas empez¨® a secar las fuentes del oasis. Ahora, la irrupci¨®n de la derecha extrema en un Parlament pretendidamente blindado ante ultra¨ªsmos seca el resto del espejismo que ofrec¨ªa el palmeral so?ado.
Lo hace tras una campa?a caracterizada por la brutalidad de un discurso plagado de falsedades. Dos botones. ¡°Los menas reciben una paga mensual y al resto nos abandonan¡±, cuando el 83% de los beneficiarios p¨²blicos de la prestaci¨®n a j¨®venes extutelados son espa?oles. Y la ¡°islamizaci¨®n de Catalu?a¡± y la inseguridad que crear¨ªa son los grandes problemas, cuando las encuestas priorizan la salud, la pol¨ªtica y la cuesti¨®n territorial.
Y por la brutalidad de unas listas que recogen lo peor de todos los autoritarismos. El propio de Vox que le emparenta con los Trump, Le Pen y Salvini. Y el del bronco parafascismo, racista, xen¨®fobo, que a¨²na con magia ¡ªverdadero Frankenstein¡ª los ingredientes m¨¢s vitri¨®licos de los nacionalismos rivales espa?ol y catal¨¢n (al grito de ¡°primer els de casa¡±).
Es la herencia de la disuelta Plataforma per Catalunya, de Josep Anglada: la encarnan los n¨²meros tres y cinco de la lista barcelonesa de Vox: Juan Garriga (primo del l¨ªder) y M¨®nica Lara, ambos imputados judicialmente, acusados de delitos de odio contra inmigrantes.
El drama del c¨¦nit de Vox para la derecha convencional consiste en que la ha humillado. Ha cortocircuitado su ascenso, potencialmente enorme (qued¨® reducida a cuatro esca?os en 2017), a costa del profetizado colapso de Ciudadanos. M¨¢s a¨²n cuando su l¨ªder, Pablo Casado, ha residido casi permanentemente en Catalu?a en lo que va de a?o, de campa?a entre los pijos.
Esa irrupci¨®n tambi¨¦n corroe al nacionalismo indepe. Provoc¨® la entrada de Vox en la escena espa?ola, fecundando los enconos sociales derivados de la Gran Recesi¨®n con el detonante del miedo a la desintegraci¨®n de la naci¨®n espa?ola, norte y gu¨ªa del rudo, inverso, m¨¢s potente, nacionalismo espa?ol. Ya tiene en casa a su criatura. La cri¨®. Adi¨®s a su mito del oasis.
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