¡®Analfas¡¯

La brutalidad de los comportamientos que vamos viendo entre grupos de gente que se aborrega para beber a morro, en juergas clandestinas o en tropas de charla y ligue, nos hacen cada vez m¨¢s conscientes de la ausencia de cualquier formaci¨®n seria entre los espa?oles menores de 40. Son infantiles e irresponsables en un alto porcentaje.

No es culpa suya. Ellos lo ignoran, pero los jerarcas pol¨ªticos dan por perdida la educaci¨®n en Espa?a. No creen que los j¨®venes puedan formarse como franceses, ingleses o alemanes y por lo tanto han abandonado ese ¨¢mbito. Ni una mejora, ni una inversi¨®n productiva, s¨®lo parches y remiendos para disimular el fracaso.

Por esta raz¨®n han suprimido la ¨¦tica, la filosof¨ªa o la educaci¨®n c¨ªvica de los estudios, pero no es lo peor. Lo peor es que los garantes de la educaci¨®n en Espa?a son dos personas que no tienen intenci¨®n de resolver el analfabetismo moral. Entre otros caprichos, la se?ora Cela¨¢ ha suprimido los suspensos como se?al de que el estudiante pide mayor esfuerzo o ayuda. Y el improbable responsable de Universidades, Manuel Castells, es la persona id¨®nea para una instituci¨®n incapaz de asemejarse a sus an¨¢logas europeas.

Tampoco esto es lo peor. En aquellos pa¨ªses donde la educaci¨®n es una tarea vital y una defensa frente a la injusticia, los pol¨ªticos pillados en falsificaci¨®n de curr¨ªculos, plagios en tesis o trapicheos de cualquier tipo son destituidos de inmediato. Aqu¨ª no s¨®lo es una pr¨¢ctica extendida e impune, sino que nadie le da importancia. Hay una raz¨®n: los que plagian, copian, mienten y falsean son gente que ha fracasado en sus estudios por falta de talento o de trabajo y debe maquillar su ruina. ?C¨®mo van a permitir que otros triunfen y les hagan la competencia?