Frenar el deterioro econ¨®mico de Catalu?a
El fondo de recuperaci¨®n europeo puede servir de argumento para pactar. PSC y ERC tienen la llave
Los resultados son casi iguales. Los motivos, opuestos. Hay que remontarse a 1992 para encontrar una cifra similar de abstenci¨®n a la registrada en las elecciones catalanas del pasado 14 de febrero. Entonces, el 45,1% de los votantes no ejerci¨® su derecho. Esta vez, un 46,1%. El reparto entre el bloque nacionalista, con la importante salvedad de que no todos los partidos que lo integraban persegu¨ªan entonces la independencia, y el resto de fuerzas tambi¨¦n coincide. Con la monumental inversi¨®n que supuso la celebraci¨®n de las Olimpiadas en Barcelona y la productiva colaboraci¨®n entre las administraciones p¨²blicas, la catalana era una sociedad cohesionada y robusta econ¨®micamente. Sin grandes motivos para cambiar el satisfactorio statu quo con su voto. Hoy, con la doble crisis econ¨®mica que ha provocado la pandemia y la desinversi¨®n que ha acompa?ado al proc¨¦s, est¨¢ fracturada, cansada y pol¨ªticamente desmotivada.
As¨ª lo demuestran los 626.000 votos que ha perdido el independentismo y los 892.195 que ha restado el bloque constitucionalista, un fracaso sin paliativos para aspirar a ser alternativa de Gobierno. Son datos que, m¨¢s all¨¢ del efecto ahuyentador del voto debido a la pandemia, reflejan una clara desafecci¨®n ciudadana con la pol¨ªtica. ?Qu¨¦ hacer para frenarla?
?Pueden los fondos de reconstrucci¨®n europeos marcar un punto de inflexi¨®n? Su gesti¨®n requerir¨¢ la colaboraci¨®n entre el Gobierno y el catal¨¢n que resulte de las actuales negociaciones que lidera ERC con el resto de fuerzas independentistas. El previsible bloqueo que ejercer¨¢ Junts per Catalunya, el principal socio de ese futuro Ejecutivo, a toda propuesta que venga de Madrid con tal de mantener su agenda independentista y dejar a ERC en entredicho, obliga a esta ¨²ltima a elegir entre atender la crisis econ¨®mica o seguir insistiendo en el camino a ninguna parte de la independencia, con la CUP antisistema acos¨¢ndole por la izquierda. Es una decisi¨®n cr¨ªtica, pues la pandemia ha puesto en evidencia las costuras del sistema p¨²blico de salud catal¨¢n tras los severos recortes de los Gobiernos nacionalistas, y ha exacerbado el deterioro econ¨®mico vinculado a la incierta ruta procesista.
Es posible que para ello ERC procure el apoyo puntual de otras fuerzas en el nuevo Parlamento catal¨¢n, concretamente del PSC, el partido m¨¢s votado, con cuya matriz nacional ha pactado los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Perseverar en la agenda independentista e ignorar la social para una fuerza que se dice de izquierdas y que por fin puede liderar el Gobierno auton¨®mico ser¨ªa casi suicida. Aunque sus pactos con CiU y sus distintas siglas herederas hayan demostrado lo contrario. El entendimiento entre ERC y PSC ser¨ªa a¨²n claramente insuficiente para restaurar la convivencia en Catalu?a, pero tendr¨ªa la ventaja de romper con la din¨¢mica de bloques y neutralizar a los extremos. Incluido el ascenso de Vox que quiere dar marcha atr¨¢s en la transferencia de competencias, propuesta que solo ahonda en la divisi¨®n de esa sociedad. La llegada del est¨ªmulo fiscal que supone el fondo de recuperaci¨®n europeo entra?a otra virtud: la posibilidad de impulsar la actividad econ¨®mica y el empleo y rebajar el descontento social que tan h¨¢bilmente han sabido canalizar los independentistas para fomentar la animadversi¨®n a Espa?a. Las comunidades gestionar¨¢n cerca del 54% de los fondos que se recibir¨¢n en 2021 y que en parte ya han sido adelantados en los PGE: 18.793 millones de euros. Los criterios para su asignaci¨®n son la poblaci¨®n, el PIB per capita y la tasa de paro. Catalu?a es despu¨¦s de Andaluc¨ªa la comunidad que m¨¢s dinero va a percibir.
Si a ello se suma la dotaci¨®n extraordinaria de transferencias a las comunidades aut¨®nomas por valor de 13.486 millones para asumir la mitad del d¨¦ficit de estas, m¨¢s los 113.000 millones del sistema ordinario de financiaci¨®n auton¨®mica, los Gobiernos auton¨®micos recibir¨¢n este a?o un est¨ªmulo sin precedentes: m¨¢s de 150.000 millones. Lo cierto es que el Gobierno catal¨¢n, antes de las elecciones, ya hab¨ªa estado trabajando en la selecci¨®n de proyectos para concurrir a los fondos europeos: una se?al de normalidad institucional. Y Catalu?a necesita esos fondos desesperadamente. Su situaci¨®n fiscal la hace todo menos independiente. Ha recibido 70.000 millones de euros (el 35% del total de las ayudas regionales) de 2012 hasta 2019 del Fondo de Liquidez Auton¨®mica. Desde entonces depende de la Facilidad Financiera, un programa de ayudas con controles m¨¢s laxos, de la que ha recibido 20.751 millones adicionales. Un considerable apoyo que por otro lado jam¨¢s ha sido correspondido con lealtad institucional. Todo lo contrario.
Pero la realidad es que la deuda de Catalu?a en el primer trimestre de 2020, antes de la pandemia, era la m¨¢s alta entre las comunidades: 79.429 millones, m¨¢s del doble que Madrid y ocho veces la del Pa¨ªs Vasco. Y las posibilidades de revertir esta evoluci¨®n son dudosas a la vista de la ca¨ªda de su PIB per capita: desde 2017 se situ¨® por primera vez por debajo de la media de los 27 pa¨ªses miembros de la UE mientras que en el resto de Espa?a ha seguido creciendo. Necesita pactar con Madrid para frenar este deterioro. No hay por desgracia mucho donde elegir tras el 14-F. ERC y PSC: ?una oportunidad imperfecta para revertir el cansancio pol¨ªtico en Catalu?a?
Victoria Carvajal es periodista econ¨®mica.
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