Seguridad sin fronteras
Tenemos que empezar a actuar movidos por el convencimiento de que el bienestar propio depende en parte del de los dem¨¢s
?C¨®mo construir consensos internacionales cuando las naciones se enzarzan en controversias intestinas? ?C¨®mo lograr mayor concurrencia cuando asoman los fantasmas de una nueva Guerra Fr¨ªa y la nostalgia de antiguos imperios? La pregunta recoge una conducta perenne del g¨¦nero humano: la fluctuaci¨®n entre la cooperaci¨®n y la destrucci¨®n. Las sociedades organizan redes de colaboraci¨®n en el endogrupo, cada vez m¨¢s extensas y complejas, que se corresponden con un equivalente de violencia extrema hacia los grupos externos. Lo describe Jeffrey Sachs en Las edades de la globalizaci¨®n (Deusto). Actualmente la organizaci¨®n en redes globales se despliega principalmente en la esfera digital, el sistema financiero e instituciones como la ONU, OMS u OMC. El potencial disruptivo, en la acumulaci¨®n de armas y su inigualable capacidad de devastaci¨®n, el deterioro del medio ambiente y la rivalidad entre China y Estados Unidos. Los acontecimientos podr¨ªan deslizarse en un sentido u otro. Si queremos ¡°evitar que se reproduzcan los contraproducentes patrones de conflicto que tanto han prevalecido a lo largo de la historia¡±, tendremos ¡°que realizar extraordinarios esfuerzos para consolidar la paz en los pr¨®ximos a?os¡±, escribe Sachs.
La asistencia en beneficio propio ofrece una v¨ªa de superaci¨®n de este marco dual. Actuar movidos por el convencimiento de que el bienestar propio depende en parte del de los dem¨¢s. Cooperaci¨®n y solidaridad devienen en seguridad sin fronteras. Sirva de ejemplo la vacunaci¨®n global. Hasta que no est¨¦ inoculada gran parte de la poblaci¨®n mundial no desaparecer¨¢ el riesgo de nuevas olas. La comunidad internacional busca conciliar el imperativo pol¨ªtico de vacunar primero a los nacionales y el solidario de no dejar atr¨¢s a terceros. El G-7 del pasado viernes dio un empuj¨®n a la campa?a de vacunaci¨®n global, Covax. EE UU, Jap¨®n, Alemania y Canad¨¢ har¨¢n aportaciones econ¨®micas. Macron insta a Occidente a destinar el 5% de sus provisiones a las naciones m¨¢s pobres, ¡°la prueba real del multilateralismo¡±. Rusia ha lanzado la vacuna Sputnik V, disponible en m¨¢s de 30 pa¨ªses. En la India, el mayor productor de vacunas del mundo, el Instituto Serum donar¨¢ 200 millones de dosis a Covax. Pek¨ªn, al promocionar Sinopharm, da continuidad a la estrategia de las mascarillas y respiradores con la esperanza de borrar el recuerdo del origen. Se acelera la carrera por la diplomacia de la vacuna.
Ojal¨¢ vi¨¦semos nuevas carreras globales por otros problemas que nos ata?en. Y un d¨ªa ley¨¦semos que la UE, Rusia, EE UU, las potencias asi¨¢ticas y las petroleras se disputan el honor de ser el que m¨¢s medidas adopta para aminorar la desigualdad, que reduce antes las emisiones de CO2, que cumple primero los objetivos. Una carrera por desviar el p¨¦ndulo de la peligrosa direcci¨®n a la que parece encaminarse.
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