La derecha Benjamin Button
As¨ª, y como el personaje de Fitzgerald desesperado por cambiar su destino, Casado se lanza a pactar con S¨¢nchez ¡°para que los dos podamos ganar¡±
En El curioso caso de Benjamin Button, Scott Fitzgerald narra la historia de un hombre que vive al rev¨¦s: nace anciano y muere beb¨¦. Es lo que les pasa a muchos partidos, como Ciudadanos y PP: atrapados en un rejuvenecimiento perpetuo, buscan su sentido en un mundo que parece andar en direcci¨®n contraria.
En toda Europa, la derecha tradicional, liberal y conservadora, est¨¢ empeque?eciendo. En la videocracia actual, donde la telegenia importa m¨¢s que la experiencia, la edad real de jubilaci¨®n pol¨ªtica ha ca¨ªdo de, digamos, los 75 a?os a los 45. Los galones de los veteranos cuentan menos que los seguidores en redes de los novatos. No interesa lo hecho, sino lo prometido. Hombres y mujeres reflexivos, de curr¨ªculo grueso, son reemplazados por candidatos ligeros, pues importa m¨¢s la velocidad que el recorrido.
La efebocracia da?a en particular a la derecha porque va contra su propia naturaleza. La izquierda es innovadora, la derecha, concienzuda. Su valor a?adido no reside en la imaginaci¨®n del futuro, sino en la sabidur¨ªa del pasado. Es llamativo que, a medida que la derecha se va llenando de competidores (PP, Ciudadanos, Vox y una mir¨ªada de formaciones auton¨®micas, como las setas constantes que surgen de las ruinas de CIU), cada vez quedan menos defensores de los usos y costumbres de la pol¨ªtica de toda la vida. El pasado, de los programas ideol¨®gicos a las siglas y las sedes, no es un rico legado, sino un pesado lastre con el que hay que romper.
Tenemos excepciones a esta derecha punk, como el PP de Feij¨®o o el PNV, que anteponen el pragmatismo a la estridencia. Cuentan para ello con la varita del poder, que es siempre m¨¢gica para un partido, pero ahora es el ¨²nico sortilegio efectivo que el centroderecha tiene contra los brujos nacional-populistas. En los realineamientos pol¨ªticos tras la crisis econ¨®mica, estar fuera del Ejecutivo no es inc¨®modo, sino letal para la derecha. En Francia, Italia, Brasil o EE UU, la derecha ha sido barrida por los ultras. S¨®lo sobrevive conectada al poder, como en Austria, Alemania o el Reino Unido.
As¨ª, y como un Button desesperado por cambiar su destino, Casado se lanza a pactar con S¨¢nchez ¡°para que los dos podamos ganar¡±. Es el movimiento adecuado, pero el en¨¦simo giro precipitado de un partido adolescente. Y debe calmarse porque, para la derecha, el elixir de la eterna juventud es un veneno. @VictorLapuente
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