Un tirano al que el azar le juega en contra
La hip¨®tesis de que con Biden llegar¨ªa al Gobierno de Estados Unidos una diplomacia menos agresiva hacia Venezuela no ha ocurrido
El 5 de enero pasado se estableci¨® en Venezuela la Asamblea Nacional surgida de las escandalosas elecciones del ¨²ltimo diciembre. A partir de entonces, Nicol¨¢s Maduro confi¨® en varios factores que facilitar¨ªan su dictadura. Promovi¨® al frente de la Asamblea a su amigo Jorge Rodr¨ªguez, quien, en contradicci¨®n con Diosdado Cabello, representa al ala menos inflexible de su dictadura. La hermana de Rodr¨ªguez, Delcy, comenz¨® a administrar un simulacro de liberalizaci¨®n econ¨®mica que har¨ªa estremecer a Hugo Ch¨¢vez, habilitando una dolarizaci¨®n que no resuelve las calamidades materiales del pa¨ªs, pero alivia a la oligarqu¨ªa amiga del Gobierno. La oposici¨®n, tensionada entre los liderazgos de Leopoldo L¨®pez y Henrique Capriles, reabri¨® el debate sobre cu¨¢l es el nivel de di¨¢logo y cu¨¢l el de intransigencia que hay que sostener frente al r¨¦gimen. Desde m¨¢s all¨¢ de las fronteras, la Uni¨®n Europea se mostraba disponible a una mediaci¨®n entre las facciones enfrentadas. Hasta se especul¨® con que no renovar¨ªa su respaldo al presidente interino Juan Guaid¨®, reconocido como autoridad leg¨ªtima por haber sido el presidente de la Asamblea que hab¨ªa concluido su mandato. El regreso de los dem¨®cratas a la Casa Blanca permit¨ªa, adem¨¢s, fantasear con la reposici¨®n de la diplomacia de Barack Obama, que celebr¨® un reencuentro con Cuba y ampar¨® en Colombia las negociaciones entre el Estado y la guerrilla.
A Maduro le alcanzaba con este nuevo status quo para sostenerse sobre la exasperante plataforma de una crisis cr¨®nica. El ¡°empate tr¨¢gico¡±, del que habla el sagaz Enrique Iglesias. Sin embargo, intervino un actor siempre inesperado, el azar, y desbarat¨® ese equilibrio miserable: el azar. La rutina burocr¨¢tica de Bruselas ven¨ªa cocinando, a fuego lento, un pronunciamiento sobre las fraudulentas elecciones del 6 de diciembre. La condena lleg¨® como una especie de bala perdida, con efecto retardado, y reactiv¨® los conflictos, en un contexto bastante distinto al del momento en que se hab¨ªan realizado esos comicios. Europa impuso sanciones, que incluyen congelamiento de activos financieros, para 19 funcionarios venezolanos. Entre los penalizados est¨¢n, entre otros, la vicepresidente, Delcy Rodr¨ªguez; la presidente del Consejo Nacional Electoral, Indira Alfonzo; varios integrantes del Tribunal Supremo; y el m¨¢ximo jefe militar, Remigio Ceballos. Muchos de ellos tienen familiares en Espa?a.
Los castigos generaron en el r¨¦gimen una gran perplejidad. Desaf¨ªan la capacidad del chavismo para decodificar las se?ales que llegan desde Europa. Sobre todo, desde Espa?a. Esas penas contrastan con el esp¨ªritu dialoguista del canciller socialista Josep Borrell, dispuesto a tender puentes entre la oposici¨®n y Maduro. Su compa?era Arancha Gonz¨¢lez Laya, ministra de Relaciones Exteriores, dispuso a fines del a?o pasado el reemplazo del embajador Jes¨²s Silva Fern¨¢ndez, un profesional muy competente, que asil¨® en su residencia a Leopoldo L¨®pez, por el m¨¢s amigable Juan Fern¨¢ndez Trigo, quien lleg¨® a Caracas desde Cuba y fue designado con el rango inferior de encargado de Negocios. Estos gestos, que autorizaban a pensar en una flexibilizaci¨®n que, desde Madrid, se extender¨ªa a toda Europa. Coincid¨ªan con la presunci¨®n de que el presidente Pedro S¨¢nchez est¨¢ sometido al influjo de los amigos de Podemos. E hicieron juego con la militancia pro chavista de otro eminente socialista, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Una militancia que acaba de censurar, escandalizado, un viej¨ªsimo amigo de Venezuela, como es Felipe Gonz¨¢lez.
Los vientos cambiaron, de repente, para desconcierto del tirano. Maduro despotric¨® contra la canciller Gonz¨¢lez Laya porque, en su visita a Bogot¨¢, felicit¨® a Iv¨¢n Duque por oficializar la acogida para m¨¢s de un mill¨®n de venezolanos. Los chavistas se irritan cuando se les menciona a los exiliados. Tiene l¨®gica: la migraci¨®n masiva demuestra, contra todo argumento, que el para¨ªso del siglo XXI no atrae a las personas; las expulsa. Si no fuera porque refieren a un drama doloroso, los argumentos de Maduro provocar¨ªan risas. A pesar de que se dirig¨ªa a una espa?ola, le lanz¨® un ¡°go home¡±. Adem¨¢s, le recomend¨® inquietarse por los refugiados africanos, y dejar de hacerlo por los de Venezuela, ya que en este caso se estar¨ªa inmiscuyendo en los asuntos internos de otro pa¨ªs. Curiosa variaci¨®n de un fil¨¢ntropo, dir¨ªa Borges.
En el ambiguo mar de se?as y contrase?as que separa a Caracas de Madrid, Maduro vuelve sobre un dato que despeja ambig¨¹edades y se constituye en un criterio: Espa?a es el pa¨ªs que se ofreci¨® como hogar de Leopoldo L¨®pez, a quien el r¨¦gimen ve como su principal enemigo.
La hip¨®tesis de que con Biden llegar¨ªa al Gobierno de los Estados Unidos una diplomacia menos agresiva todav¨ªa no se verific¨®. Al rev¨¦s. El nuevo secretario de Estado, Anthony Blinken, adelant¨® que la Administraci¨®n dem¨®crata seguir¨¢ reconociendo a Guaid¨® como ¨²nica autoridad leg¨ªtima de Venezuela. Hace una semana, el embajador de los Estados Unidos James Story confirm¨® las versiones sobre una reuni¨®n que mantuvo en Bogot¨¢ con los opositores Leopoldo L¨®pez, Julio Borges y Manuel Rosales.
M¨¢s all¨¢ de estos detalles, la peor noticia que lleg¨® al palacio de Maduro desde el exterior tiene que ver con la Corte Internacional de Justicia. El 12 de febrero fue elegido el nuevo fiscal ante ese tribunal: el brit¨¢nico Karim Khan. Funcionario de la ONU con larga trayectoria en la investigaci¨®n de cr¨ªmenes aberrantes, Khan se impuso, con 72 votos, sobre otros tres candidatos. El irland¨¦s Fergal Gaynor, que obtuvo 42 votos; el espa?ol Carlos Castresana, con cinco; y el italiano Francesco Lo Voi, con tres.
Durante su campa?a para acceder al cargo, Khan prometi¨® agilizar las investigaciones preliminares para abrir los expedientes, denunciando que existe una demora injustificada. Un reproche a la fiscal interina Fatou Bensouda que, entre otras causas, inici¨® una en la que est¨¢n imputados, en una lista de 45 sospechosos, los m¨¢ximos jerarcas del r¨¦gimen venezolano por cr¨ªmenes de lesa humanidad. Las denuncias se sostienen en 1.165 casos de personas que fueron asesinadas o privadas de su libertad. Entre esas v¨ªctimas figuran l¨ªderes pol¨ªticos, militares, sociales o sindicales. La investigaci¨®n presenta dos notas at¨ªpicas. Se ha puesto sobre la lupa un Gobierno que est¨¢ en ejercicio y que, adem¨¢s, se presenta alineado con la izquierda.
El reemplazo de Bensouda por Khan coincide con otra novedad, tambi¨¦n amenazante para Maduro y sus secuaces. Estados Unidos reasumieron su banca en la Comisi¨®n de Derechos Humanos de la ONU, abandonada durante la gesti¨®n de Donald Trump. Biden levanta la bandera de esos derechos como una forma de defender un conjunto de valores. Pero tambi¨¦n como una forma de enfrentar a un conjunto de adversarios: China, Rusia, Ir¨¢n y, tambi¨¦n, Venezuela.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.