Marginar a los ultras
Varias decisiones en Europa van en la direcci¨®n correcta de defender los valores frente a los radicales de derecha
Europa ha asistido esta semana, en cuesti¨®n de horas, a tres importantes iniciativas vinculadas con el futuro de la nebulosa ultraderechista en el continente. Los servicios secretos alemanes anunciaron la puesta formal bajo vigilancia de Alternativa para Alemania, principal partido de oposici¨®n en el Bundestag, por sospechoso de intentar subvertir el orden constitucional; el Gobierno franc¨¦s ha declarado ilegal la organizaci¨®n radical xen¨®foba e islam¨®foba G¨¦n¨¦ration Identitaire, por promover una ideolog¨ªa de odio; y el Partido Popular Europeo forz¨® la salida de sus filas de Fidesz, la formaci¨®n del l¨ªder h¨²ngaro Viktor Orb¨¢n. Naturalmente, se trata de episodios con muy diversas caracter¨ªsticas, y los grupos afectados tambi¨¦n tienen diferencias entre ellos. Pero hay un com¨²n denominador claro sobre el que es conveniente reflexionar: c¨®mo deben los moderados interactuar con formaciones de derecha extrema.
En el caso de Orb¨¢n, cabe celebrar que en el PPE, por fin, se asentara la idea de que Fidesz no pod¨ªa ser parte del grupo, lo que ha precipitado su salida voluntaria. La decisi¨®n llega tarde, por la dilatada aquiescencia de la CDU alemana ¡ªuna mancha en el por otra parte pulcro desempe?o de la formaci¨®n¡ª y del PP espa?ol, entre otros. Estaba claro hace tiempo que Orb¨¢n incumple los est¨¢ndares democr¨¢ticos m¨ªnimos para pertenecer a la noble familia popular. Aun as¨ª, mejor tarde que nunca. En el caso de G¨¦n¨¦ration Identitaire, es indudable que se trata de una decisi¨®n pol¨¦mica, pero en su conjunto parece acertada la pol¨ªtica de tolerancia cero contra quienes coquetean con ret¨®ricas y actos de previsibles consecuencias incendiarias. En el caso alem¨¢n, finalmente, se trata de un asunto fundamentado en largas investigaciones que corresponde sustancialmente a la justicia evaluar.
Cada caso tiene su propia naturaleza, y a menudo es dif¨ªcil determinar la manera correcta de proceder. La cooptaci¨®n a veces es una estrategia que puede dar frutos. Cordones sanitarios y, m¨¢s a¨²n, ilegalizaciones son acciones de m¨¢xima gravedad democr¨¢tica que no pueden decidirse a la ligera. Pero una vez que hayan aflorado evidencias de un talante democr¨¢tico deficitario o un insatisfactorio compromiso con los valores constitucionales, no puede haber titubeos. La br¨²jula moral debe prevalecer siempre sobre consideraciones que la historia, casi inevitablemente, retratar¨¢ como c¨¢lculos pol¨ªticos de vuelo gallin¨¢ceo. Este asunto cobra especial relevancia en este tiempo dif¨ªcil. La crisis que empez¨® en 2008, m¨¢s leve que esta, y la migratoria de 2015, dieron alas a grupos extremistas. Es posible que la actual lo haga m¨¢s a¨²n o provoque la deriva de algunos que ahora est¨¢n en el l¨ªmite. Hay que estar preparados. Obs¨¦rvese bien. Extr¨¢iganse conclusiones frente a extremismos, sea cual sea su color. La estrella polar son los valores fundamentales.
EDITORIAL | S¨ª a las restricciones contra la pandemia
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