Agrupada
Quedan motivos para que el 8 de marzo no sea solo celebraci¨®n
Desde tiempos inmemoriales y en estas conmemoraciones a las feministas nos llueven piedras. Los proyectiles llegan de todas partes: la Judicatura con sus sentencias; la prensa derechista con acusaciones de testimonios falsos y comentarios sobre mujeres culpables que no gritan mientras las violan; los liberales y sus pancartitas contra nuestro puritanismo no reparan en el suyo, que proviene de los padres fundadores, la ¨¦tica de ahorro y la letra escarlata ¡ªtambi¨¦n olvidan las brujas que quemaron¡ª; la academia se revuelve contra la hipertrofia, la bicefalia y el riesgo que corre la hermosura del lenguaje como si la miseria expresiva, palabra y precio justos, fuesen de la mano de lo bello; los incendiarios defienden una lucha de vanguardia ¨¦pica y viril, frente a aburguesadas excrecencias de labor social, educaci¨®n y femeninos encuentros de retaguardia; los compa?eros de viaje apelan a la fragmentaci¨®n de la clase trabajadora como sujeto revolucionario, como malsano efecto del feminismo, olvid¨¢ndose de la redoblada desigualdad de las obreras del mundo; algunas feministas j¨®venes, obviando luchas hist¨®ricas, llaman analfabetas a las paleofeministas; y las ¡°cl¨¢sicas¡± blindan el sujeto del feminismo sin recordar que a menudo han sido segregadas por otro blindaje: el del sujeto pol¨ªtico blanco, var¨®n y cabreado; los p¨²lpitos convierten el placer de las mujeres en pecado y porquer¨ªa, enredando sus rosarios en nuestros ovarios sa?udamente¡ Ahora nos lanzan otro pedrusco: la Comunidad de Madrid que solo se preocupa de la salud de sus habitantes cuando hay que salvarlos del virus feminista. Para todo lo dem¨¢s en la capital son liberales. Entre el ruido, seguimos combatiendo un sistema que se ceba en la vulnerabilidad, e intentamos establecer sinergias de clase, g¨¦nero y raza, fomentando una sensibilidad ecol¨®gica que pasa por la cr¨ªtica del modelo de explotaci¨®n de recursos humanos y naturales, y evidenciando el envenenamiento y la enfermedad ¡ªecon¨®mica, social, cultural¡ª del cuerpo femenino. Con la hosteler¨ªa a media asta, recordamos m¨¢s que nunca a las kellys. En pandemia, rendimos homenaje a enfermeras, m¨¦dicas, cuidadoras. Denunciamos granjas de vientres de alquiler y la creciente tasa de paro femenino que, en el caso de las mujeres trans ¡ªse?aladas, apartadas, golpeadas como monstruosa carne de ca?¨®n y devaluad¨ªsima carne en el mercado de trabajo¡ª, llega a cotas sangrantes. V¨ªctimas de la violencia machista. Proteger los derechos de las personas trans no supone jalear procedimientos de medicalizaci¨®n ultraliberales o eufem¨ªsticas maternidades subrogadas. No. El l¨ªmite es la explotaci¨®n y el dolor.
Os deseo un feliz, agrupado ¡ªagrup¨¦monos todas¡ª y vindicativo 8 de marzo. Con dos recomendaciones literarias: en El grupo de Mary McCarthy (Impedimenta), lo universal se construye a trav¨¦s de historias de mujeres con estudios universitarios en la ¨¦poca de Roosevelt que revelan lo mucho que nos queda por hacer en materia de sexualidad, lactancia, cuidados, trabajo, psiquiatr¨ªa patriarcal, anticoncepci¨®n¡ Y La buhardilla (Contrase?a) de Marlen Haushofer, que relata el trauma de Austria en la posguerra a trav¨¦s del trauma, enterrado y revivido por la escritura, de un ama de casa peculiar. Yo hoy vindicar¨¦ leyendo textos que, esta vez en sentido figurado y pol¨ªtico, nos parten el cr¨¢neo por la mitad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.