20 a?os de Bachar en la rep¨²blica hereditaria siria
El Asad cumple dos d¨¦cadas en el poder, tras suceder a su padre, que estuvo al frente del pa¨ªs durante casi 30 a?os


El 17 de julio de 2000, un hombre de 34 a?os juraba su cargo como presidente de Siria. Bachar el Asad se dirigi¨® a su pueblo en el discurso inaugural haciendo promesas de reformas administrativas y econ¨®micas, modernizaci¨®n del pa¨ªs y lucha contra la corrupci¨®n. La muerte de su padre y predecesor, Hafez el Asad, le propuls¨® como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y l¨ªder del partido ¨²nico Baath tras ser elegido en refer¨¦ndum popular con un 97,27% de s¨ªes.
?nica rep¨²blica hereditaria que se ha materializado en la regi¨®n, Bachar hered¨® un r¨¦gimen policial construido con mano de hierro durante tres d¨¦cadas por Hafez el Asad, junto a una maltrecha econom¨ªa consumida por el sistema de subvenciones estatales. ¡°No busco un puesto, el cargo no es el fin sino el medio para lograr el fin¡±, dijo entonces un dirigente que fue recibido dom¨¦stica e internacionalmente como un joven laico reformador, educado en Occidente, y capaz de romper con el aislacionismo de su padre.
El ala dura que rode¨® a Hafez durante la Guerra Fr¨ªa tem¨ªa que el joven oftalm¨®logo fuera ¡°demasiado blando¡± para el cargo. Hoy, sus detractores aseguran que ha seguido los pasos de su padre y reforzado el sistema policial a la par que se ha aferrado a la m¨¢xima de ¡°O yo o el caos¡± desde que en marzo de 2011 estallaran las primeras protestas populares exigiendo reformas.
El Asad asegura que ha ganado la guerra siria contra una mir¨ªada de potencias extranjeras y grupos terroristas en una contienda cuyo balance asciende a medio mill¨®n de muertos, cerca de la mitad de ellos civiles, de los que el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (con sede en el Reino Unido) responsabiliza en su vasta mayor¨ªa el Ej¨¦rcito regular sirio. Por su parte, la comunidad internacional le acusa de haber empleado armas qu¨ªmicas contra su poblaci¨®n as¨ª como bombardeado deliberadamente hospitales en zonas insurgentes, mientras que la justicia alemana ha abierto una investigaci¨®n en la que se acusa al Gobierno sirio de la muerte bajo tortura de m¨¢s de 13.000 personas en c¨¢rceles del pa¨ªs. En cuanto a los civiles, la mitad de los 23 millones de habitantes que ten¨ªa antes de la guerra se han visto desplazados de sus hogares por la violencia ¡ª5,7 millones se han refugiado en otros pa¨ªses¡ª, y m¨¢s del 80% han ca¨ªdo bajo el umbral de la pobreza.
Presidente por accidente
En 1994, y apenas transcurridos dos a?os desde que se mudara a Londres para hacer practicas de oftalmolog¨ªa, una llamada habr¨ªa de cambiar la vida de Bachar y el destino de Siria. Su hermano mayor, Basel, hab¨ªa muerto en un accidente de tr¨¢fico en Damasco. Bachar tuvo que abandonar de imprevisto la medicina y retornar al pa¨ªs para escalar aceleradamente en la carrera militar durante los siguientes seis a?os. Con un abuelo campesino perteneciente a la minor¨ªa alau¨ª ¡ª12% del pa¨ªs¡ª fue el golpe de Estado que su padre Hafez protagoniz¨® en 1970 el que catapult¨® a la familia Asad (Le¨®n, en ¨¢rabe) al poder. Y con ¨¦l, a su familia materna, los Makhlouf, para formar parte del pacto socio-econ¨®mico que el dirigente dise?¨® en los a?os setenta con el fin de incluir a la burgues¨ªa urbanita cristiana y sun¨ª del pa¨ªs.
¡°Bachar prometi¨® un modelo al estilo chino con una apertura econ¨®mica hacia el sistema capitalista, pero manteniendo el control completo de lo pol¨ªtico y militar¡±, valora por tel¨¦fono Joshua Landis, de la Universidad de Oklahoma. ¡°Pero Siria no es China y no pudo alcanzar un crecimiento econ¨®mico del 8% que le habr¨ªa permitido mantener el sistema y evitar el descontento social¡±, acota.
Desde su llegada al poder, la econom¨ªa del pa¨ªs protagoniz¨® un cambio notable con la apertura de comercios y el estallido del sector tur¨ªstico. Internet tambi¨¦n lleg¨® a los hogares de los j¨®venes sirios y de una poblaci¨®n que disfrut¨® de un sistema educativo y sanitario p¨²blicos. Expectantes por la din¨¢mica de cambio, 99 intelectuales y opositores tanto religiosos como laicos pidieron la apertura pol¨ªtica en lo que se conoci¨® como La primavera de Damasco. ¡°Bachar decidi¨® entonces cerrar todos los salones de debate que hab¨ªan surgido en la capital y encarcelar a toda voz disidente¡±, cuenta por tel¨¦fono desde Texas Sam Dagher, experto en Siria y autor del libro Assad or we burn the country (El Asad o quemamos el pa¨ªs).
Los mismos asesores que acompa?aron a Hafez en la represi¨®n de las protestas a las que se sumaron tanto los movimientos laicos de izquierda como los islamistas de la rama de los Hermanos Musulmanes en Siria ¡ªque se sald¨® en 1982 con m¨¢s de 20.000 muertos solo en Hama, seg¨²n el recuento de activistas¡ª, son los que aconsejaron a Bachar a la hora de usar la fuerza en las protestas que estallaron en marzo de 2011, sostiene Dagher. ¡°Otros consejeros tambi¨¦n le recomendaron entablar un di¨¢logo con los manifestantes y hacer concesiones. Bachar eligi¨® su propio camino como lo hizo en 2001¡±, remacha.
Los expertos tambi¨¦n se?alan el legado de padre e hijo en tanto que ambos han forjado un reducido c¨ªrculo interno para controlar las instituciones del pa¨ªs y segado de ra¨ªz a todo competidor como hizo Hafez al exiliar a su hermano Rifaat cuando en 1984 sac¨® los tanques a las calles de Damasco en un fallido golpe de Estado. Algo que se repiti¨® unos meses atr¨¢s en menor escala, cuando Rami Makhlouf, una de las mayores fortunas sirias, confront¨® p¨²blicamente en las redes sociales las decisiones de su primo Bachar el Asad, para ser r¨¢pidamente acallado.
¡°Asad vivi¨® sus primeros 10 a?os de presidente en una luna de miel¡±, opina el profesor Landis quien hace hincapi¨¦ en los acontecimientos de la Primavera de Damasco y el progresivo descontento social que provoc¨® el desarrollo de las urbes frente a una campi?a m¨¢s empobrecida como ¡°s¨ªntomas prematuros de lo que se avecinaba bajo unas aguas aparentemente tranquilas¡±.
Del ostracismo al cortejo internacional
El ascenso al poder de El Asad padre se vio marcado por el contexto de la Guerra Fr¨ªa mientras que el del hijo lleg¨® en los proleg¨®menos de la lucha global contra el terrorismo que sigui¨® a los atentados terroristas contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001.
El magnicidio del ex primer ministro liban¨¦s Rafik Hariri, con coche bomba en febrero de 2005 en Beirut, y las posteriores masivas manifestaciones en el pa¨ªs provocaron la retirada de las tropas sirias de L¨ªbano tras casi tres d¨¦cadas en el pa¨ªs. Sin embargo, la alianza conformada por el ¡°eje de la resistencia¡± entre Damasco-Ir¨¢n y Hezbol¨¢ no solo no se vio quebrantada, sino reforzada en su oposici¨®n unida frente al ¡°enemigo sionista y el imperialismo de EE UU¡±.
Acusado de apoyar el terrorismo con el env¨ªo de yihadistas a la tambi¨¦n baathista Irak tras la invasi¨®n de EE UU en 2003, Damasco cay¨® en el ostracismo internacional en una acci¨®n pol¨ªtica que lider¨® el presidente franc¨¦s Jacques Chirac, amigo personal del difunto Hariri. Fue parad¨®jicamente su sucesor, Nicolas Sarkozy, el que en 2008 reinsert¨® a Siria en el c¨ªrculo occidental cuando camin¨® junto a Bachar el Asad por los Campos El¨ªseos. De ah¨ª le siguieron los desfiles e instant¨¢neas con l¨ªderes internacionales, incluidos los de Espa?a, que siempre mantuvo estrechas relaciones con Siria. El estallido de las protestas populares en Siria en 2011 supuso el fin de la luna de miel entre Bachar y Occidente y devolvi¨® a Siria al aislamiento.
El ¨²nico superviviente de la primavera ¨¢rabe
En diciembre de 2010, un joven vendedor ambulante tunecino de nombre Mohamed Bouazizi se inmol¨® en protesta por el humillante trato recibido por dos polic¨ªas. Su muerte fue la chispa que desat¨® la llamada primavera ¨¢rabe en enero de 2011 insuflando un efecto domin¨® en la regi¨®n bajo el que cayeron cuatro sempiternos dirigentes ¨¢rabes en T¨²nez, Libia, Egipto y Yemen. Una d¨¦cada despu¨¦s, Bachar el Asad sigue en el poder.
Fue en la sure?a provincia de Deraa donde el 15 de marzo de 2011 estallaron las primeras protestas que despu¨¦s se extendieron al resto del pa¨ªs y fueron progresivamente reprimidas. Junto al dirigente cerraron filas su n¨²cleo cercano y muchas de las minor¨ªas ¡ªdrusa, cristiana, alau¨ª y palestina¡ª en busca de protecci¨®n frente a la expansi¨®n del yihadismo del Estado Isl¨¢mico (ISIS, por sus siglas en ingl¨¦s) y de Al Qaeda en el pa¨ªs. Promocionando la protecci¨®n de las minor¨ªas ¡ªque suman cerca de la mitad de la poblaci¨®n¡ª, El Asad pudo mantenerse en el poder, apunta por correo electr¨®nico David Lesch, profesor en la Trinity University de Texas y autor de una de las raras biograf¨ªas sobre Bachar el Asad: The new lion of Damascus (El nuevo le¨®n de Damasco).

¡°Los obst¨¢culos para implementar reformas eran simplemente demasiado grandes y muchos grupos poderosos se habr¨ªan visto afectados. En lugar de cambiar el sistema, el sistema autoritario acab¨® por cambiar a Bashar el Asad que aprendi¨® a sobrevivir en el poder y jugar seg¨²n las reglas¡±, sostiene Lesh. ¡°Bachar no es un despiadado Sadam Hussein ni un loco como Gadafi. No habr¨ªa resistido al ataque de potencias extranjeras y de grupos terroristas tantos a?os si no contara con el apoyo de gran parte de la poblaci¨®n¡±, defend¨ªa meses atr¨¢s en Beirut una fuente cercana al mandatario sirio.
Si en 2012 fueron las botas iran¨ªes quienes acudieron en defensa de El Asad, fueron las alas rusas las que en 2015 invirtieron la balanza en el campo de batalla en su favor. La din¨¢mica de guerra ha tornado las hist¨®ricas relaciones de los El Asad con Teher¨¢n y Mosc¨² en una de dependencia de Bachar hacia ambos. Entre medias, la proclamaci¨®n y expansi¨®n del autoproclamado califato del ISIS en junio 2014 fue el detonante para la intervenci¨®n militar tres meses m¨¢s tarde de la coalici¨®n internacional liderada por Estados Unidos.
En el bando contrario, el apoyo en armas de las potencias del Golfo provoc¨® una progresiva islamizaci¨®n y radicalizaci¨®n del bando insurgente. En junio de 2011, la oposici¨®n ya contaba con un ej¨¦rcito armado en Siria y un Gobierno en el exilio reconocidos y apoyados por la comunidad internacional al tiempo que el pa¨ªs se vaci¨® de una cuarta parte de sus ciudadanos en busca de refugio.
La ONU ha responsabilizado al Gobierno de El Asad del empleo de armas qu¨ªmicas en al menos dos ocasiones durante el conflicto y la oposici¨®n le acusa de haber torturado y ejecutado a decenas de miles de presos, as¨ª como le responsabiliza de la mayor¨ªa del medio mill¨®n de muertos. La respuesta de Europa y EE UU se ha materializado con la imposici¨®n de un paquete de f¨¦rreas sanciones econ¨®micas contra El Asad y todo colaborador del Gobierno sirio.
La guerra siria ha quedado encallada en sus fronteras donde luchan media docena de actores internacionales y regionales, mientras que en el plano interno el pa¨ªs ha quedado partido en tres: con las milicias kurdas al noreste; soldados turcos y las milicias salafistas y yihadistas en el norte y noroeste; y El Asad a cargo de la denominada ¡°Siria ¨²til¡± que engloba las principales urbes y arterias del pa¨ªs. Cinco millones de refugiados malviven en asentamientos informales o precarias condiciones en los pa¨ªses vecinos como Turqu¨ªa, Jordania y L¨ªbano frente a los 18 millones que a¨²n permanecen en Siria se ven arrastrados por la aguda crisis econ¨®mica tras sobrevivir a una d¨¦cada de contienda.
El di¨¢logo entre Siria y sus detractores en Occidente ha llegado a un impasse sin que se avisten alternativas a corto plazo. Veinte a?os despu¨¦s de pronunciar aquel discurso de investidura donde apuntaba a reformas, Bachar el Asad controla el 70% de un pa¨ªs sumido en la crisis econ¨®mica y con una factura de la guerra estimada en 350.000 millones de euros por el Banco Mundial. Con la puerta europea cerrada, hoy el dirigente mira hacia el Golfo y Asia en busca de inversores para la reconstrucci¨®n. Atenazados entre la crisis econ¨®mica y las f¨¦rreas sanciones internacionales, el sur del pa¨ªs protagoniz¨® el pasado mes inusuales protestas en las que los manifestantes exigieron reformas econ¨®micas pero tambi¨¦n pol¨ªticas, tal y como sucediera en 2011. El Asad ha respondido cesando al primer ministro, Imad Khamis.
Este domingo, los sirios en zona bajo control gubernamental est¨¢n llamados a votar en los comicios parlamentarios entre la pandemia y la ruina econ¨®mica, mientras que las presidenciales habr¨¢n de celebrarse el pr¨®ximo a?o. Voces detractoras conf¨ªan en que Rusia opte por una transici¨®n pol¨ªtica con un candidato m¨¢s consensuado por la comunidad internacional y as¨ª acelerar la recuperaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs. Opci¨®n poco plausible dice el investigador Thomas Pierret, del centro CNRS-Ireman en Francia: ¡°Reemplazar a El Asad por otro candidato que no sea un clon alau¨ª y militar entra?ar¨ªa el colapso del r¨¦gimen. Rusia no va a tomar semejante riesgo¡±. No quedan rivales para aquel joven oftalm¨®logo que lleg¨® de forma accidental al poder, reiteran en Beirut diplom¨¢ticos y funcionarios europeos: ni entre la oposici¨®n interna ¡°entre la que El Asad ha acabado con todo contrincante v¨¢lido¡±, ni entre la oposici¨®n en el exilio ¡°desconectada de la realidad en el terreno¡±.
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