Una idea est¨²pida para una crisis compleja
El partido de Gobierno ha propuesto que la poblaci¨®n civil colombiana pueda armarse, pero en un pa¨ªs como este la soluci¨®n de los conflictos debe ser pac¨ªfica y mediada por el Estado
Colombia se encuentra en una compleja crisis de seguridad. En los ¨²ltimos tres a?os la violencia, tanto rural, como urbana, no ha hecho otra cosa que agudizarse. Todo esto ha ocurrido en medio de un Gobierno que prometi¨® mano dura, y que, supuestamente, era el indicado para mejorar la seguridad en el pa¨ªs. El deterioro se ha dado en sectores urbanos y, principalmente, en sectores rurales. En estos ¨²ltimos territorios, se puede decir que las disidencias de las FARC se han fortalecido, al igual que el ELN y los grupos disidentes del paramilitarismo. Adem¨¢s, hay un crecimiento de las econom¨ªas ilegales y decenas de municipios se encuentran en una disputa criminal brutalmente violenta.
En los sectores urbanos hay un aumento de la percepci¨®n de inseguridad: las im¨¢genes de asaltos o atracos, hurto a establecimientos comerciales y asesinatos por robar un tel¨¦fono celular o una bicicleta se han visto en los ¨²ltimos meses. La demanda de seguridad se da en todas las ciudades capitales del pa¨ªs y la poblaci¨®n siente que no hay qui¨¦n responda. De hecho, el deterioro de la percepci¨®n se ha acompa?ado del incremento de la xenofobia hacia la poblaci¨®n venezolana. Miles de colombianos creen que los responsables del deterioro de la seguridad es la poblaci¨®n migrante, al igual que se cree que esta poblaci¨®n les est¨¢ quitando los trabajos a los colombianos. El incremento de la xenofobia ha prendido las alarmas en todo el pa¨ªs.
Para solucionar la crisis han salido todo tipo de propuestas e iniciativas, pero algunas de ellas son sencillamente rid¨ªculas, aunque han tomado cierta fuerza. El partido de Gobierno, en cabeza de la pol¨¦mica senadora Mar¨ªa Fernanda Cabal, ha propuesto que la poblaci¨®n civil pueda armarse y permitir el porte de armas de forma m¨¢s relajada. La disculpa es la necesidad de la poblaci¨®n de defenderse y ¡°ayudar¡± o ¡°complementar¡± la acci¨®n de las autoridades.
Sobre esa propuesta, al menos, se pueden decir cuatro cosas. Por un lado, una pistola en escenarios rurales, donde operan grupos criminales, no sirve de nada y si promueve que estos grupos, por buscar armas, asesinen civiles, es decir, un arma en esos escenarios empeora la situaci¨®n. La propuesta no sirve para disminuir la inseguridad. En segundo lugar, tanto en escenarios urbanos como rurales, un arma en la casa es poner en peligro a ni?os, ni?as y mujeres debido a los altos ¨ªndices que violencia intrafamiliar. Con la pandemia ha quedado demostrado que los hogares o las casas son sitios inseguros para las mujeres. Por ende, relajar las reglas del porte de armas aumentar¨¢ los ¨ªndices de feminicidios en el pa¨ªs.
En tercer lugar, en Colombia, debido al crecimiento de organizaciones criminales, hay un aumento de la demanda por armas, as¨ª que relajar el parte con un d¨¦bil sistema de seguimiento no har¨¢ otra cosa que enviar armas al mercado negro. Todas las armas en manos de grupos criminales, a excepci¨®n de las artesanales, en alg¨²n punto fueron legales, pero, tambi¨¦n, en alg¨²n punto se les perdi¨® el rastro. Al final, como el adagio popular, el remedio sale peor que la enfermedad.
El ¨²ltimo argumento es el m¨¢s importante y es que, en una sociedad democr¨¢tica, con problemas profundos de violencia, la poblaci¨®n civil no debe estar armada. La soluci¨®n del conflicto debe ser pac¨ªfica y mediada por el Estado. El monopolio de la fuerza debe estar en manos del Estado. La soluci¨®n al deterioro de la seguridad se resuelve con un sistema de justicia m¨¢s eficaz y eficiente. La ausencia del Estado, su debilidad de institucional es lo que explica la justicia por mano propia. Se debe apuntar a un fortalecimiento institucional de los servicios de seguridad y justicia.
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