Esto es lo que China no quiere que veamos
No solo asusta el r¨¦gimen de Pek¨ªn, sino que asusta Occidente al no saber acoger una pel¨ªcula poderosa como la de Ai Weiwei
?Imaginan un saco de harina que ha quedado apelmazado y que deben volcar en un recipiente s¨®lido y estandarizado? No es tan dif¨ªcil: lo sacudir¨¢n lo suficiente y sin contemplaciones, lo golpear¨¢n sobre la superficie para que pierda la forma adquirida y acabar¨¢n verti¨¦ndolo y apret¨¢ndolo para ajustarlo en su sitio. No quiero amargarles el desayuno, pero esa acci¨®n tan afanosa es lo que nos ense?a Ai Weiwei al colar sus c¨¢maras en el mostrador de entrega de cenizas de v¨ªctimas de la covid ante unos familiares compungidos que, si lloran, son conminados a ser fuertes. Dos funcionarios ejemplares logran aplastar las cenizas hasta encajarlas en la urna, la envuelven en un trapo rojo, la entregan y pasan la bayeta para proceder a la siguiente. Otro sigue a una mujer sollozante por el parque para recordarle que hay que dar ejemplo a los dem¨¢s.
No hay compasi¨®n para los chinos de Wuhan a los que no se les permite recoger los restos de sus muertos en solitario, sino solo a trav¨¦s de sus ¡°unidades de trabajo¡± y a los que no consuela el descuento del 30% en gastos funerarios que les ofrecen en compensaci¨®n. Es una de las realidades que nos ense?a el artista chino exiliado en Inglaterra en CoroNation, una pel¨ªcula poderosa que, sorprendentemente, ¡ªpor ser finos¡ª, no ha logrado colarse en grandes festivales como Toronto, Nueva York o Venecia o en plataformas como Netflix.
La pel¨ªcula fluye entre el silencio o el terrible sonido ambiental, sobrecoge al permitir asomarnos por un ojo de cerradura a ese universo tan inmenso como cerrado que est¨¢ marcando la pauta del mundo. Al verla no solo asusta China, tan eficiente, tan entregada, tan desplegada para confinar, para frenar los contagios y adem¨¢s controlar la informaci¨®n, sino que sobre todo asusta Occidente, asustamos nosotros mismos, que le tenemos tanto miedo que no sabemos acoger y encauzar este material grabado gracias a colaboradores valientes que se lo fueron enviando a Ai Weiwei.
Uno de los trabajadores desplazados a Wuhan para construir un hospital urgente pregunta a su sobrino por videollamada: ¡°?Me echas de menos?¡±. Vive en su coche en un subterr¨¢neo, est¨¢ desesperado. ¡°Cuando vengas tendr¨¦ un espray y te desinfectar¨¦¡±, contesta cari?osamente el peque?o.
No habr¨¢ desinfecci¨®n posible para esta distop¨ªa moderna que China ha hecho realidad y a la que nosotros nos plegamos sin reaccionar.
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