Ai Weiwei: ¡°Occidente est¨¢ perdiendo sus valores¡±
El artista chino, perseguido por el Gobierno de su pa¨ªs, habla sobre ¡®Coronation¡¯, el documental grabado hace un a?o durante el confinamiento de Wuhan que no se atrevieron a programar los grandes festivales y plataformas
El mundo tendr¨¢ que luchar para proteger la libertad de expresi¨®n y la democracia despu¨¦s de la pandemia si quiere construir un ¡°verdadero sistema inmunol¨®gico¡± para la sociedad. La voz de alarma la alza Ai Weiwei (Pek¨ªn, 63 a?os), artista chino perseguido por su Gobierno. Alerta de que China ¡°le ha ganado¡± la batalla estrat¨¦gica a Occidente en una entrevista por videoconferencia un a?o despu¨¦s de que se declarase la pandemia. Y acusa al mundo de haber sucumbido a los intereses financieros, abandonando valores y principios.
En 2020, su pel¨ªcula Coronation abri¨® una ventana a la herm¨¦tica crisis sanitaria en Wuhan. Pero enseguida descubri¨® que las trabas para contar lo que pas¨® en el primer epicentro de la pandemia no solo las pon¨ªa el Partido Comunista Chino. Grandes festivales de cine en Europa y Norteam¨¦rica, as¨ª como Netflix o Amazon, se negaron a proyectar el filme. El 13 de marzo, finalmente, su obra se pudo ver en el Festival de Cine sobre Derechos Humanos de Ginebra, tras entrar en el programa del Festival de Barcelona de la misma tem¨¢tica (entonces se pas¨® tambi¨¦n en Filmin). Pero el artista no se hace ilusiones. Para ¨¦l, el mundo jam¨¢s sabr¨¢ qu¨¦ sucedi¨® realmente en Wuhan a finales de 2019. Y tambi¨¦n avisa: la ola democr¨¢tica de los ¨²ltimos 40 a?os est¨¢ llegando a su fin, y la censura ser¨¢ profunda en el mundo pospandemia. A su juicio, pol¨ªticos como Jair Bolsonaro ignoran el debate entre ¡°la vida y la muerte¡±.
Pregunta. Usted no es bienvenido en China. ?C¨®mo lo hizo para rodar en Wuhan?
Respuesta. Grab¨¦ la primera pandemia en 2003, cuando apareci¨® el SARS. Con lo cual, cuando eclosion¨® la actual, no era la primera vez que trabajaba con el tema. He hecho otras pel¨ªculas de investigaci¨®n en China, lo que me trajo problemas. S¨¦ c¨®mo rodar y qu¨¦ grabar. Contamos con la ayuda de colegas y artistas confinados en Wuhan. Sab¨ªamos que ser¨ªa dram¨¢tico. Pero nunca pens¨¦ que ser¨ªa una explosi¨®n mundial y que a¨²n hoy estar¨ªamos en la misma situaci¨®n, con personas muriendo por miles. Y sin saber cu¨¢ndo se va a acabar todo esto. Me puse en contacto con la gente que conozco y en la que conf¨ªo. Les daba una serie de directrices cada d¨ªa; despu¨¦s, me enviaban las im¨¢genes. Fue incre¨ªblemente dif¨ªcil debido a la situaci¨®n del confinamiento porque la gente no pod¨ªa desplazarse. Pero cont¨¢bamos con personas en seis hospitales y tambi¨¦n en espacios temporales creados para tratar a los pacientes.
Cuando uno no tiene voz, no cuenta. O no es m¨¢s que un n¨²mero. Las emociones y los valores ya no son relevantes
P. ?Qu¨¦ quer¨ªa mostrar?
R. Intentamos mostrar diferentes aspectos. No solo lo de los hospitales. Tambi¨¦n de la vida cotidiana, de la gente abandonada y olvidada. Pienso que la mayor¨ªa de las personas carece de voz en este mundo. Y cuando uno no tiene voz, no cuenta. O no es m¨¢s que un n¨²mero. Las emociones y los valores ya no son relevantes. Presentamos personas que vivieron esa situaci¨®n, y una de ellas se suicid¨® al final.
P. Las plataformas globales no difundieron la pel¨ªcula. ?Qu¨¦ revela eso sobre la influencia de China?
R. Me enorgullezco mucho de lo que hicimos. Esta es, probablemente, la pel¨ªcula m¨¢s importante sobre la pandemia y sobre China. Quer¨ªa mostrar c¨®mo act¨²a China en el escenario pol¨ªtico mundial. Y c¨®mo el mundo entiende a China. Parad¨®jicamente, la primera lecci¨®n que aprend¨ª no fue de China, sino de Occidente. A todos los principales festivales de cine del mundo a los que les intentamos presentar el filme, de Toronto a Nueva York, as¨ª como a distribuidores como Netflix y Amazon, les encant¨® el resultado. No se pod¨ªan creer que hubi¨¦ramos conseguido hacer eso. Algo tan poderoso y emocional, pero al final, la respuesta que obtuvimos fue: ¡°No podemos aceptarla¡±.
P. ?C¨®mo se lo tom¨®?
R. Yo entiendo la situaci¨®n. El mercado del cine, hoy, es chino. En febrero, China super¨® a Estados Unidos como mayor mercado cinematogr¨¢fico del mundo. El principal consumidor del planeta en la actualidad es China y para los festivales esto significa estar bajo una autocensura o bajo censura de China. Est¨¢ claro que solo pueden presentar pel¨ªculas que lleven el Dragon Seal (Sello del Drag¨®n), reconocido por el departamento de propaganda del Partido Comunista Chino. Obtenerlo es pr¨¢cticamente imposible. Muchos de mis compa?eros en China nunca lo van a conseguir. As¨ª que, aunque no critique a China, nadie va a presentar una pel¨ªcula m¨ªa. No pueden estar asociados a mi nombre. Eso afectar¨ªa a sus posibilidades comerciales. All¨ª, solo el Estado compra. No estamos hablando de un pa¨ªs occidental, donde hay agentes privados. Pero incluso la industria del cine en Occidente se neg¨® a proyectar mi pel¨ªcula. No pueden perder aquel mercado. No es algo que est¨¦ bien o mal.
Nos enfrentamos a un monstruo m¨¢s grande de lo que imaginamos. No sabemos d¨®nde est¨¢ el enemigo
P. ?Entonces qu¨¦ es?
R. Occidente est¨¢ totalmente colapsado con la necesidad de capital y por la b¨²squeda de beneficios. Han abandonado las libertades y otros argumentos.
P. ?C¨®mo cree que afectar¨¢ la pandemia a la libertad de expresi¨®n?
R. La cosa empeorar¨¢ en todo el mundo. En China estamos bajo un intenso control y supervisi¨®n. Acabamos de saber que grandes empresas de tecnolog¨ªa han filtrado datos de usuarios a empresas chinas. Todo est¨¢ vigilado por el Gobierno. Por lo tanto, las autoridades pueden controlar la informaci¨®n de individuos en Occidente tambi¨¦n. Esa es la nueva realidad. China venci¨® en t¨¦rminos estrat¨¦gicos y, por eso, podemos prever n¨ªtidamente que la libertad de expresi¨®n se ver¨¢ gravemente afectada. Occidente est¨¢ perdiendo sus valores. Asesinan a un columnista de The Washington Post [Jamal Khashoggi] en una embajada y el Gobierno estadounidense dice que no pasa nada. Si Occidente puede aceptar eso, no hay ninguna posibilidad moral de argumentar. Julian Assange sigue en prisi¨®n. Hablar de libertad de expresi¨®n es una broma. Solo se permite que se diga lo que ellos aceptan. Nunca te dejar¨¢n decir algo realmente crucial o cuestionar lo establecido.
No creo que la pandemia est¨¦ abriendo la mente de la gente para entender la dimensi¨®n del desaf¨ªo al que nos enfrentaremos
P. ?Cree que un d¨ªa sabremos lo que realmente ocurri¨® en Wuhan?
R. No. El r¨¦gimen comunista es muy poderoso y fuerte y mantiene el sigilo. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) hizo solo una misi¨®n superficial. Tambi¨¦n ellos son responsables; al principio de la crisis dijeron que la enfermedad no era transmisible entre seres humanos. Nos estamos enfrentando a un monstruo m¨¢s grande de lo que imaginamos. No hay Estado ni ideolog¨ªa, y no sabemos d¨®nde est¨¢ el enemigo.
La ola de 30 o 40 a?os de democratizaci¨®n est¨¢ llegando a su fin
P. ?Sufrir¨¢ la democracia cuando pase la pandemia?
R. La ola de 30 o 40 a?os de democratizaci¨®n est¨¢ llegando a su fin. Si te fijas en lo que sucede en Brasil o en EE UU, y en tantos otros pa¨ªses, ves que hay un enorme retroceso en la idea del Estado liberal. Muchos de esos pa¨ªses est¨¢n en crisis, dejando un espacio enorme a los reg¨ªmenes autoritarios.
P. ?C¨®mo podemos protegernos de todo eso?
R. La sociedad civil tiene que defender la libertad de expresi¨®n y una voz independiente. Si no tenemos eso, no tendremos el control sobre el futuro.
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