La mancha en la biograf¨ªa de Philip Roth
En menos de veinte minutos, el bi¨®grafo Blake Bailey hab¨ªa eclipsado al novelista que hab¨ªa biografiado. Los tiempos van cambiando
Desde hace un par de d¨ªas me est¨¢ rondando en la cabeza la canci¨®n de Bob Dylan, The Times They Are A Changing, sobre todo, estos versos: ¡°Venid, escritores y cr¨ªticos, que profetiz¨¢is con las plumas, mantened los ojos abiertos, la oportunidad no se repetir¨¢, y no habl¨¦is demasiado pronto, porque la ruleta todav¨ªa est¨¢ girando, y no se puede decir, a qui¨¦n le tocar¨¢, porque el que pierde ahora, ser¨¢ el que gane despu¨¦s, porque los tiempos est¨¢n cambiando.¡±
Dylan, que gan¨® el premio Nobel que tanto se le resisti¨® al novelista Philip Roth, es de esas voces que me hablan cuando estoy d¨¢ndole vueltas a algo. Y, desde hace unos d¨ªas, estoy pensando en Roth, uno de los escritores cuyos libros me han acompa?ado de cuando en cuando. Por ejemplo, en 2003 cuando sali¨® en Estados Unidos La mancha humana, y me lo regalaron porque se supon¨ªa que el peque?o pueblo universitario donde se desarrollaba la acci¨®n era el pueblo donde yo llevaba dos a?os de profesora (aunque en la novela el lugar lleve el nombre inventado Athena). No todo el mundo estaba entusiasmado con la asociaci¨®n del pueblo y su universidad con Roth, ni con el tema de aquella novela: un profesor despedido despu¨¦s de ser acusado de racista.
Roth empez¨® a escribir un poco antes de que yo naciera, y ya estaba en boca de todos en 1968 cuando sali¨® la pel¨ªcula basada en su novela Goodbye Columbus. Al ser un escritor tan contempor¨¢neo, y explosivo, no le¨ª su obra hasta la universidad, cuando una catedr¨¢tica brillante y una gran pensadora feminista, Nancy K. Miller, nos mand¨® leer Patrimonio: una historia verdadera, sobre el declive de la salud de Herman Roth, el padre del escritor. Lo le¨ªmos junto a otros libros, entre ellos, Maus de Art Spiegelman, y las voces, los acentos, y el vocabulario de esos padres, fr¨¢giles y mayores, inmigrantes y supervivientes de los pogromos y el Holocausto, se me mezclaron en la cabeza.
El retrato que hace Roth de Herman es brutal y tierno, divertido e inolvidable. Es un libro que he vuelto a leer, y no ha perdido su fuerza. No es el padre caricatura de otro de El lamento de Portnoy (1969), aunque confieso que tanto el padre como la madre de ese libro tambi¨¦n me dejaron huella. ?C¨®mo olvidar a las madres y vecinas de la familia en Newark, todas, seg¨²n la novela, obsesivamente, perdidamente, y abiertamente enamoradas de sus hijos, a los que llamaban ¡°Lover boy¡± sin titubeos? El aplastante amor de madre es un tema inevitable en la obra de Roth, pero yo no pude terminar El lamento. Cuando el ni?o se hace mayor y empieza a relacionarse con las mujeres, me pierde. Los personajes femeninos me resultaban absurdos, y la trama tambi¨¦n.
Estoy rememorando esas lecturas porque hace apenas unos d¨ªas compr¨¦ el libro electr¨®nico de la nueva biograf¨ªa, autorizada, que contaba con la colaboraci¨®n y bendici¨®n de Roth, de Blake Bailey, Philip Roth: The Biography. Ha sido un ¨¦xito de ventas en Estados Unidos. La hab¨ªa encargado con antelaci¨®n y la esperaba con impaciencia tras ver rese?as magn¨ªficas de escritoras de la talla de Cynthia Ozick en el New York Times. Ella dec¨ªa que la prosa de Bailey es cotidiana y discreta, que no se entromete, y que deja ver la vida de Roth tal como la vivi¨®, y como la sinti¨®.
Apenas hab¨ªa empezado a leer el nuevo libro cuando vi la noticia de que a Bailey, el autor, le hab¨ªan acusado de violaci¨®n y acoso sexual, y que la editorial hab¨ªa congelado la distribuci¨®n de la segunda edici¨®n de la biograf¨ªa. En menos de veinte minutos, la biograf¨ªa del bi¨®grafo hab¨ªa eclipsado la del biografiado. Lo viv¨ª en directo.
Laura Marsh, editora de la revista New Republic, escribe que el tema de la biograf¨ªa era important¨ªsimo para Roth. Lo ve¨ªa como la manera de ajustar cuentas con su exmujer Claire Bloom, y de dise?ar su legado. Roth hab¨ªa ganado muchos premios, pero no el deseado Nobel, y se tuvo que contentar con una placa en Newark. Seg¨²n Marsh, mucho antes de que Bailey apareciera en escena, Roth intent¨® convencer a grandes plumas y amigas para escribir su vida, como la bi¨®grafa Hermione Lee, o Judith Thurman. Contrat¨® por fin a Ross Miller, catedr¨¢tico de la Universidad de Connecticut, pero la cosa no cuaj¨®, y en el 2012 empez¨® su relaci¨®n con Bailey, que ha publicado un tocho de m¨¢s de 900 p¨¢ginas. Desde que las acusaciones contra ¨¦l se hicieron p¨²blicas, Twitter se ha llenado de comentarios escuetos, como el t¨ªtulo de uno de los Caprichos de Goya, tipo ¡°Roth y Bailey: Tal para cual¡°.
La mancha se va extendiendo. Los tiempos siguen cambiando. En mi primera novela, publicada en noviembre del 2020, figuran tanto Roth como el cineasta cancelado Woody Allen. ?Se quedar¨¢n los monstruos sagrados de mi infancia en monstruos y punto? No se sabe como terminar¨¢ lo de Bailey, pero supongo que habr¨¢ una epopeya legal por delante. Como escritora de biograf¨ªas, como lectora, y como mujer, seguir¨¦ el tema con inter¨¦s. De momento, nadie ha hecho desaparecer la biograf¨ªa de Roth de mi lector electr¨®nico. Ya ver¨¦ si me apetece seguir leyendo. O no.
Soledad Fox Maura es catedr¨¢tica en Williams College, y autora de Ida y vuelta. La vida de Jorge Sempr¨²n (Debate).
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