El efecto Bruselas en las finanzas sostenibles
Las normas europeas para favorecer las inversiones verdes pueden aspirar a crear un est¨¢ndar mundial sobre la lucha contra el cambio clim¨¢tico desde el ¨¢mbito empresarial
Europa sigue liderando el mundo en materia de acci¨®n clim¨¢tica. El pasado abril, el Parlamento y el Consejo Europeo llegaron a un acuerdo provisional que plasma en ley el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 55% para 2030 y alcanzar cero emisiones netas en 2050. Por su parte, la Uni¨®n Europea public¨® su muy esperada ¡°taxonom¨ªa de finanzas sostenibles¡±, una medida que podr¨ªa convertirse en un patr¨®n global para las inversiones verdes y transformar los mercados de capital.
En los ¨²ltimos cinco a?os, la conciencia p¨²blica, corporativa y de los inversores respecto de los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG por las siglas en ingl¨¦s) ha aumentado marcadamente. Las inversiones ESG se expandieron de manera exponencial durante la pandemia, y ahora son una de las clases de activos de m¨¢s r¨¢pido crecimiento del mundo, una tendencia que seguramente va a continuar.
De la misma manera, el mercado de bonos sociales, verdes y de sostenibilidad ha tenido un auge en los ¨²ltimos a?os. Entre 2015 y 2019, la emisi¨®n mundial aument¨® m¨¢s de seis veces; el a?o pasado, la emisi¨®n total de bonos sostenibles super¨® el bill¨®n de d¨®lares.
La UE ha desempe?ado un papel central en impulsar este progreso. El Banco Europeo de Inversiones fue el que emiti¨® el primer bono verde del mundo en 2007, y la UE sigue siendo un polo global de bonos ESG actualmente. Es m¨¢s, el euro es la moneda global elegida para las finanzas sostenibles. Aproximadamente el 50% de los mercados de capital sostenible a nivel global est¨¢n denominados en euros, comparado con el 27% en d¨®lares estadounidenses.
Durante la pandemia, la UE ha reforzado su liderazgo de ESG, incluso incorporando bonos verdes y sociales en iniciativas de alivio. Por ejemplo, el Mecanismo Europeo de Estabilidad dise?¨® una l¨ªnea de cr¨¦dito de respuesta a la pandemia de 240.000 millones de euros (290.000 millones de d¨®lares) para atenci¨®n sanitaria en pa¨ªses de la eurozona. Si se solicita, este instrumento estar¨ªa financiado por bonos sociales.
Asimismo, la Comisi¨®n Europea anunci¨® que el 30% del fondo de recuperaci¨®n de la UE de 750.000 millones de euros estar¨¢ financiado con bonos verdes, que comenzar¨¢n a ser emitidos en los pr¨®ximos meses. Y toda la financiaci¨®n para el programa Apoyo Temporal para Atenuar los Riesgos de Desempleo en una Emergencia (SURE por sus siglas en ingl¨¦s) de 100.000 millones de euros de la Comisi¨®n Europea vendr¨¢ en forma de bonos sociales.
Sin embargo, debe hacerse mucho m¨¢s para aprovechar el pleno potencial del capital ESG. Se necesitan metodolog¨ªas y terminolog¨ªa estandarizadas para minimizar una disonancia de mercado e impedir el llamado enverdecimiento (presentar una actividad o inversi¨®n como m¨¢s sostenible de lo que es).
Aqu¨ª nuevamente la UE est¨¢ tomando la delantera, al utilizar regulaciones y lineamientos para fortalecer el mercado de finanzas sostenibles. Por ejemplo, la Comisi¨®n Europea ha creado gu¨ªas de presentaci¨®n de informes relacionados con el clima para las empresas y ha venido desarrollando el Est¨¢ndar de Bonos Verdes de la UE, para ¡°incitar a los participantes del mercado a emitir e invertir en bonos verdes de la UE¡± y mejorar la ¡°efectividad, transparencia, comparabilidad y credibilidad¡± del mercado.
La nueva taxonom¨ªa de finanzas sostenibles es otro paso crucial hacia adelante. A partir de 2022, los inversores y las grandes corporaciones en Europa reportar¨¢n anualmente sobre la porci¨®n verde de sus carteras bas¨¢ndose en criterios y definiciones claros de la taxonom¨ªa, que permitir¨¢n una mejor transparencia y comparaci¨®n. M¨¢s importante, esto deber¨ªa conducir a nuevos y mejores proyectos y actividades en l¨ªnea con los criterios de la taxonom¨ªa, as¨ª como a un redireccionamiento de los flujos de capital y de las inversiones hacia estas actividades.
Pero el impacto de la taxonom¨ªa muy probablemente se extienda mucho m¨¢s all¨¢ de la UE. Despu¨¦s de todo, las regulaciones europeas muchas veces tienen un impacto global.
Las corporaciones multinacionales siguen las regulaciones de la UE ¡ªdesde su Reglamento General de Protecci¨®n de Datos hasta sus reglas ambientales¡ª para ganar acceso a sus mercados de consumo, grandes y adinerados. Pero, dados los costes de ajustar sus operaciones a m¨²ltiples reg¨ªmenes regulatorios, muchas veces tambi¨¦n aplican estas reglas en todas sus operaciones globales. Este es el efecto Bruselas.
Dado que la UE es el mayor mercado de ESG, las empresas globales tienen un fuerte incentivo para construir sus carteras ESG para alinearse con la nueva taxonom¨ªa ¡ªespecialmente si los inversores cada vez m¨¢s favorecen inversiones que cumplan con los est¨¢ndares marcados por Europa¡ª. Esto significa que la taxonom¨ªa de la UE bien puede convertirse en un est¨¢ndar global para las finanzas sostenibles.
Ayuda que las agencias de calificaci¨®n hayan introducido nuevos ratings ESG. As¨ª, si una empresa no cumple con un determinado est¨¢ndar, se le bajar¨¢ la calificaci¨®n de la ¡°lista verde¡± a la ¡°lista marr¨®n¡±, y tendr¨¢ que pagar una prima para acceder a los mercados de capital.
Como vuelve a confirmar el ¨²ltimo Informe Global de Riesgos del Foro Econ¨®mico Mundial, el cambio clim¨¢tico sigue estando entre las principales amenazas a las que se enfrenta la humanidad. Sin embargo, los esfuerzos multilaterales para galvanizar las finanzas verdes muchas veces no han sido suficientes. El llamamiento del Acuerdo clim¨¢tico de Par¨ªs para hacer que los flujos financieros fueran consistentes con un desarrollo resiliente al clima, al parecer, ha ca¨ªdo en o¨ªdos sordos.
Asimismo, Estados Unidos hasta el momento no ha brindado un liderazgo clim¨¢tico efectivo. De hecho, el expresidente Donald Trump busc¨® activamente limitar la inversi¨®n ESG. No deber¨ªa sorprender, por tanto, que el Tesoro de Estados Unidos no haya emitido bonos verdes, y que el d¨®lar estadounidense est¨¦ muy rezagado respecto del euro como la moneda de elecci¨®n para las finanzas ESG.
El presidente estadounidense, Joe Biden, recientemente prometi¨® reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 respecto de 2005, un cambio de marcha importante que deber¨ªa ser valorado. Pero cuando se trata de la inversi¨®n ESG, Estados Unidos est¨¢ rezagado. La UE est¨¢ mucho m¨¢s adelantada. Y, a trav¨¦s del efecto Bruselas, est¨¢ creando un camino mucho m¨¢s tranquilo para todos.
Anu Bradford, profesora de Leyes y Organizaci¨®n Internacional en la Facultad de Derecho de Columbia, es profesora s¨¦nior en el Instituto Jerome A. Chazen para Negocios Globales de la Escuela de Negocios de Columbia. Es la autora de The Brussels Effect: How the European Union Rules the World. Kalin Anev Janse es director financiero del Mecanismo Europeo de Estabilidad.
? Project Syndicate, 2021.
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