El destapado voto de los columnistas
Nada proh¨ªbe a un colaborador publicar a qui¨¦n votar¨¢, pero el peri¨®dico no se permite ir tan lejos
La virulenta campa?a electoral en Madrid ha involucrado a muchos lectores en ese airado ambiente. Por eso, han enviado mensajes subidos de tono por diversos motivos, pero nada les ha soliviantado tanto como que varios columnistas publicaran a qu¨¦ partido iban a votar. Les reprochan que utilicen espacios del diario para hacer proselitismo por unas siglas concretas.
Las apuestas cubrieron casi todo el arco ideol¨®gico. Fernando Savater anunci¨® que votar¨ªa a Isabel D¨ªaz Ayuso (PP). F¨¦lix de Az¨²a, a Ciudadanos. Almudena Grandes se decant¨® por ¡°la izquierda¡± y Vicente Molina Foix, por la ¡°simpat¨ªa y creencia en la cordura metaf¨ªsica de (?ngel) Gabilondo¡±. Javier Mar¨ªas se inclin¨® por la abstenci¨®n.
Las abundantes cr¨ªticas llegaron tambi¨¦n a Cartas al Director, donde se publicaron dos de r¨¦plica a los columnistas, pese a que en esa secci¨®n apenas se difunden textos referidos a art¨ªculos de opini¨®n. El detalle lo ¡°celebr¨®¡± el suscriptor Javier D¨ªaz Malledo.
Varios lectores dicen que en las columnas esperan encontrar argumentos y razonamientos m¨¢s que apuestas por un partido. Es la tesis de Luis Lobo: ¡°Los lectores esperamos leer art¨ªculos interesantes, que nos hagan pensar, que nos muestren la realidad desde un ¨¢ngulo insospechado, que nos confronten a nuestras convicciones. Pero si Savater se limita a decir que S¨¢nchez e Iglesias son muy malos y que lo decente es votar a Ayuso, creo que esto es un timo¡±.
Mar¨ªa del Carmen del Val insiste: ¡°No me ha parecido ni medio bien que conocidos escritores y periodistas que escriben columnas las aprovechen para decir a qui¨¦n van a votar¡±. O S¨¢nchez Luengo: ¡°[Ocupan] un espacio tan prestigioso y valioso de mi peri¨®dico para contarnos a qui¨¦n piensan votar, ilustrando sus argumentos con insultos, mentiras y desprecios¡±. Y Vicente Gimeno: ¡°No es propio de un art¨ªculo de opini¨®n ni en este peri¨®dico ni en ninguno¡±.
Otras cr¨ªticas han sido m¨¢s desabridas. Escribe Javier Berasaluce Bajo sobre el texto de De Az¨²a: ¡°Dice que Podemos y M¨¢s Madrid son ¡®de ideolog¨ªa fan¨¢tica¡¯ (mentira), que M¨®nica Garc¨ªa quiere ¡®desmantelar¡¯ el Zendal (mentira), que Vox es ¡®la derecha tradicional¡¯ (mentira) y nos informa que va a votar a Ciudadanos (?a qui¨¦n le importa?)¡±. Y Edmundo Bueno sobre Savater: ¡°Ya s¨¦ que las columnas de opini¨®n son libres y no tienen que reflejar la opini¨®n del peri¨®dico, pero ver esa opini¨®n en EL PA?S ¡ªel voto a Ayuso¡ª me causa estupor y pena¡±.
EL PA?S siempre ha hecho una cerrada defensa de la libertad de expresi¨®n y tanto el Estatuto de Redacci¨®n como su Libro de estilo aclaran que el diario acoge todas las tendencias. Nada que objetar, por tanto, desde el punto de vista formal. Sin embargo, el peri¨®dico como tal nunca se ha permitido ir tan lejos y no ha pedido en sus editoriales el voto para ning¨²n partido, algo que s¨ª hacen, por ejemplo, otros medios anglosajones.
Por el contrario, EL PA?S ha protagonizado escenas muy estrictas en ese terreno. La m¨¢s relevante ocurri¨® hace 35 a?os, cuando el inolvidable Javier Pradera, hist¨®rico editorialista y primer jefe de Opini¨®n, dimiti¨® porque parte de la Redacci¨®n le afe¨® que en plena campa?a del refer¨¦ndum sobre la OTAN hubiera firmado un manifiesto a favor de la permanencia de Espa?a en la Alianza Atl¨¢ntica.
Por supuesto, no es equiparable la figura del editorialista a la del colaborador. Aun as¨ª, el Comit¨¦ Profesional de la ¨¦poca difundi¨® un comunicado en el que destacaba que, al suscribir aquel manifiesto, Pradera hab¨ªa ejercido ¡°un derecho constitucional incuestionable, que no puede ser limitado ni siquiera por el derecho de los lectores a ser informados imparcial y objetivamente¡±.
Con matices diferentes, la historia se repite y el hoy jefe de Opini¨®n, Andrea Rizzi, se?ala ahora: ¡°El diario aspira a garantizar el m¨¢ximo grado de libertad de expresi¨®n y pluralismo en los art¨ªculos de opini¨®n. El Libro de estilo traza los l¨ªmites: que las opiniones est¨¦n dentro del marco de los valores democr¨¢ticos, no inciten a la violencia, no tergiversen hechos y sean respetuosas con las personas. Anunciar una intenci¨®n de voto no quiebra esas normas. Lo consideramos un tipo de pronunciamiento perfectamente aceptable. El hecho de que haya habido declaraciones de distinto signo es una prueba del pluralismo que este diario quiere cultivar¡±.
En efecto, el peri¨®dico demuestra as¨ª la vocaci¨®n de acoger opiniones diferentes en un medio en el que los columnistas ejercen sin cortapisas la libertad de expresi¨®n; exactamente del mismo modo que en este espacio los lectores ejercen su derecho a opinar sobre lo que quieran, tambi¨¦n sobre los opinadores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.