Acceso a armas: ?derecho humano?
En el debate pol¨ªtico estadounidense est¨¢ que arde el tema sobre si se liberaliza (?m¨¢s!) el acceso a las armas. Es un asunto de inter¨¦s con repercusiones internacionales que deber¨ªan merecer atenci¨®n
Es un lugar com¨²n eso de que la ¡°violencia no tiene fronteras¡±. Pero no pasa de ser eso, un lugar com¨²n, pues se queda en la vaguedad abstracta. Hay dos situaciones concretas de violencia y terror ¡°sin fronteras¡± que tienen, sin embargo, mucho en com¨²n: la incesante violencia armada en M¨¦xico y el terrorismo en los EE UU. Dos entornos muy distintos. Que comparten, sin embargo, la permisividad de una legislaci¨®n y algunos alegados ¡°principios¡± libertinos y de derechos individuales de comercio de herramientas letales.
Muchos asesinatos en M¨¦xico y al ¡°sur del rio Grande¡±. Desde hace a?os. En ello, sin duda, la contribuci¨®n local de poderosas bandas de crimen organizado junto con la ineptitud -o venalidad- de instituciones o autoridades locales son los factores decisivos. Pero tambi¨¦n tenemos, en paralelo, una sucesi¨®n de acciones terroristas en territorio estadounidense, la mayor¨ªa de ellas impunes. Ataques, adem¨¢s, premunidos muchas veces de herramientas letales adquiridas legalmente en almacenes o exhibiciones de armas de fuego usualmente en algunos de los Estados del sur (California, Arizona o Texas).
En el debate pol¨ªtico estadounidense el tema est¨¢ que arde sobre si se liberaliza (?m¨¢s!) el acceso a armas letales. Es un asunto de inter¨¦s y preocupaci¨®n, por cierto, para muchos en los EE UU. Pero tiene repercusiones internacionales que deber¨ªan merecer atenci¨®n en espacios como el G-7 o las Naciones Unidas. O en algunos Estados en la UNODC, tan concentrados, a veces, en una visi¨®n tradicional del narcotr¨¢fico (los ¡°pa¨ªses productores¡±) y en hacer buena letra en el discurso con lo que sospechan es lo que quieren algunos del norte.
Lo de M¨¦xico es m¨¢s conocido; lamentablemente, se ha convertido en informaci¨®n casi rutinaria. Est¨¢ probado hasta la saciedad que el 70% de las armas utilizadas en delitos letales en M¨¦xico proven¨ªan de EE UU, seg¨²n informes de la GAO (Government Accountability Office) del Gobierno de Washington y de la Secretar¨ªa de Relaciones Exteriores de M¨¦xico. Un polic¨ªa mexicano es asesinado cada 16 horas con alguna de esas armas.
Entre otros, el periodista y escritor estadounidense Ioan Grillo y varios autores, han descrito y analizado la relaci¨®n directa entre el dinero y las armas. Es amplio y preciso en esto Grillo en su libro Blood, Gun, Money. En esa y otras fuentes queda claro que el grueso de las armas de los carteles mexicanos son compradas -legalmente- en el liberal mercado de armas estadounidense.
La gran mayor¨ªa de las armas en M¨¦xico proviene de Texas; luego de California y Arizona. Un 25% de los 130.000 locales con licencia de venta de armas en los EE UU se encuentra en esos Estados. En la ¨²ltima d¨¦cada habr¨ªan entrado de manera ilegal a M¨¦xico entre 250.000 y 280.000 armas de fuego anualmente. Sobran comentarios.
Plantea Grillo, tambi¨¦n, c¨®mo simples medidas legislativas en EE UU podr¨ªan cortar ese circuito de dinero y muerte. A ellas se opone, sin embargo, el poderoso lobby de las armas y de la emblem¨¢tica organizaci¨®n de ultraderecha NRA (National Rifle Association) que otrora presidiera Charlton Heston, el Ben Hur de los 60 y gris actor de Hollywood, Charlton, receptor de un generoso Oscar en 1960.
Hay pues, en todo esto, una responsabilidad compartida con EE UU por lo que la actual discusi¨®n en ese pa¨ªs sobre las leyes que deben regular el comercio de armas no es un asunto interno sino de tanta incumbencia internacional como es el narcotr¨¢fico o el tr¨¢fico ilegal de personas.
La permisividad mata mucha gente dentro de EE UU, en algunos casos por terrorismo (de extrema derecha en su gran mayor¨ªa). M¨¢s de un muerto al d¨ªa era consecuencia de tiroteos seg¨²n Mass Shooting Tracker (MST). Seg¨²n investigadores de la Universidad de Pensilvania entre 2009 y 2017 se registraron m¨¢s de 329 lesiones por armas de fuego al d¨ªa. 2020 m¨¢s de 19.000 personas, sin contar suicidios, murieron con armas de fuego; la cifra m¨¢s alta en m¨¢s de 20 a?os. El promedio desde 1999 era de 11.500 anuales.
El terrorismo dentro de los EE UU es parte de esta realidad. En ello la permisividad en la venta de armas aporta en segar vidas. Y queda claro, adem¨¢s que la fuente del terror en el gran pa¨ªs del norte son ante todo, desde hace a?os, grupos de extrema derecha; desde mucho antes que Trump alentara a sus huestes al asalto al Capitolio a inicios de enero. Actos movidos y llevados a cabo por los mismos que ideol¨®gicamente -o conceptualmente- usufruct¨²an y distorsionan la famosa 2? enmienda de la Constituci¨®n sobre el supuesto derecho a la tenencia de armas de fuego.
De acuerdo a The Economist, entre 2009 y 2018 los supremacistas blancos fueron los causantes de las tres cuartas partes de los 313 asesinatos con armas de fuego por extremistas en ese lapso. En el banco de datos sobre terrorismo global del Washington Post, de los actos producidos en los EE UU en el lapso 2010-2017, 92 fueron llevados a cabo por extremistas y 38 por algo que se podr¨ªa llamar ¡°jihadistas¡±.
Un informe del Departamento de Seguridad Nacional de EE UU de fines del a?o pasado expresa la preocupaci¨®n ¡°por los extremistas violentos de la supremac¨ªa blanca que han sido excepcionalmente letales¡±. Los datos son contundentes: casi el 70% de los atentados y complots tienen ese origen.
En ese contexto, pues, es un asunto de inter¨¦s continental el curso que tome la discusi¨®n pol¨ªtica y legislativa sobre las normas para regular -o no- la adquisici¨®n de armas de fuego en EE UU en un a?o como este en el que se conmemora el vig¨¦simo aniversario de la adopci¨®n por unanimidad en la OEA de la Carta Democr¨¢tica Interamericana, es un tema de inter¨¦s regional por las implicaciones que puede tener en esta delicada materia.
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