Progreso legislativo
La ley del clima ampl¨ªa el abanico de reformas que impulsan el avance social
El Congreso de los Diputados aprob¨® ayer la Ley de Cambio Clim¨¢tico y Transici¨®n Energ¨¦tica, que representa un importante avance para Espa?a en una de las cuestiones de mayor trascendencia de nuestro tiempo. La normativa podr¨ªa haber sido m¨¢s ambiciosa en cuanto a objetivos y quedan flancos ¡ªla fiscalidad verde¡ª que habr¨¢ que abordar en o...
El Congreso de los Diputados aprob¨® ayer la Ley de Cambio Clim¨¢tico y Transici¨®n Energ¨¦tica, que representa un importante avance para Espa?a en una de las cuestiones de mayor trascendencia de nuestro tiempo. La normativa podr¨ªa haber sido m¨¢s ambiciosa en cuanto a objetivos y quedan flancos ¡ªla fiscalidad verde¡ª que habr¨¢ que abordar en otras iniciativas. Pero, en conjunto, la ley salda una deuda con un retraso muy grave y encarrila al pa¨ªs en la direcci¨®n adecuada. La aprobaci¨®n de esta norma en una materia tan importante es una circunstancia que invita a una reflexi¨®n sobre el estado del parlamentarismo espa?ol, intentando sortear la polvareda que levanta el tumultuoso momento de la pol¨ªtica en este pa¨ªs.
Debe en primer lugar subrayarse que la heterog¨¦nea mayor¨ªa parlamentaria de esta legislatura ha logrado la aprobaci¨®n de un ya consistente paquete de reformas. Esta constelaci¨®n de partidos, calificada en t¨¦rminos lamentablemente despectivos por la derecha, no es otra cosa que la representaci¨®n pol¨ªtica de la mayor¨ªa de la sociedad espa?ola. En el Congreso, soberano hasta que otras elecciones cambien su configuraci¨®n, los partidos de centroderecha representan un 42% de los votos. Los dem¨¢s son el principal sost¨¦n ¡ªal que a veces se han sumado los grupos de centroderecha¡ª de un conjunto de medidas que, adem¨¢s de los presupuestos, incluyen la ley de eutanasia (un indudable avance civil que algunos de los que se proclaman liberales en cuesti¨®n de apertura de los bares rechazaron delatando sus instintos profundamente conservadores); la ley de protecci¨®n de la infancia; la del ingreso m¨ªnimo vital; o la de educaci¨®n (que, aunque objeto de una comprensible pol¨¦mica en su apartado ling¨¹¨ªstico, promueve importantes mejoras, por ejemplo en el terreno de la segregaci¨®n socioecon¨®mica). Algunos de los partidos de la constelaci¨®n que han apoyado estas reformas mantienen posiciones que este peri¨®dico considera inaceptables. Las reformas, en s¨ª mismas, tienen aspectos discutibles. Su ejecuci¨®n est¨¢ por evaluar. Pero, en conjunto, representan un claro impulso de progreso para la sociedad espa?ola. El ruido de la pol¨ªtica espect¨¢culo y de los rencores acumulados no deber¨ªa ocultarlo.
Estos activos no excluyen importantes deficiencias en la relaci¨®n del Gobierno con el Legislativo. La gestaci¨®n del plan de recuperaci¨®n con fondos europeos encarna bien los aspectos deficitarios. Si bien corresponde al Ejecutivo perfilar la estrategia de inversiones y reformas, un proyecto de semejante calado requer¨ªa un mucho mayor nivel de engarce con el Parlamento, como sede natural de representaci¨®n de las fuerzas pol¨ªticas. Fue un error no buscarlo. La gesti¨®n ordinaria, por otra parte, tambi¨¦n exhibe una insatisfactoria tendencia a recurrir a la gestaci¨®n de las iniciativas en sede gubernamental, para aterrizarlas en el Parlamento solo a ¨²ltima hora, en una manera de proceder que dista de lo ideal. Esto ha deparado alguna desagradable sorpresa, forzando grandes concesiones por la situaci¨®n de urgencia, y en definitiva comprime el papel del Legislativo de una forma cuestionable.
La oposici¨®n, por su parte, tiene una destacada responsabilidad en el deterioro del parlamentarismo espa?ol. El PP de Pablo Casado vive instalado en una oposici¨®n radical que muy a menudo parece anteponer los intereses del partido a los del conjunto de la naci¨®n. En todo caso, brilla por su escasez la actitud constructiva. En la forma, la instrumentalizaci¨®n de temas sensibles y la ligereza con la que se recurre a la ret¨®rica incendiaria causan semana tras semana un hondo da?o.
Espa?a tiene por delante una trascendental etapa de reformas, como ha subrayado ayer el Banco de Espa?a. Visto el panorama, resulta casi ingenuo esperar que pueda haber una cooperaci¨®n constructiva entre las fuerzas pol¨ªticas parlamentarias. Otros pa¨ªses ¡ªincluso algunos con pol¨ªticas conflictivas como Italia¡ª lo logran. Aqu¨ª parece imposible. No estar¨ªa mal empezar al menos por elevar al Parlamento con una pugna m¨¢s noble.