P¨¦simo arranque
El talante de Aragon¨¨s no disipa los oscuros presagios del nuevo Govern
Tras casi 100 d¨ªas de tortuosas negociaciones entre los grupos independentistas, el jefe efectivo de Esquerra, Pere Aragon¨¨s, es ya el nuevo president de la Generalitat. Lo han elegido diputados representativos del 48,05% de los votantes (y no del 52%, como alega el secesionismo, pues grupos similares quedaron fuera de la C¨¢mara). La fractura e inquina mutua entre los partidos negociadores, obscenamente exhibida en estos tiempos de emergencia nacional, deteriora la confianza de una ciudadan¨ªa ¡ªat¨®nita y exhausta¡ª sobre el inicio y las expectativas de la legislatura.
De la llegada del republicano al poder catal¨¢n solo cabe apreciar, tras las elecciones del 14-F, su talante respetuoso, formalmente dialogante y cort¨¦s, que contrasta con el tono desafiante, desabrido y extremista de sus dos inmediatos predecesores. Una mejora en los modales que deber¨ªa procurar cierto alivio tras un decenio de proc¨¦s plagado de incidentes divisivos. Pero es, sobre todo, requisito para recuperar, siquiera levemente, el arruinado prestigio de las instituciones de la Generalitat. Primero, de su presidencia, mellada por el aventurero Carles Puigdemont y su vicario, Quim Torra. En pol¨ªtica y en la vida, las formas forman parte del fondo.
Todo el resto, esto es, el programa de la coalici¨®n entre Esquerra y la derechista Junts y, aunque en menor grado, el discurso de investidura de Aragon¨¨s, constituye un desprop¨®sito que hace prever que Catalu?a seguir¨¢ en el hoyo de la descohesi¨®n c¨ªvica, el letargo econ¨®mico y la marginalidad pol¨ªtica. Los ¡°objetivos nacionales¡±, como el de ¡°culminar la independencia¡± (Aragon¨¨s) o ¡°conseguir la independencia y alcanzar la rep¨²blica catalana¡± (acuerdo de gobierno para la investidura) son ilusorios. Porque la disuasoria experiencia pasada es una referencia b¨¢sica; porque la mitad (o m¨¢s) de los catalanes est¨¢ en contra; porque la democracia espa?ola es m¨¢s s¨®lida que sus impugnantes, y porque la UE apoya, como le obliga el Tratado, la integridad territorial de sus socios. Otro tanto sucede con los fines intermedios declarados. La amnist¨ªa no solo est¨¢ excluida del ordenamiento constitucional, sino que ¨²nicamente es viable en el cambio de una dictadura a una democracia, no en el seno de estas. Y el derecho a la secesi¨®n est¨¢ fuera de lugar en Catalu?a, seg¨²n la doctrina y la jurisprudencia internacional.
As¨ª que huelga el apartado program¨¢tico dedicado a la ¡°estrategia independentista¡±: seis p¨¢ginas, frente a los dos exiguos p¨¢rrafos sobre la recuperaci¨®n econ¨®mica mediante el uso de los fondos europeos Next Generation; frente a la total ausencia de una m¨ªnima propuesta sobre impuestos ni financiaci¨®n auton¨®mica, y al recelo ¡ªprohibici¨®n pr¨¢ctica, instada por la CUP¡ª ante la energ¨ªa e¨®lica. Solo parte de su agenda social (refuerzo de la salud y educaci¨®n p¨²blicas) tiene sentido. Los matices de Aragon¨¨s de ¡°gobernar para todos¡± ¡ªcontradictorio con la coordinaci¨®n interna limitada a los independentistas¡ª y de enfatizar el di¨¢logo con el Gobierno ¡ªque choca con la propuesta de ¡°un embate¡± confrontacional, un tope de dos a?os a la negociaci¨®n y la animosidad de Junts¡ª limitan algo las aristas del plan del Govern, sacudido ya por la dimisi¨®n previa de la candidata de Junts a la vicepresidencia, Elsa Artadi, urdida por el c¨ªrculo de Puigdemont. En resumen: un p¨¦simo arranque.
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