Razones

Todos queremos tener raz¨®n (posible definici¨®n de fascista: el que me lleva la contraria) pero pocos nos molestamos en buscar razones. ?Para qu¨¦? La man¨ªa de argumentar debilita la evidencia arrebatadora de nuestra causa: se empieza discutiendo el porqu¨¦, el c¨®mo y el cu¨¢ndo, y se acaba convencido por el otro o sea traidor. Por eso la lectura de Secesionismo y democracia (ed. P¨¢gina Ind¨®mita), el libro cristalino y contundente de F¨¦lix Ovejero, es un t¨®nico para nuestro raciocinio pero al final nos deja un punto desolado. En poco m¨¢s de cien p¨¢ginas bien documentadas se desmonta la osamenta motivacional del separatismo (cualquiera que sea) y se demuestra que es incompatible con una versi¨®n s¨®lida de la democracia. Pero ?de qu¨¦ sirve tanta clarividencia? ?Acaso alguien que ha adoptado un dogma por sus tripas y no por su cerebro renunciar¨¢ a ¨¦l cuando se le den razones convincentes? Ni las quiere ni las espera. Y sobre todo no piensa enredarse en un debate fatigoso adem¨¢s de comprometedor. Usted es un fascista y yo un dem¨®crata de bien: punto pelota. Y si no al rev¨¦s pero, mire, me da lo mismo porque la raz¨®n tambi¨¦n la tengo yo...

Ovejero, a quien considero el mejor pensador pol¨ªtico de nuestro pa¨ªs, no se detiene en las circunstancias particulares del separatismo catal¨¢n, vasco o cualquier otro. Tampoco entra en lamentos sobre los perjuicios econ¨®micos que producir¨ªa la secesi¨®n ni lloriquea sobre el desgarro sentimental: ¡°?con lo que queremos a los catalanes! O ?qu¨¦ ser¨¢ de nosotros sin los vascos?¡±. Trata el caso como si fuese racismo o sexismo, es decir: unos ciudadanos que se atribuyen el poder de limitar los derechos de otros en nombre de caracter¨ªsticas biol¨®gicas, culturales o territoriales. Sin subterfugios ni florituras...