Tranquilidad vacunal
Hay grandes problemas a los que hacer frente en esta pandemia, especialmente el fortalecimiento de unos recursos sanitarios exhaustos, pero la segunda dosis de la vacuna no es uno de ellos
La tardanza en la decisi¨®n sobre la segunda dosis de la vacuna que hab¨ªa de ponerse a los menores de 60 a?os que recibieron la primera de AstraZeneca ha sembrado una inquietud y una confusi¨®n que no por ser leg¨ªtimas est¨¢n justificadas. El Gobierno esper¨® los informes correspondientes antes de inclinarse por una segunda dosis de Pfizer y evitar as¨ª los escas¨ªsimos, pero existentes, riesgos de trombosis de la vacuna anglosueca. Lo hizo a partir de un estudio de 600 vacunados con esa pauta en los que se comprob¨® la buena inmunizaci¨®n alcanzada. La autoridad europea, sin embargo, se inclin¨® por mantener la recomendaci¨®n de AstraZeneca y el Gobierno y las comunidades optaron en Consejo Interterritorial por permitir a los vacunados esta opci¨®n mediante firma de consentimiento.
La confusi¨®n es leg¨ªtima, decimos, pero la tranquilidad es la mejor receta posible ante el dilema entre ambas opciones que afrontan los ciudadanos, que no tienen por qu¨¦ poseer los conocimientos precisos. La comunicaci¨®n por parte del Gobierno de que cuatro personas han muerto en una veintena de episodios de trombo tras la inyecci¨®n de AstraZeneca el mismo d¨ªa en que subrayaba su recomendaci¨®n para Pfizer ha a?adido incertidumbres.
Lo cierto es que las dos opciones conducen a la inmunizaci¨®n, seg¨²n los diversos estudios cient¨ªficos. Y que la covid es una enfermedad nueva, en construcci¨®n, como lo son la cura y las vacunas que tan r¨¢pidamente se han fabricado, por lo que parar el reloj de tanto en tanto y corregir opciones est¨¢ dentro de la l¨®gica. A las incertidumbres cabe enfrentar la certeza de que la ciencia avanza a una velocidad extraordinaria y que, a pesar de las nuevas variantes, la inmunizaci¨®n ha hecho descender el ritmo de contagios en Europa. El virus a¨²n requiere una vigilancia f¨¦rrea, una enorme prisa por extender la vacunaci¨®n por todo el mundo y una lucha denodada contra nuevas variantes, como las que asolan Vietnam o la India, adem¨¢s de una profunda investigaci¨®n sobre sus causas. En Espa?a, se necesita enorme transparencia por parte del Gobierno y un cuidado extremo en el correcto manejo de la informaci¨®n frente a episodios como la difusi¨®n de los muertos por trombo el d¨ªa en que se apelaba a optar por Pfizer. Pero la realidad es que en Espa?a se han administrado 26,1 millones de dosis, 8,8 millones de personas ya tienen la pauta completa y el ritmo de contagios sigue descendiendo (124 por 100.000 habitantes en 14 d¨ªas). Hay grandes problemas a los que hacer frente, especialmente el fortalecimiento de unos recursos sanitarios exhaustos, pero la segunda dosis no es uno de ellos.
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