Espa?a-Marruecos: crisis profunda
El pulso con Rabat requiere unidad interna y coordinaci¨®n con la UE y EE UU

Marruecos expres¨® el lunes de manera expl¨ªcita, con un extenso comunicado de su Ministerio de Exteriores, la verdadera naturaleza del pulso que est¨¢ echando a Espa?a. La decisi¨®n del Gobierno espa?ol de acoger al l¨ªder del Frente Polisario, Brahim Gali, por razones humanitarias, no es la causa del desencuentro, como hasta entonces hab¨ªa sostenido, sino solo un pretexto. ¡°La crisis no est¨¢ limitada al asunto con un hombre. No comienza con su llegada ni terminar¨¢ con su partida¡±, advirti¨®. La raz¨®n de fondo es la posici¨®n de Espa?a sobre el S¨¢hara Occidental, que Rabat llega a comparar con Catalu?a, en una burla a la historia y al derecho internacional, obviando que la primera es un territorio pendiente de descolonizaci¨®n, seg¨²n la doctrina de Naciones Unidas, y la segunda, una comunidad aut¨®noma espa?ola. La crisis, pues, queda expuesta en toda su profundidad y no pueden descartarse nuevas sacudidas. En ella, ser¨¢ importante que el Gobierno espa?ol logre mantener el firme respaldo de la UE ¡ªcomo ha venido siendo hasta ahora, con una significativa frialdad de Francia hacia Rabat¡ª y que sepa transmitir con eficacia sus argumentos a Estados Unidos.
En cuanto al pretexto, la justicia espa?ola dej¨® ayer en libertad a Gali tras interrogarle telem¨¢ticamente desde el hospital de Logro?o donde est¨¢ ingresado por covid sobre las denuncias de torturas y genocidio que pesan sobre ¨¦l. El juez no dict¨® ninguna de las medidas cautelares solicitadas por las acusaciones. Consider¨®, entre otras cosas, que no hay indicios suficientes de su implicaci¨®n en esos cr¨ªmenes. En este apartado, cabe esperar que Rabat entienda que, en Espa?a, la justicia es independiente.
En cuanto al fondo de la cuesti¨®n, cabe se?alar que Espa?a no ha cambiado desde hace d¨¦cadas su posici¨®n sobre el conflicto en su antigua colonia: aboga por una soluci¨®n negociada entre las partes en el marco de la ONU. Ni siquiera exige la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n; tampoco descarta la autonom¨ªa ofrecida por Marruecos. Acepta cualquier soluci¨®n fruto de un pacto y bendecida por la comunidad internacional. El reconocimiento por parte de Donald Trump de la soberan¨ªa marroqu¨ª sobre el S¨¢hara no cambia una sola coma del derecho internacional. El Gobierno espa?ol har¨¢ bien en no modificar su posici¨®n. Rabat deber¨ªa abstenerse de una presi¨®n brutal que busque ese cambio y, de paso, altere los equilibrios de la UE en materia del S¨¢hara (con Francia en un extremo y Alemania en el otro).
Nadie discute el derecho de Marruecos a expresar su malestar a trav¨¦s de los instrumentos de la diplomacia. Lo que resulta inaceptable es empujar a miles de personas a jugarse la vida cruzando ilegalmente la frontera; o impedir que regresen a su hogar casi 13.000 temporeras que han recogido la fresa en Espa?a. Esto supone convertir a sus ciudadanos en v¨ªctimas de maniobras pol¨ªticas, lo que no solo se aparta de las pr¨¢cticas diplom¨¢ticas, tambi¨¦n de los usos propios de pa¨ªses civilizados.
En esta coyuntura, en la que otro pa¨ªs presiona a Espa?a para que cambie su postura en un asunto capital de la pol¨ªtica exterior, fruto de amplio consenso pol¨ªtico, resulta inaceptable que el l¨ªder del PP, Pablo Casado, aproveche para arremeter contra el Gobierno, dando p¨¢bulo a la versi¨®n marroqu¨ª, desmentida por las autoridades espa?olas, de que Gali entr¨® con documentaci¨®n falsa. Su conducta no se ajusta el est¨¢ndar de hombre de Estado.
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