La prioridad son los menores
Las comunidades tienen que implicarse en la soluci¨®n de la crisis en Ceuta
Marruecos ha tenido que replegar velas en su intento de establecer un pulso con Espa?a y la Uni¨®n Europea. Tras dos d¨ªas, tuvo que cerrar de nuevo el paso fronterizo con Ceuta y aceptar el regreso de la mayor parte de los casi 9.000 inmigrantes que hab¨ªan entrado ilegalmente en la ciudad gracias a la pasividad de su polic¨ªa. Aunque la crisis diplom¨¢tica sigue abierta, la r¨¢pida y firme reacci¨®n tanto del Gobierno espa?ol como de la Uni¨®n Europea mostr¨® desde el primer momento que el ¨®rdago era un error y estaba condenado al fracaso. Europa ha respaldado sin fisuras a Espa?a dejando claro que la frontera espa?ola es frontera europea.
El motivo que alent¨® la iniciativa marroqu¨ª fue la decisi¨®n de Espa?a de acoger al l¨ªder del Frente Polisario Brahim Gali, gravemente enfermo de covid, para que recibiera asistencia m¨¦dica. Fue en respuesta a una petici¨®n de ayuda humanitaria para Gali por parte de Argelia, cuyas relaciones de vecindad son igualmente importantes para Espa?a. Pero el gesto se produjo cuando el reino alau¨ª estaba en plena ofensiva internacional para lograr su soberan¨ªa sobre el S¨¢hara Occidental despu¨¦s de que Donald Trump la reconociera en diciembre pasado, al margen de los dict¨¢menes de Naciones Unidas, a cambio de que Marruecos estableciera relaciones diplom¨¢ticas con Israel.
Si Rabat pudo sentirse agraviado por no haber sido informado, la respuesta deb¨ªa haber sido diplom¨¢tica y en ning¨²n caso a trav¨¦s de la v¨ªa de los hechos consumados utilizando adem¨¢s como arma de presi¨®n una cuesti¨®n tan sensible como la inmigraci¨®n. La maniobra se ha vuelto contra el propio Gobierno de Marruecos, que ha aparecido ante la comunidad internacional como un poder arbitrario capaz de utilizar sin escr¨²pulos el deseo de emigrar de sus propios ciudadanos y poner en riesgo la vida de miles de menores con los que tiene un especial deber de protecci¨®n.
Espa?a tiene que resolver ahora de forma r¨¢pida y eficaz el destino de los menores que permanecen en Ceuta. El objetivo es lograr que el m¨¢ximo n¨²mero de estos pueda volver con sus familias y acoger dignamente a los que no puedan ser repatriados. Las condiciones en que viven son inaceptables. Una ciudad de 85.000 habitantes y 19 kil¨®metros cuadrados no puede afrontar sola este reto. La prioridad de restablecer la normalidad no debe pasar por delante de los derechos humanos, como ha ocurrido con algunas devoluciones en caliente de menores en las que se ha podido vulnerar la ley.
No es la primera crisis ni ser¨¢ la ¨²ltima y de nuevo se ha puesto de manifiesto la principal carencia de la pol¨ªtica migratoria, tanto en Espa?a como en Europa: la falta de un mecanismo justo y ordenado de reparto, en este caso de los menores que llegan, entre las diferentes comunidades aut¨®nomas. Pese a todas estas sombras, hay que resaltar dos consecuencias positivas: que Europa ha respondido con firmeza en la protecci¨®n de sus fronteras exteriores y que la unidad pol¨ªtica es la mejor respuesta ante un embate como este y la mejor forma de dejar sin ox¨ªgeno el discurso xen¨®fobo de la ultraderecha.
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