?Puede la oposici¨®n derrotar a L¨®pez Obrador?
La pregunta de fondo es si estas victorias pueden ser consideradas como el principio de una tendencia que lleve a un fortalecimiento de la oposici¨®n que le permita derrotar al obradorismo en tres a?os
En los comicios de este domingo la oposici¨®n demostr¨® que puede lastimar electoralmente al poderoso movimiento que encabeza el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Logr¨® arrebatarle el control de la mitad de las delegaciones en la Ciudad de M¨¦xico, tradicional basti¨®n de la izquierda, y darle un mordisco a las mayor¨ªas que detenta en la C¨¢mara de Diputados. No es un m¨¦rito menor, considerando los amplios niveles de aprobaci¨®n popular de los que goza el presidente. Sin embargo, no nos enga?emos, la fortaleza exhibida no alcanza ni de lejos a considerar la posibilidad de una victoria en el caso de un refer¨¦ndum o, en ¨²ltima instancia, la sucesi¨®n en 2024. Morena obtuvo m¨¢s diputados que el PRI y el PAN sumados; y si consideramos a sus aliados del PT y del PVEM (que en realidad ganaron distritos porque iban en alianza con Morena), la suma supera f¨¢cilmente el 50%. En t¨¦rminos militares dir¨ªamos que la estrategia de guerrillas alcanz¨® para detener el avance del ej¨¦rcito rival (en este caso en lo que toca a las reformas estructurales en el Congreso), pero las posibilidades de derrotarlo en campo abierto, a partir de lo exhibido, siguen siendo nulas.
La pregunta de fondo es si estas victorias parciales pueden ser consideradas como el principio de una tendencia que lleve a un fortalecimiento tal de la oposici¨®n que le permita derrotar al obradorismo dentro de tres a?os. Revisemos.
El PRI. Ning¨²n factor ser¨¢ m¨¢s significativo que la evoluci¨®n pol¨ªtica del PRI. Sin este partido la alianza electoral anti obradorista se resquebraja. No hab¨ªa sido f¨¢cil hacer un bloque con el PAN, su otrora archienemigo y en buena medida lo hizo porque carec¨ªa de cualquier otra opci¨®n frente al avance de Morena entre sus propias filas y territorios. Pero justamente ese canibalismo entre el movimiento obradorista y el tricolor, en detrimento de este ¨²ltimo, f¨¢cilmente podr¨ªa convertirse en convergencia dadas las afinidades ideol¨®gicas o la historia compartida. Basta ver el origen pri¨ªsta de los principales cuadros del gobierno de la 4T. En muchos sentidos el ideario obradorista est¨¢ m¨¢s cercano al del PRI de los a?os setenta que al de una izquierda moderna y urbana. El presidente se?al¨® el lunes pasado la posibilidad de negociar con este partido los votos necesarios en la c¨¢mara, para alcanzar la cifra necesaria para las reformas constitucionales. Esto entra?ar¨ªa una nueva relaci¨®n entre dos partidos que en realidad comparten base social. La mera suspensi¨®n de la ominosa pr¨¢ctica de convertir diputados pri¨ªstas en morenista ser¨ªa ya una carta para negociar. Y hay otras. Para decirlo sin tapujos, acuerdos como el que Morena amarr¨® con el PVEM para concederle la gubernatura en San Luis Potos¨ª, presentando deliberadamente a una candidata d¨¦bil y destinada a perder. En los pr¨®ximos tres a?os el PRI estar¨ªa condenado a perder una a una las gubernaturas que posee y lleguen a t¨¦rmino; ?qu¨¦ estar¨ªa dispuesto a conceder el PRI para conservar uno o dos de estos desesperados reductos?
Movimiento Ciudadano. En esta elecci¨®n el MC se mantuvo al margen de la confrontaci¨®n entre los dos bloques, pero esto podr¨ªa cambiar. A pesar de haber sido un aliado hist¨®rico del obradorismo en el pasado, hoy se encuentra m¨¢s cerca de las posiciones opositoras. No obstante el campanazo que representa su triunfo en Nuevo Le¨®n y en alcald¨ªas claves en Jalisco, entre otras, se trata m¨¢s de una selecci¨®n afortunada de candidatos reclutados en el ¡°mercado libre¡± que una fortaleza org¨¢nica o una militancia estable. Obtuvo 23 diputados en esta elecci¨®n, tres veces menos que el PRI, con lo cual dif¨ªcilmente podr¨ªa compensar una eventual renuncia de este partido a la alianza.
Partido Verde. Aunque sus porcentajes hist¨®ricos de votaci¨®n rondan el 5%, se trata de un partido que debido a su oportunismo goza de una descarada sobre representaci¨®n en las C¨¢maras y, por lo mismo, es un factor bisagra estrat¨¦gico en cualquier decisi¨®n legislativa relevante. Los 42 diputados obtenidos gracias a la alianza resultan particularmente poderosos en la pr¨®xima legislatura; sin ellos Morena no est¨¢ en condiciones de conseguir siquiera la mayor¨ªa simple que necesita para la aprobaci¨®n de presupuestos y leyes secundarias. Su dirigencia ya ha adelantado que el PVEM revisar¨¢ en cada caso si ofrece o no su apoyo al presidente, lo cual m¨¢s que un anuncio de cambio de bando constituye un mensaje de que vender¨¢ m¨¢s caro su amor. Invariablemente a finales de cada sexenio este partido se acerca a quien tiene m¨¢s posibilidades de ocupar la silla presidencial. En teor¨ªa ese ser¨ªa Morena. Pero en ¨²ltima instancia nada es seguro con una organizaci¨®n que suele ofrecerse al mejor postor.
Voto de oposici¨®n de sectores medios y urbanos. La derrota de Morena en la mitad occidental de la capital, en la que habita la mayor parte de las clases medias, es atribuida en gran medida al desencuentro entre L¨®pez Obrador y sectores progresistas y de centro que tradicionalmente hab¨ªan sufragado a su favor y esta vez le dieron la espalda. Las razones ya han sido analizadas en este y en muchos otros espacios y esencialmente tendr¨ªan que ver con la percepci¨®n de una narrativa hostil por parte del mandatario y pol¨ªticas p¨²blicas adversas a las causas e intereses de estos segmentos. ?Qu¨¦ tanto m¨¢s puede agravarse este desencuentro y cu¨¢l ser¨ªa su impacto para la continuaci¨®n del obradorismo? El peso de los votantes de la enorme zona conurbada ser¨¢ m¨¢s significativo en una elecci¨®n presidencial por la proporci¨®n demogr¨¢fica que representa respecto al conjunto nacional. No se tratar¨¢ ya de una p¨¦rdida de delegaciones y municipios del Edomex, sino de un porcentaje significativo de los votantes del pa¨ªs. ?Resta?ar¨¢ heridas el presidente o, por el contrario, seguir¨¢ acentuando esta divergencia? Su primera reacci¨®n fue un reproche por la manera en que estos sectores se han ido distanciando de las causas populares por una especie de traici¨®n de clase; un deseo aspiracional que los lleva al ¡°ego¨ªsmo¡±. Pero este mi¨¦rcoles dijo que hab¨ªa faltado trabajo pol¨ªtico en la capital, que tomar¨ªa como un reto lo sucedido y har¨ªa algo al respecto. Imposible en este momento saber si lo que tiene en mente profundizar¨¢ el distanciamiento con estos grupos o, por el contrario, lo reducir¨¢.
Considero que estas son las principales variables de cara a las luchas pol¨ªticas que habr¨¢n de venir. Desde luego habr¨¢ que observar la evoluci¨®n de la relaci¨®n entre empresarios y el PAN o entre el propio gobierno y la iniciativa privada. Mucho depender¨¢ de qu¨¦ tipo de segundo trienio quiera impulsar el presidente: ?se entregar¨¢ en brazos de las causas populares y esa base social (adem¨¢s de los militares)? o tomar¨¢ decisiones conciliatorias para con grupos m¨¢s diversos? Es decir, ?se radicalizar¨¢ AMLO y se concentrar¨¢ esencialmente a atender lo que llama su ¡°pueblo¡± o intentar¨¢ regresar al jefe de Estado de todos los mexicanos que quiso ser el d¨ªa de su toma de posesi¨®n? Me parece que all¨ª estar¨¢ la clave de lo que venga.
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