La culpa es de los ¡°aspiracionistas¡±
En el horizonte del mandatario y su movimiento no existe nada similar a la autocr¨ªtica. Jam¨¢s han reconocido una falla, una grieta, una limitaci¨®n
Se puede acusar de muchas cosas al presidente L¨®pez Obrador, pero nunca de que sus palabras no resulten reveladoras. Luego de las elecciones del pasado 6 de junio, en las que su partido logr¨® dominar el reparto de gubernaturas, aunque no consigui¨® la mayor¨ªa calificada del Congreso y recibi¨® un rev¨¦s considerable en la capital (lo mismo que en Guadalajara y Monterrey, las siguientes dos mayores urbes), el mandatario se crisp¨® de un modo en que no lo hacen quienes se sienten ganadores. Y sali¨® a criticar p¨²blicamente a las clases medias, parte de las cuales, seg¨²n las encuestas, le dieron la espalda en las urnas. Se quej¨® L¨®pez Obrador de los ¡°aspiracionistas¡± de clase media y puso como ejemplo de ese ¡°aspiracionismo¡± el estudio de posgrados... La se?al no puede ser m¨¢s clara.
El presidente, en cambio, tuvo frases de elogio para otros sectores. Para ¡°la gente humilde, trabajadora, buena¡±, por ejemplo, que ¡°entiende¡± que se haya ca¨ªdo la l¨ªnea 12 del metro y que no castig¨® con sus votos un desastre del que solo se puede responsabilizar a su movimiento pol¨ªtico. Y, m¨¢s llamativamente a¨²n, tambi¨¦n se mostr¨® conforme con el crimen organizado, que, seg¨²n su visi¨®n, ¡°se port¨® bien¡± en los comicios, a diferencia de lo que llam¨® ¡°el crimen de cuello blanco¡±¡ Que es, a fin de cuentas, como denomina a sus adversarios.
Resultar¨ªa muy f¨¢cil postular que el presidente habla de modo superficial, o lo hace desde la frustraci¨®n que le provoca no haber visto refrendado en las votaciones el discurso preferido por ¨¦l y sus personeros, y que lo presentaba como una suerte de fetiche invencible, en torno al cual se arremolinaba un pueblo fascinado y agradecido. Me parece m¨¢s probable, sin embargo, que L¨®pez Obrador sepa muy bien lo que est¨¢ poniendo sobre la mesa y lo haga con toda premeditaci¨®n. Si las clases medias y algunas capas presuntamente ¡°ilustradas¡± se han manifestado cr¨ªticas, distantes y hasta opuestas a su hegemon¨ªa pol¨ªtica, ?para qu¨¦ mostrarse con ellas de otra forma que no sea insultante, desde?oso y b¨¦lico? As¨ª es como ¨¦l lo ve.
En el horizonte del mandatario y su movimiento no existe nada similar a la autocr¨ªtica. Jam¨¢s han reconocido una falla, una grieta, una limitaci¨®n. Si una cat¨¢strofe como la ca¨ªda de la l¨ªnea 12 le parece al mandatario un accidente natural (¡°esas cosas pasan¡±, fueron sus palabras precisas), si otra hecatombe incluso mayor, como el manejo de la covid-19 a escala federal, le resulta exitosa y hasta ¡°ejemplar¡±, no puede esperarse que reconozca que su gobierno ha decepcionado y disgustado a sectores que, al menos en parte, lo apoyaron y lo llevaron al poder.
El presidente, claro, no siente necesidad de reconocerse equivocado en nada, ni de cambiar de rumbo. No le interesa recobrar la confianza de quienes se alejaron. Prefiere que su partido pierda millones de votos (pues vienen de gente ¡°aspiracionista¡±, que considera voluble y poco comprometida), si a cambio aumenta la lealtad de quienes se quedan a bordo de su barco.
No solo no va a cambiar de direcci¨®n ret¨®rica, sino que es probable que su discurso se endurezca a¨²n m¨¢s. Sostener (incluso con cierto toque de sarcasmo, como lo hizo) que el crimen organizado es menos nocivo que sus rivales pol¨ªticos puede sonar delirante para quien no entienda que su lucha no es otra que mantener y aumentar su poder a cualquier costo. Para ¨¦l, es un recurso normal. Su prioridad es ganar sus personales combates, no administrar el Estado.
El presidente, me parece, es muy honesto cuando dice que su movimiento quiere transformar el pa¨ªs. Es tan honesto que no le importa reconocer que en ese pa¨ªs que anhela en su mente no tienen cabida muchos mexicanos. Y esto no es ninguna novedad: M¨¦xico se ha especializado en construirse al capricho de quienes lo gobiernan. Tampoco ah¨ª hay gran diferencia entre este gobierno y sus aborrecidos antecesores.
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