Maldito verano
Cuando por fin nos quitemos el bozal que tanto nos ha aislado en pandemia, no olvidemos que, para muchos, ha cubierto tambi¨¦n inseguridades f¨ªsicas
Hoy he amanecido a las cinco sudando a chorro. Me hab¨ªa levantado a las tres, harta de dar vueltas muerta de calor en la cama, me hab¨ªa forrado de crema ultrarreductora efecto fr¨ªo, que reducir no reduce una micra los muslos de pollo, pero te deja la carne de gallina sus casi 10 minutos, y se ve que hab¨ªa cogido el sue?o cuando me despert¨® una sofoquina que r¨ªete t¨² del Timanfaya de la menopausia. Pero no, no era hormonal el siroco, sino la calefacci¨®n a todo trapo. No era la primera vez que pasaba. Por lo visto, me dijo el t¨¦cnico el a?o pasado, cuando aprietan los primeros calores, la caldera fibrila, infiere que se precisan sus servicios urgentes y se pone a todo gas ella solita. Me da que con las casas pasa igual que con los cuerpos y las enfermedades autoinmunes. Cuando est¨¢s hasta arriba del cortisol del estresazo, el organismo interpreta que te est¨¢n atacando y se defiende inflam¨¢ndote la ¨²vea, las articulaciones, o las g¨®nadas, si hace falta. Pues con la casa sucede lo mismo. De alg¨²n modo intuye la desaz¨®n de sus moradores y se rebela atascando cisternas, bloqueando puertas, fundiendo bombillas, o todo al mismo tiempo, reclamando a la fuerza el caso que no le haces.
No es casual que el mot¨ªn estalle justo al empezar el verano. Ese est¨ªo de ombligos al aire y cervezas en la playa de los anuncios de la tele parece pensado para quien vive a gusto en su piel y en su alma. Para demasiados, sin embargo, el calor significa tener que quitarse capas y enfrentarse al mundo con el mismo cuerpo que les incomoda. Cuando por fin nos quitemos el bozal que tanto nos ha aislado en pandemia, no olvidemos que, para muchos, ha cubierto tambi¨¦n verg¨¹enzas e inseguridades f¨ªsicas. Dientes rega?ados, granos reventones, vellos rebeldes, zonas devastadas. Por no hablar de las emocionales: anda que no ha hecho una pucheros de inc¨®gnito bajo la mascarilla de pato. Todo eso me dio por pensar anoche, asada viva y desvelada ya sin remedio. Por ahora, voy a pillar un pal¨¦ de anticelul¨ªtica polar extrema. La caldera se apaga, se enciende y se resetea sola. Lo otro, me temo, es m¨¢s complejo.
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