Gestionar la volatilidad acelerada
Al Gobierno le toca administrar las inmensas expectativas creadas por la nueva situaci¨®n. Har¨ªa bien en ser cauto con expresiones de excesivo triunfalismo
Los humores pol¨ªticos son como una monta?a rusa, suben y caen a una velocidad alarmante. Se pasa de la euforia a la postraci¨®n m¨¢s absoluta en cuesti¨®n de pocas semanas; o viceversa. Si no que se lo digan a Casado, que tan feliz se las ve¨ªa despu¨¦s de las elecciones de Madrid y del revuelo montado con los indultos. Las encuestas tambi¨¦n contribuyeron a darle un chute de autoestima. Por fin ve¨ªa viable el sorpasso al bloque de izquierdas. La fortuna, sin embargo, en uno de esos giros a los que deber¨ªa estar acostumbrado cualquier pol¨ªtico, le ha colocado ahora en la situaci¨®n contraria. Casado baja, S¨¢nchez sube. El escenario se da la vuelta como un calcet¨ªn.
Las causas del brusco cambio de tornas es conocida. Llegaron casi en trompa: la carta de Junqueras renunciando a la unilateralidad, el espaldarazo de Von der Leyen a los proyectos de ejecuci¨®n de los fondos europeos, el entusiasmo mostrado por los grandes empresarios espa?oles ante la nueva situaci¨®n econ¨®mica, el acuerdo para la reuni¨®n de la OTAN en Espa?a en 2022, la foto con Draghi¡ Pero, sobre todo, el anuncio de que pronto podremos quitarnos la mascarilla en p¨²blico. Puede que este sea el hito fundamental por el simbolismo que atesora, por su capacidad para representar el comienzo del fin de la tortura pand¨¦mica. S¨¢nchez cabalga ahora, ufano, sobre la desescalada. Y no hace falta ser psic¨®logo para saber que esta sensaci¨®n de brusco cambio de ciclo se resistir¨¢ a escuchar voces agoreras. Nadie desea que le amarguen la fiesta. S¨ª, tambi¨¦n est¨¢ el rid¨ªculo pase¨ªllo del presidente con Biden, la resaca de la crisis de Ceuta o la foto de Aragon¨¦s con Puigdemont en Waterloo, que muestra de nuevo que lo de Catalu?a no va a ser sencillo. A pesar de los indultos.
Pero la gente ahora quiere mirar a la luz, no permanecer en las sombras. A Casado se le ha puesto dif¨ªcil hacer oposici¨®n y har¨ªa bien en detenerse a pensar en otra estrategia, no seguir con el piloto autom¨¢tico. Esa idea de que cuanto peor nos vaya tanto mejor para las expectativas de la alternancia no encaja ya en este momento de cambio de ciclo. Si a partir de ahora quiere tener ¨¦xito tendr¨¢ que jugar en positivo, tratar de sumarse al nuevo estado de ¨¢nimo. No hay nada m¨¢s torpe que dejarse llevar por las inercias cuando todo se da la vuelta. Tambi¨¦n, porque sus presuntos aliados naturales, los empresarios y un importante sector de los aut¨®nomos, lo que quieren es afianzar el despegue econ¨®mico, y saben que en estas circunstancias el optimismo es el mejor lubricante para la econom¨ªa.
Esto no quiere decir que no haya tambi¨¦n peligros para el Gobierno. A ¨¦l le toca gestionar las inmensas expectativas creadas por la nueva situaci¨®n. Har¨ªa bien en ser cauto con expresiones de excesivo triunfalismo. La herida provocada por la pandemia ha sido profunda y no tendr¨¢ cura f¨¢cil. La rueda de la fortuna ahora le ha colocado en lo alto, pero puede seguir girando. Subir o bajar, esta es la cuesti¨®n. En todo caso, un trabajo inmenso y dif¨ªcil para los asesores de comunicaci¨®n de los partidos. Quien aplique la terapia err¨®nea puede despe?ar a sus se?oritos. Bajo estas condiciones de aceleraci¨®n patol¨®gica de todo, saber leer los tempos se ha convertido en la pericia fundamental. Maquiavelo dixit.
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