El rey Pujol: una ambici¨®n y un pa¨ªs desnudo
M¨¢s all¨¢ de los juicios al ¡®president¡¯ catal¨¢n o a Juan Carlos I, tenemos que analizar por qu¨¦ han fallado todos los correctores y se han tolerado los delitos de dos pr¨®ceres de la patria
Para los catalanes que acumulamos a?os a nuestras espaldas el presidente Pujol es una parte viva de nuestra memoria colectiva. Entr¨® de presidente de la Generalitat cuando yo ten¨ªa 17 a?os y sali¨® cuando ya hab¨ªa cumplido la cuarentena. El dominio que ejerci¨® Pujol en el espacio pol¨ªtico y social en Catalu?a durante este tiempo es un caso ¨²nico en el mundo democr¨¢tico. No era solo el presidente, era el l¨ªder y referente indiscutible del pa¨ªs. Un caso de liderazgo digno de estudio de c¨®mo un l¨ªder pol¨ªtico ha sido capaz de abducir transversalmente a todo un pa¨ªs. Recuerdo haber coincidido por motivos profesionales con el president Pujol en tres ocasiones. No las olvidar¨¦ nunca. A pesar de mi recelo como polit¨®logo al l¨ªder pol¨ªtico qued¨¦, como casi todo el mundo, fascinado por el personaje. Campechano y seductor a la vez que robusto intelectualmente y con amplitud de miras. Dominante y eg¨®latra pero cari?oso y atento con sus interlocutores. Un tipo ¨²nico.
El primer elemento que no encaja del Pujol corrupto es que no hay duda que ha sido siempre un hombre austero en su modo de vida. Estoy convencido que jam¨¢s se interes¨® por el dinero ya que su ¨²nico alimento vital era el poder y el reconocimiento social. ?C¨®mo es posible que un l¨ªder pol¨ªtico tan frugal en lo econ¨®mico haya cobijado una trama corrupta tan espectacular que no es ni comparable con la corrupci¨®n latinoamericana y est¨¢ casi emparentada con la corrupci¨®n africana? El argumento de que era la familia que lo empujaba y que ¨¦l lo toleraba a rega?adientes no se sustenta de ninguna de las maneras. Obvio que la madre superiora era una mujer de armas tomar, pero Pujol era a la vez el obispo, el cardenal y el Papa y no hay madre superiora ni esposa que le pudiera hacer sombra. Mi hip¨®tesis es que Pujol fue el instigador y dise?ador de toda la trama corrupta familiar. La raz¨®n de esta ambici¨®n econ¨®mica en una persona tan sobria es que part¨ªa del principio de que el poder y la influencia real no resid¨ªa en la pol¨ªtica sino en la fuerza econ¨®mica de una familia. Recordemos la Catalu?a de la ¨¦poca: la Catalu?a de las mil familias o de las cien grandes familias barcelonesas que dominaban el pa¨ªs. En este contexto, la familia Pujol eran unos parias, unos advenedizos que se hab¨ªan colado en la ¨¦lite social y econ¨®mica por la v¨ªa de la pol¨ªtica. Estas familias de abolengo no despreciaban ninguna ocasi¨®n para hacer notar a Pujol que era un advenedizo social y que cuando perdiera el poder pol¨ªtico regresar¨ªa a la clase media, que era su origen y destino. El president deseaba perpetuar su poder familiar por la v¨ªa m¨¢s funcional: poseer la suficiente fuerza econ¨®mica para poder tejer un entramado empresarial con medios de comunicaci¨®n bajo su dominio para poder perpetuar la influencia familiar y pasar a formar parte de lo que ¨¦l consideraba el poder real de Catalu?a.
Si tomamos este elemento como punto de partida, todo lo que ha sucedido es m¨¢s f¨¢cil de comprender. Pujol fij¨® su ambici¨®n y su estrategia y dej¨® la gesti¨®n de la cleptoman¨ªa p¨²blica a su familia. Ni ten¨ªa tiempo ni sent¨ªa fetichismo por el dinero ya que para ¨¦l era solo un instrumento y nunca un fin. Y todo se le escap¨® de las manos ya que la familia anhelaba el dinero para mejorar su confort econ¨®mico. Ferrusola ejerc¨ªa de legitimadora del latrocinio: el pa¨ªs deb¨ªa compensar el inmenso sacrificio familiar por y para Catalu?a. El hijo mayor era el gestor, el director ejecutivo del fondo familiar. El dinero embrutece y es muy dif¨ªcil sustraerse de su encanto sin exhibirlo ni disfrutarlo y llevar un elevado tren de vida que gener¨® todo tipo de sospechas.
Pero todo lo relatado hasta ahora no es especialmente grave ni excepcional, ya que forma parte de la naturaleza humana: ambici¨®n de poder y avaricia econ¨®mica para mejorar el bienestar familiar. Lo realmente relevante es que las instituciones de un pa¨ªs, el sistema de partidos pol¨ªticos en el marco de una democracia, los medios de comunicaci¨®n y las ¨¦lites empresariales y sociales no ejercieran sus funciones de control y de reequilibrio tanto a nivel formal como informal. No hay ninguna duda que todos estos actores sab¨ªan lo que ocurr¨ªa y durante veinte a?os nadie movi¨® un solo dedo. El caso de la familia Pujol es muy parecido al del rey Juan Carlos I en Espa?a. Ahora ha llegado el momento de juzgar a estos dos personajes relevantes de lo que era una joven democracia. Pero ser¨ªa un error limitarnos a esperar los resultados de estos procesos judiciales, que creo que nos van a dejar un decepcionante aroma, ya que solo se juzgar¨¢ la punta del iceberg. Tenemos que acometer un proceso de revisi¨®n mucho m¨¢s amplio que analice por qu¨¦ en Espa?a y en Catalu?a han fallado todos los correctores pol¨ªticos, institucionales, medi¨¢ticos y sociales que han tolerado durante muchos a?os las andanzas delictivas de estos dos pr¨®ceres de la patria.
Carles Rami¨® es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica y de la Administraci¨®n en la UPF.
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