Gracias, Ingrid
El camino de la reconciliaci¨®n en Colombia est¨¢ a¨²n lejos y necesitamos avanzar de una manera m¨¢s honesta y decidida

Menuda y llena de fuerzas a pesar de que era visible el esfuerzo sobrehumano para no caer en pedazos ante sus antiguos captores se vio a Ingrid Betancourt en su regreso a Colombia, a escuchar a sus entonces victimarios y a decirles tantas verdades, que nos obligan a entender que el camino de la reconciliaci¨®n en Colombia est¨¢ a¨²n lejos y necesitamos avanzar de una manera m¨¢s honesta y decidida.
Despu¨¦s de 13 a?os, los escuch¨® atentamente, en sus discursos pol¨ªticos con pocas excepciones emocionales. Y se los hizo ver de cara al pa¨ªs que se conect¨® virtualmente para ser testigo de un acto inimaginable sin el acuerdo de Paz con las FARC del que surgi¨® la Comisi¨®n de la Verdad.
Los ex miembros de las FARC reconocieron su responsabilidad en el secuestro, y tras las palabras de cada excombatiente, se escuch¨® las de una v¨ªctima. Solo Pastor Alape mostr¨® dolor y dijo c¨®mo siente la verg¨¹enza de su degradaci¨®n. El m¨¢ximo l¨ªder de la guerrilla y hoy cabeza del Partido de los Comunes, Rodrigo Londo?o, reconoci¨® el secuestro como un crimen, como ya lo hab¨ªa hecho antes pero no aport¨® nada nuevo, al menos no en develar el arrepentimiento. Carlos Antonio Lozada agradeci¨® a las v¨ªctimas, pero sin duda no fue capaz de honrar la generosidad de todas esas familias que sufrieron tanto. Fr¨ªo y calculador. Para Ingrid Betancourt no fue suficiente y tiene raz¨®n.
Los entonces comandantes han vivido un aprendizaje lento, no han logrado salir de su eterna justificaci¨®n, de volver una y otra vez a pedir que sus cr¨ªmenes se miren en contexto, cuando no hay contexto posible al recordar la imagen Gilberto Echeverri y cientos m¨¢s rogando de rodillas que les perdonaran la vida. El aprendizaje de entregar las armas para hacer pol¨ªtica ha ido d¨¢ndose paso a paso, pero sin desnudar el alma ante s¨ª mismos y llorar su propia degeneraci¨®n. Bien lo dijo el presidente de la Comisi¨®n de la Verdad, padre Francisco de Roux. ¡°Debe ser un di¨¢logo desde las entra?as y dejando de lado la pol¨ªtica y la ideolog¨ªa¡±.
No les surge f¨¢cil, como tampoco a algunos uribistas, que han expresado su molestia porque la mujer que vivi¨® el secuestro encadenado por 6 a?os, 4 meses y 9 d¨ªas no vino a agradecerles su rescate. No es justo que esperen las gracias de Ingrid. A Ingrid, hay que darle las gracias. No tiene por qu¨¦ venir a validar a nadie y quiz¨¢s por eso tiene raz¨®n cuando nos dice a todos: Yo s¨¦ que Colombia nos oye y nos oye y no nos entiende.
Ingrid Betancourt ha dicho que ya no estamos en guerra. Yo no estoy segura. Creo que hemos avanzamos gracias al di¨¢logo para que las FARC dejaran las armas, dejaran de matar, para que ese conflicto como lo conocimos no se de en forma de secuestros, pero estamos lejos de la reconciliaci¨®n y quiz¨¢ ese es el valor m¨¢s grande de su discurso. Entre todos debemos entender que en noviembre la Comisi¨®n de la Verdad entregar¨¢ su informe, pero a partir de ah¨ª empieza la ruta que debemos establecer, el camino que vamos a transitar para leernos en esas p¨¢ginas y definir c¨®mo nos vamos a comportar, a qui¨¦nes vamos a elegir para enderezar todo lo que est¨¢ torcido y herido en Colombia.
Los excombatientes guerrilleros deben valorar que pr¨¢cticamente tienen garantizado el perd¨®n judicial, aunque en manos de la JEP est¨¢ su castigo, pero no el del pa¨ªs que sigue dividido por ellos. La dureza de Lozada lo hace seguir viendo como un hombre de la guerra no de paz. La herida sigue sangrante y en los territorios donde aparecen descuartizados j¨®venes, amputados hombres, usados campesinos para el narcotr¨¢fico, y el conflicto se toma las calles en forma de protesta y tambi¨¦n de vandalismo, sus discursos pueden hacer una diferencia.
Necesitan romper la raz¨®n y privilegiar la emoci¨®n por un minuto. No importa si los otros no lo hacen, ya llegar¨¢ en momento de esos otros que tambi¨¦n en nombre de la ideolog¨ªa desterraron y desplazaron y de las ¨¦lites y sus pol¨ªticos, secuaces. El momento de hoy es el de las ex Farc: ¡°Mientras las pesadillas sigan siendo solo nuestras, mientras ustedes no se despierten por la noche con las mismas pesadillas que nosotros, estaremos todav¨ªa en la distancia de no poder explicarle a Colombia lo que realmente sucedi¨®¡±.
No es suficiente con no llevar el arma al cinto. Es necesario decir que se equivocaron sin contextos, sin excusas o seguir¨¢n siendo c¨®mplices de la guerra que ahora est¨¢n haciendo otros. Al final los que pierden las oportunidades son ustedes y el castigo es para ustedes, pero la condena de seguir viviendo en un pa¨ªs en guerra es para todos.
Tiene raz¨®n Ingrid, ojal¨¢ un d¨ªa lloremos juntos nuestras miserias para poder construir juntos la grandeza y salir de este mundo en manos de una ¨¦lite Mar¨ªa Antonieta, que explica en su ¨²ltimo libro Los que Sobran, Juan Carlos Florez.
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