El sesgo cognitivo
Algunos en Colombia analizan si el presidente Iv¨¢n Duque tiene el Efecto Dunning Kruger, el sesgo cognitivo en virtud del cual los individuos tienden a sobreestimar su habilidad.
Ha pasado otra semana y parecemos viviendo el mismo d¨ªa y las mismas horas una y otra vez en medio de la incertidumbre, el caos y los bloqueos. Quienes est¨¢n llamados a liderar las salidas renuncian privilegiando sus intereses personales como hiciera el Alto Comisionado de La Paz, Miguel Ceballos, para lanzarse en medio del fracaso como candidato a la Presidencia, lo que podr¨ªa interpretarse como locura m¨ªstica m¨¢s la ceguera del poder.
Argument¨® que hab¨ªa renunciado desde diciembre para irse en mayo y sin embargo acept¨® el cargo de mediador con los representantes de la protesta. Sin poder tramitar las diferencias, aparece ahora en redes sociales con una campa?a electoral bajo la consigna TU, Transformaci¨®n y Uni¨®n, cuando su salida s¨®lo prueba que la divisi¨®n en el partido de gobierno se ampl¨ªa cada vez m¨¢s.
Fue reemplazado por Emilio Archila para el llamado di¨¢logo social; la ilusi¨®n de una nueva interlocuci¨®n se diluy¨® r¨¢pidamente cuando en la primera reuni¨®n del liderazgo renovado se levantaron de la mesa los miembros del gobierno y del comit¨¦ del paro, sin ser capaces de firmar un preacuerdo m¨ªnimo de garant¨ªas para ir encontrando una ruta hacia las soluciones estructurales que reclaman las protestas, que cumplen ya un mes en Colombia.
Y mientras en Bogot¨¢ fracasaba la instalaci¨®n de la mesa de negociaciones, en el Pac¨ªfico, en Buenaventura, el viceministro del Interior y el viceministro de agricultura y nuevo consejero de Paz, firmaban un acuerdo que validaba la anarqu¨ªa y entregaba a los manifestantes la potestad de revisar y autorizar las cargas que entran y salen del puerto m¨¢s importante del pa¨ªs. La incoherencia al interior del gobierno fue puesta al descubierto por el expresidente ?lvaro Uribe y el exvicepresidente German Vargas Lleras, quienes trinaron indignados provocando la desautorizaci¨®n de lo firmado.
El gobierno de Iv¨¢n Duque insiste en que solo firma un preacuerdo de garant¨ªas a la protesta si levantan los bloqueos que tienen desabastecidas varias regiones, ocasionan p¨¦rdidas por 15 billones de pesos y han quebrado cientos de empresas, tienen represadas 602 mil toneladas de alimentos, perdidos casi un mill¨®n de empleos en el campo, cifras que ni siquiera dej¨® la pandemia.
El comit¨¦ del paro, por su parte, no es siquiera capaz de recriminar a los que bloquean, como si eso los hiciera m¨¢s respetables, sin ver que terminar¨¢n siendo ellos los responsables de los heridos y muertos y de las quiebras. De v¨ªctimas del desempleo y la pobreza pasan al lado de los victimarios. ?Juega el gobierno a ese desgaste y al caos en que no aparecen las autoridades, como cuando los v¨¢ndalos incendiaron el Palacio de Justicia de Tulu¨¢? Es posible. Pero el costo es muy alto, hoy por hoy para la ciudadan¨ªa no hay Gobierno. Algunos ya analizan si el presidente tiene el Efecto Dunning Kruger, el sesgo cognitivo en virtud del cual los individuos tienden a sobreestimar su habilidad. El sesgo de la superioridad ilusoria que dej¨¦ planteado en una entrevista que tuve la oportunidad de hacerle para el libro ¡®Iv¨¢n Duque De frente y a fondo¡¯, como una especie de versi¨®n superior de s¨ª mismo.
Las auto entrevistas en las que el presidente habla en ingl¨¦s, las cientos de reuniones que cita para dar cuentas de las gestiones adelantadas por su gobierno, sin que en tres a?os haya sido posible la m¨¢s m¨ªnima reforma, las horas infinitas que dedic¨® a la televisi¨®n en el programa Prevenci¨®n y Acci¨®n frente al COVID, que lleg¨® a su fin porque el paro lo oblig¨® a apagar los reflectores, son prueba de una incapacidad para mirar la viga en el ojo propio y dedicarse en cambio a construir narrativas en contra de sus viejos contradictores pol¨ªticos, como es el caso de Gustavo Petro.
Pasado un mes, nadie se siente representado por el Comit¨¦ del Paro, pero tampoco por el Gobierno. Ciudadanos contra ciudadanos, mientras los agitadores profesionales y los actores de todas las violencias cruzadas que tenemos en Colombia, las del narcotr¨¢fico, las de las disidencias, las de los rabiosos sin l¨ªmites, las de las izquierdas y derechas armadas, se tomaron el paro. La fuerza p¨²blica es vista como enemigo y no como garante, los grupos armados de todo tipo reclutan j¨®venes de las pandillas, toda una fuerza de estructuras urbanas que r¨¢pidamente se organizan con sus rostros ocultos para hacer de cada d¨ªa un caos.
La falta de reconocimientos tempranos de los abusos policiales hoy le impide al Gobierno usar a la fuerza p¨²blica para desbloquear. Prefirieron dejar sucios a sus propios hombres en vez de pedir perd¨®n y recomponer el rumbo, para no ceder a la autocr¨ªtica y ahora no son capaces de sacarlos a las calles por el miedo a la veedur¨ªa internacional, que ya contabiliza los abusos de los derechos humanos, y las desapariciones. Se quedaron sin autoridad.
Ojal¨¢ la experiencia de la vicepresidenta y ahora canciller Marta Lucia Ram¨ªrez se imponga sobre este deterioro institucional. Es buen s¨ªntoma que al final de cuentas haya aceptado la visita de la CIDH.
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