Merkel, sobrevalorada¡ y ahora en decadencia
La canciller alemana es la pol¨ªtica m¨¢s sobrestimada de nuestra ¨¦poca
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Angela Merkel es una actriz pol¨ªtica de m¨¢ximo calibre. Sin embargo, nunca ha sido una estratega, excepto en lo que respecta a su propia posici¨®n. Por eso, lo m¨¢s absurdo que se ha dicho de ella ha sido el elogio de que es la l¨ªder del mundo occidental. La semana pasada no lleg¨® ni a l¨ªder de la Uni¨®n Europea cuando fracas¨® en su intento de lograr que otros presidentes de Gobierno accedieran a reanudar las relaciones diplom¨¢ticas a alto nivel con Vlad¨ªmir Putin.
A Merkel y a Emmanuel Macron les molest¨® que Biden hablase con Putin primero. Como ni?os en el patio de recreo, no quer¨ªan que se les dejara al margen, y no pensaron ni por un minuto qu¨¦ repercusiones tendr¨ªa esto para los Estados b¨¢lticos en particular.
Toomas Hen drik Ilves, expresidente de Estonia, acus¨® a Merkel de tratar a sus compatriotas como a los seres infrahumanos de los pa¨ªses intermedios del Plan General del Este nazi. Gustav Gressel, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, escribi¨® que Merkel hab¨ªa destruido su legado en 24 horas. Yo creo que es peor todav¨ªa. Lo que pas¨® fue que una pol¨ªtica poco estrat¨¦gica qued¨® al descubierto. Nunca hab¨ªa sido de otra manera, salvo que esta vez lo vio m¨¢s gente.
Muchas de las cosas que funcionan mal ahora en la pol¨ªtica exterior alemana son resultado de las decisiones tomadas por Merkel hace mucho tiempo. En 2011, la canciller reaccion¨® al accidente nuclear de Fukushima desconectando las centrales nucleares alemanas. Esta fat¨ªdica decisi¨®n fue un desastre a muchos niveles. Alemania acab¨® dependiendo excesivamente del gas y el petr¨®leo rusos, as¨ª como del gasoducto Nord Stream 2. Esto, a su vez, despert¨® un sentimiento de traici¨®n en los Estados b¨¢lticos, Polonia y Ucrania. Y de paso, Merkel se las ingeni¨® para arruinar las relaciones transatl¨¢nticas, que hasta ahora no han empezado a ser reparadas.
Cuando estall¨® la crisis financiera mundial en 2008, la mandataria insisti¨® en que cada Estado miembro ten¨ªa que hacerse cargo de sus propios bancos. En 2012, descart¨® categ¨®ricamente los eurobonos. Aquel a?o, la zona euro corri¨® el peligro de derrumbarse, evitado por la intervenci¨®n de Mario Draghi. Cuando lleg¨® la pandemia, Merkel se vio arrastrada a aceptar un fondo de recuperaci¨®n, un acto que, fuera de Alemania, se malinterpret¨® en general como el primero de una serie de pasos hacia una uni¨®n fiscal.
No soy un admirador de Gerhard Schr?der, predecesor de Merkel, y ni siquiera de su programa de reformas, que critiqu¨¦ en su momento por considerar que era perjudicial para la cohesi¨®n de la zona euro. Pero hay que reconocer que el excanciller hizo lo que cre¨ªa correcto. Lo hizo sabiendo perfectamente que las reformas lo hundir¨ªan, como as¨ª fue.
Merkel nunca ha hecho algo as¨ª. Su decisi¨®n de abrir las fronteras a los refugiados no fue una decisi¨®n estrat¨¦gica, sino un acto ejecutivo espont¨¢neo. No consult¨® con sus socios de coalici¨®n ni con los dem¨¢s Estados miembros de la UE. En sus 16 a?os como canciller, jam¨¢s ha elegido una batalla estrat¨¦gica, nunca ha intentado buscar mayor¨ªas donde antes no las hab¨ªa. La ¨²nica finalidad de Merkel ha sido ella misma.
El legado duradero de la canciller para la Uni¨®n Europea ser¨¢ el reconocimiento de que la autonom¨ªa estrat¨¦gica se ha intentado y ha fracasado. Ni Merkel ni Macron han aportado liderazgo estrat¨¦gico. Si observamos el panorama de los posibles sucesores, no veo cambios en el horizonte. El ¨¦xito futuro de la UE depender¨¢ fundamentalmente de que se desprenda de la ilusi¨®n del liderazgo francoalem¨¢n. Cualquier debate sobre autonom¨ªa estrat¨¦gica deber¨ªa empezar por la estrategia, y no por qui¨¦n se sienta en la silla o en el sof¨¢, como ocurre actualmente.
Los acontecimientos de la semana pasada acabaron con otro espejismo europeo: la idea de la votaci¨®n por mayor¨ªa de la pol¨ªtica exterior. Si el voto por mayor¨ªa hubiese estado en vigor, una mayor¨ªa de 20 pa¨ªses habr¨ªa logrado derrotar a los siete, en su mayor¨ªa peque?os, que se opon¨ªan. Las rep¨²blicas b¨¢lticas insistir¨¢n en el veto porque saben muy bien qu¨¦ pasa cuando no lo hacen.
Los a?os de Merkel han sido tambi¨¦n el canto del cisne de una era tardoindustrial obsoleta. Cuando esta acabe, la gente har¨¢ las desagradables preguntas que no hizo durante esos a?os: ?por qu¨¦ un pa¨ªs rico como Alemania no fue capaz de invertir en nuevas tecnolog¨ªas? ?Por qu¨¦ Merkel se neg¨® a sentar unas bases s¨®lidas para la zona euro? ?Por qu¨¦ hizo negocios con Putin y convirti¨® a su pa¨ªs en dependiente de los recursos naturales rusos? ?Por qu¨¦ acept¨® los objetivos clim¨¢ticos y luego no los llev¨® a la pr¨¢ctica?
Hace tiempo que llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que Merkel es la l¨ªder pol¨ªtica m¨¢s sobrevalorada de nuestra ¨¦poca. La semana pasada, unas cuantas personas m¨¢s tambi¨¦n empezaron a verlo.
Wolfgang M¨¹nchau es director de www.eurointelligence.com
Traducci¨®n de News Clips.
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