Opciones en Venezuela
La nueva posici¨®n de EE UU y la UE ante el r¨¦gimen de Maduro es positiva. La pelota est¨¢ en el tejado de Caracas
El futuro de la profunda crisis de Venezuela depende de sus dirigentes y sus ciudadanos, pero se juega en buena medida en el exterior. Esta semana, la Administraci¨®n de Joe Biden y la UE han coincidido por primera vez desde la era de Obama en la f¨®rmula para tratar de frenar la deriva del r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro. La meta es, como siempre, la celebraci¨®n de elecciones libres y con garant¨ªas. Lo in¨¦dito es que Washington y Bruselas se abren a levantar las sanciones si el chavismo demuestra voluntad real de di¨¢logo y acepta una negociaci¨®n amplia. La oposici¨®n se ha mostrado tradicionalmente reticente a entablar conversaciones con el Gobierno. Con la excepci¨®n de figuras como Henrique Capriles, la mayor¨ªa de los l¨ªderes antichavistas han rechazado en los ¨²ltimos a?os toda opci¨®n que no pasara por la inmediata renuncia de Maduro. Las razones para desconfiar sobran. El aparato oficialista no solo controla los resortes del Estado y las competiciones electorales, sino que en los ¨²ltimos intentos para buscar una salida negociada ha tratado de imponer sus reglas y condiciones. Los ensayos de di¨¢logo, auspiciados por Noruega, algunos pa¨ªses latinoamericanos o la propia UE, han sido una constante. Y los resultados, un rotundo fracaso.
La llegada de Biden supuso un punto de inflexi¨®n por las expectativas generadas. Trump endureci¨® las sanciones y mantuvo una posici¨®n belicista, incluso agitando las amenazas de una intervenci¨®n armada. Esa estrategia le sirvi¨® para hacer campa?a en EE UU, pero no desemboc¨® en una soluci¨®n. Al contrario, contribuy¨® a agudizar el enfrentamiento en el pa¨ªs sudamericano. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el alto representante para Pol¨ªtica Exterior de la UE, Josep Borrell, han sentado las bases para una nueva iniciativa internacional, con m¨¢s fuerza que las anteriores.
El comunicado conjunto emitido el viernes, al que se sum¨® Canad¨¢, hace hincapi¨¦ en una salida pac¨ªfica, pide el fin de la persecuci¨®n de los opositores y la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos e insta a Maduro a revertir el desmantelamiento de las instituciones. Pero, por encima de todo, abre la puerta a una revisi¨®n de las sanciones que han repercutido en la econom¨ªa de un pa¨ªs ya postrado por una catastr¨®fica gesti¨®n. No hay tiempo que perder para paliar una emergencia que ha abocado a millones de personas a la miseria o al exilio. El primer banco de pruebas ser¨¢n las elecciones locales y regionales ya fijadas para noviembre. Washington y Bruselas llaman a un proceso electoral apegado a los est¨¢ndares internacionales. La pelota est¨¢ en el tejado del r¨¦gimen, que no tiene excusas para negarse a convocar un proceso electoral libre y democr¨¢tico. A la vista de su lamentable historial, no caben grandes expectativas. A¨²n as¨ª, la nueva posici¨®n com¨²n de EE UU y la UE es una noticia positiva.
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