¡®Ley trans¡¯: nuevos derechos
El anteproyecto del Gobierno es un avance para mejorar la vida de un colectivo vulnerable
El anteproyecto de la ley trans aprobada por el Consejo de Ministros supone un importante avance en la protecci¨®n de los derechos individuales de las personas trans y del colectivo LGTBI. Su aprobaci¨®n parlamentaria reforzar¨ªa la continuidad de Espa?a como uno de los grandes referentes internacionales en la lucha contra la discriminaci¨®n en esta materia. La autodeterminaci¨®n de g¨¦nero, elemento central de la ley, es objeto de un intenso debate y ha causado un fuerte pulso en el Gobierno. Como contexto, cabe recordar que el planteamiento final del anteproyecto sigue la l¨ªnea de las recomendaciones de instituciones como la OMS o la Comisi¨®n Europea y la estela de pa¨ªses avanzados como Dinamarca o Noruega. Este peri¨®dico respald¨® el pasado mes de febrero esta posici¨®n, que puede ser considerada una buena noticia para quienes tienen una visi¨®n progresista y liberal de la sociedad.
La ley sigue contando con la oposici¨®n de una parte del movimiento feminista que merece ser escuchada y respetada. En algunos momentos, sin embargo, el pulso por la hegemon¨ªa en ese movimiento ha enturbiado el debate sobre las ideas, sobreponi¨¦ndose en parte a la genuina preocupaci¨®n por los colectivos a los que la norma se dirige. En cualquier caso, la evidencia emp¨ªrica mostrada por los pa¨ªses en los que se han implementado normativas similares (tambi¨¦n 11 comunidades aut¨®nomas en Espa?a) confirma que la ampliaci¨®n del marco de los derechos de una minor¨ªa no conlleva la merma o amenaza de los de la mayor¨ªa. Seg¨²n datos oficiales, desde que Portugal reconoci¨® en 2018 la autodeterminaci¨®n de g¨¦nero sin necesidad de informe m¨¦dico ni hormonaci¨®n, alrededor de 500 personas han solicitado ese cambio. Este ¨ªnfimo porcentaje hace que pierda peso ese otro argumento seg¨²n el que la norma abre la puerta a un fraude masivo o que el avance en esa direcci¨®n sea incompatible con el impulso de una agenda social feminista centrada en temas que afectan a las mujeres, como la brecha de g¨¦nero y la desigualdad.
La ley pretende mejorar las dif¨ªciles condiciones de vida de una minor¨ªa muy vulnerable y algunos de los aspectos recogidos en esa direcci¨®n merecen reconocerse. Por ejemplo, la consolidaci¨®n de derechos en el ¨¢mbito educativo y laboral, lo que implica la mejora de los procedimientos para denunciar las discriminaciones. Es positivo el establecimiento de un periodo de reflexi¨®n de tres meses para ratificar la solicitud y la persistencia de la voluntad, lo que afianza decisiones maduras y dificulta eventuales abusos. Deber¨ªa ponderarse en el debate parlamentario la oportunidad de prolongar este periodo hasta los seis meses, como prev¨¦ la legislaci¨®n danesa.
Autodeterminaci¨®n y despatologizaci¨®n son elementos positivos. Pero estos no deben significar el debilitamiento de estructuras de apoyo como las que ven¨ªan contempladas en la ley de 2007 reguladora de la rectificaci¨®n registral relativa al sexo de las personas. Todo al contrario, es preciso consolidarlas, ya que la autonom¨ªa en la decisi¨®n no excluye que, especialmente en el caso de menores, se precisa de una atenci¨®n especializada para circunstancias a veces dif¨ªciles. Es esperable un debate constructivo en el Parlamento para mejorar y dotar de la mayor seguridad jur¨ªdica un proceso que merece la m¨¢xima atenci¨®n y protecci¨®n no solo del legislador, sino de la sociedad en su conjunto.
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