Se hace camino al andar
?Ser¨¢n capaces los que se sienten en las mesas de negociaci¨®n de dar pasos que justifiquen el intento y den resultados que les legitimen ante los ciudadanos o se ahogar¨¢n entre presiones, represiones y deslealtades?
¡°Los hechos han demostrado que la v¨ªa judicial no vale por s¨ª sola¡±, ha dicho el presidente Pedro S¨¢nchez en el Parlamento. Con los indultos busca que el conflicto vuelva al territorio pol¨ªtico del que nunca debi¨® salir. Pero para conseguirlo es necesario crear un m¨ªnimo espacio compartido en el que se den la condiciones para hablar, pactar y avanzar. ?Es eso posible?
Para que lo sea es necesario que las posiciones de partida se flexibilicen: que unos admitan que realmente existe un conflicto de car¨¢cter pol¨ªtico que requiere soluciones pactadas y que los otros acepten que el llamado mandato del 1 de octubre no legitima la v¨ªa unilateral (como ya ha reconocido Junqueras, por ejemplo). A partir de aqu¨ª se podr¨ªa empezar a trabajar sabiendo que ser¨¢ un viaje con muchas paradas y retrocesos y sin un final definido de antemano, que deber¨ªan? concretarse en acuerdos que puedan ser vistos como ventajosos por una amplia mayor¨ªa, cuando la ciudadan¨ªa se exprese con su voto. Los apoyos de ciertos sectores econ¨®micos y sociales al di¨¢logo tienen valor indiciario.
Estamos todav¨ªa en la hora de los intransigentes: los que utilizan a la Constituci¨®n como un referente casi religioso para defender la sumisi¨®n por la v¨ªa del castigo como ¨²nica salida, y los que se apoyan en cierto fundamentalismo democr¨¢tico para defender la confrontaci¨®n y la ruptura unilateral como la ¨²nica opci¨®n leg¨ªtima. Su discurso llena de ruido el escenario. A Pablo Casado ¡°le duele Espa?a¡±. La derecha sigue apegada a una idea sufriente de la naci¨®n, quiz¨¢s porque sigue siendo incapaz de aportar una propuesta pol¨ªtica, m¨¢s all¨¢ del fundamentalismo constitucional. Y una parte del independentismo lee todo lo que se mueve como una prueba de que el barco espa?ol se hunde y que la emancipaci¨®n est¨¢ al alcance de la mano.
El peso de la intransigencia da cuenta de la dificultad del envite, pero al mismo tiempo da motivos para el optimismo: el principio de realidad, tarde o temprano, deber¨ªa imponerse. El problema es que, dando por supuesto que tanto en torno al Gobierno y su mayor¨ªa parlamentaria como en un sector importante del independentismo, con Esquerra a la cabeza, hay disposici¨®n a avanzar, la capacidad de bloqueo de la derecha espa?ola y de ciertos poderes del Estado, por un lado, y un sector de Junts per Catalunya y su entorno, por el otro, puede producir un reguero de frustraciones.
?Ser¨¢n capaces los que se sienten en las mesas de negociaci¨®n de dar pasos que justifiquen el intento y den resultados que les legitimen ante los ciudadanos o se ahogar¨¢n entre presiones, represiones y deslealtades? De momento, ser¨ªa un buen indicio que S¨¢nchez y Aragon¨¦s estuvieron de acuerdo en un punto: se hace camino al andar. Y lo intenten sin dilaci¨®n. Avanzar es la mejor v¨ªa para desactivar el ruido.
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