Soluciones tras el Brexit
La relaci¨®n entre la UE y el Reino Unido ofrece alguna esperanzadora se?al de pragmatismo
La relaci¨®n entre la Uni¨®n Europea y el Reino Unido emite por fin algunas se?ales positivas despu¨¦s de la cadena de desencuentros que han marcado el primer semestre de plena entrada en vigor del Brexit. Muchos y de calado son los elementos irresueltos, y es posible que por el camino afloren nuevos elementos de tensi¨®n entre Londres y Bruselas ¡ªhasta ahora azuzados principalmente por la primera capital¡ª. Pero algunos factores apuntan a un pragmatismo que allana el camino para llegar, si no a un entendimiento completo inmediato, s¨ª, al menos, a acercarse a soluciones razonables.
Por un lado, el acuerdo de pr¨®rroga durante tres meses de la exenci¨®n de ciertos controles fronterizos en Irlanda del Norte debe ser valorado positivamente. Evita un repunte de tensi¨®n en una cuesti¨®n extremadamente delicada a la vez que deja traslucir una creciente aceptaci¨®n brit¨¢nica de lo pactado en el Protocolo de Irlanda. La cuesti¨®n del control de mercanc¨ªas procedentes de Gran Breta?a y destinadas al Ulster, elemento fundamental en el acuerdo entre el Gobierno de Johnson y la UE, es a la vez un factor que, con la ret¨®rica equivocada, puede ser desestabilizante, como se pudo comprobar con una reciente ola de disturbios. En paralelo, Bruselas tambi¨¦n impulsa medidas para simplificar el suministro de medicamentos gen¨¦ricos de Gran Breta?a a Irlanda del Norte, otra decisi¨®n que puede elevar la confianza entre las partes.
Adem¨¢s, hay un desarrollo relativamente positivo en otro elemento con fuerte potencial conflictivo, las ayudas p¨²blicas del Gobierno brit¨¢nico a empresas. El plan presentado por el Ejecutivo de Downing Street, al margen de la ret¨®rica nacionalista con la que ha sido lanzado, parece aceptable para Bruselas. El texto que propone Johnson establece una nueva arquitectura de ayudas de Estado, diferente de la vigente en el mercado comunitario. Un juicio definitivo podr¨¢ emitirse al final del tr¨¢mite parlamentario, pero de entrada no ha desatado graves alertas en Bruselas.
Algunos otros elementos ¡ªcomo la resoluci¨®n, en mayo, del pulso sobre el estatus del representante europeo en el Reino Unido¡ª apuntan a una bienvenida tendencia de pragmatismo. Ser¨¢ sin embargo necesario consolidarla, lejos de actitudes populistas a las que Johnson ha recurrido con cierta frecuencia. Son, estas, maniobras de corta rentabilidad pol¨ªtica que en cambio pueden tener profundas consecuencias, sea en el peque?o, pero inflamable Ulster, sea en el impacto en los grandes mercados europeos y brit¨¢nicos. Todos los actores tienen un inter¨¦s en establecer un marco eficiente de relaciones entre la Uni¨®n Europea y el Reino Unido. Todo ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil si se aparcan intereses cortoplacistas y partidistas.
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