Rusia, el vecino dif¨ªcil
Tres d¨¦cadas despu¨¦s de la desaparici¨®n de la URSS, Mosc¨² nunca ha dejado de considerar a las rep¨²blicas sovi¨¦ticas perdidas como su patio trasero. Los que peor lo tienen son los pa¨ªses sin un gran respaldo internacional
Hace unos a?os viaj¨¦ a lo largo de la casi interminable frontera de Rusia, a trav¨¦s de catorce pa¨ªses, desde Corea del Norte hasta Noruega, para averiguar qu¨¦ significa tener como vecino al pa¨ªs m¨¢s grande del mundo. Treinta a?os despu¨¦s del fracasado golpe de Estado de agosto de 1991 ¡ªel principio del fin de la existencia de la Uni¨®n Sovi¨¦tica¡ª, el Kremlin sigue proyectando sombras sobre las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas.
Georgia
Grandes letreros azules anunciaban en ruso, georgiano, e incluso en ingl¨¦s que nos hall¨¢bamos junto a la frontera de Osetia del Sur. Una ancha alambrada de espino marcaba claramente la delimitaci¨®n de la frontera entre Georgia y aquella rep¨²blica independiente. Un hombre de edad, vestido con ropa sencilla y sucia de trabajo, se acerc¨® a la valla.
¡ªTienen diez minutos como m¨¢ximo ¡ªinform¨® uno de los soldados georgianos que me hab¨ªan escoltado hasta la frontera¡ª. Los rusos nos vigilan. Dentro de muy poco estar¨¢n aqu¨ª.
El hombre se present¨® como Dato Vanishvili, y de inmediato comenz¨® a contar su historia:
¡ª?Me despert¨¦ una ma?ana, ahora hace cinco a?os, y la alambrada estaba aqu¨ª! Originalmente la frontera se hallaba a unos cien metros m¨¢s arriba, pero hace unos a?os la movieron y ?ahora mi casa est¨¢ en Osetia del Sur!
Osetia del Sur es una de las cuatro rep¨²blicas separatistas que surgieron a ra¨ªz de la disoluci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Despu¨¦s de la guerra entre Georgia y Rusia en 2008, Mosc¨² ha ejercido un control absoluto sobre esta rep¨²blica y ya no es posible entrar al pa¨ªs por el lado georgiano, a pesar de que el territorio osetio pertenece de iure a Georgia.
La guerra termin¨® hace mucho, pero el tira y afloja contin¨²a sin ruido, al amparo de la noche. Cada a?o la alambrada fronteriza se desplaza, aqu¨ª y all¨¢, unos cientos de metros hacia el interior de Georgia, con las autoridades georgianas como testigos impotentes. Y como siempre, son los ciudadanos corrientes los sacrificados en el altar de la geopol¨ªtica.
¡ª?Qu¨¦ puedo hacer? ¡ªse pregunt¨® Dato Vanishvili desesperado al otro lado de la alambrada¡ª. Mi mujer est¨¢ enferma, por eso no podemos trasladarnos, y aqu¨ª no recibe asistencia. Esto no es vida. ?Quiz¨¢ el suicido sea la soluci¨®n?
Kazajist¨¢n
Como muchos otros pueblos de Kazajist¨¢n, Poperechnoye estaba casi abandonado. Solo algunas mujeres mayores y un pu?ado de inveterados j¨®venes se manten¨ªan firmes en el lugar. Uno de ellos, Bor¨ªs, un tipo alto y ancho de espaldas como un oso, nos invit¨® a tomar t¨¦:
¡ªMi madre no est¨¢ en casa, as¨ª que lo siento, pero no tengo mucho m¨¢s para ofreceros ¡ªdijo, y agit¨® sus enormes manos a modo de disculpa.
¡ª?A cu¨¢ntos kil¨®metros estamos de la frontera rusa? ¡ªpregunt¨¦.
¡ªA treinta y ocho kil¨®metros ¡ªrespondi¨® sin vacilar¡ª. De hecho, hasta justo antes de la revoluci¨®n este territorio formaba parte de Rusia ¡ªcontinu¨® diciendo con entusiasmo¡ª. Aqu¨ª no hab¨ªa kazajos antes de que los rusos llegaran, hist¨®ricamente este territorio no es kazajo, de ning¨²n modo. Sin embargo, tenemos que aprender kazajo en la escuela, y, si queremos tener trabajo en la administraci¨®n, tenemos que hablarlo con fluidez. Pero ?por qu¨¦ diablos tengo yo que aprender kazajo? ?Aqu¨ª solo viven rusos!
Durante la campa?a de las ¡°tierras v¨ªrgenes¡± auspiciada por Nikita Jruschov en la d¨¦cada de 1950, fueron tantos los rusos que se trasladaron a Kazajist¨¢n para cultivar tierras que los kazajos pasaron a ser minor¨ªa en su propio pa¨ªs. Sin embargo, result¨® que las tierras salinas y secas de las estepas eran dif¨ªciles de cultivar y, en la actualidad, los kazajos vuelven a ser mayor¨ªa y los ¨¦tnicamente rusos representan menos del 20 por ciento de la poblaci¨®n. Para destacar el cambio en la balanza ¨¦tnica, y como una clara indicaci¨®n de la direcci¨®n que el moderno Kazajist¨¢n desea tomar, las autoridades han decidido que en 2025 el idioma kazajo ya no se escriba con el alfabeto cir¨ªlico sino con el latino.
En cambio, con la geograf¨ªa los gobiernos no pueden hacer nada. Ning¨²n otro pa¨ªs tiene una frontera tan extensa con Rusia. De puertas afuera, el Gobierno kazajo finge que la anexi¨®n de Crimea y la guerra en el este de Ucrania no ha cambiado ni un ¨¢pice su relaci¨®n con Mosc¨², pero calladamente, durante los ¨²ltimos a?os, han ofrecido incentivos a los habitantes ¨¦tnicamente kazajos para que se establezcan en las zonas fronterizas con Rusia.
Por si acaso.
Ucrania
El D¨ªa Internacional de la Mujer fui invitada a casa de un soldado ruso, en Donetsk, la rep¨²blica separatista m¨¢s joven del mundo:
¡ªCuando me enter¨¦ de lo que suced¨ªa en Crimea, fui all¨ª para echar una mano ¡ªme explic¨® ¨¦l¡ª. Voy a los lugares donde los rusos se ven amenazados. Yo estoy aqu¨ª como voluntario, toma nota. Nadie me paga.
¡ª?Por eso fuiste al este de Ucrania, para ayudar a los rusos amenazados? ¡ªle pregunt¨¦.
¡ªA ver, dime, ?qu¨¦ es ¡°Ucrania¡± en realidad? ¡ªreplic¨® Linar ret¨®ricamente, sin esperar respuesta¡ª: ?Exacto, no existe ninguna Ucrania! La gente de aqu¨ª se llama ucraniana, pero en realidad es rusa. Hay dialectos rusos que son dif¨ªciles de entender. El ucraniano es uno de ellos.
Las Rep¨²blicas Populares de Domb¨¢s y Lugansk se declararon independientes del resto de Ucrania el 12 de mayo de 2014, apoyadas por soldados rusos, voluntarios o no.
Al principio, muchos creyeron que esos territorios quedar¨ªan integrados en Rusia como pas¨® con Crimea, que hab¨ªa sido anexionada ese mismo a?o, pero ahora parece m¨¢s plausible que Donetsk y Lugansk acaben como Transnistria, Abjasia y Osetia del Sur: dos rep¨²blicas separatistas, parias internacionales, no reconocidas por nadie, salvo por ellas mismas de forma rec¨ªproca, y que se han convertido en un dolor de cabeza permanente para el Gobierno de Kiev, algo que ha sido siempre el objetivo de Rusia.
Hasta el momento, m¨¢s de trece mil personas han perdido la vida en la guerra del este de Ucrania y cuando el conflicto entra en su octavo a?o, una soluci¨®n permanente parece estar todav¨ªa muy lejos.
Cualquiera que haya experimentado lo que significa tener un vecino de naturaleza intratable y obstinada sabr¨¢ que, en el mejor de los casos, solo cabe esperar una especie de neutralidad armada que permita finalmente un saludo reservado por encima del cercado. Pero la paz real solo se consigue cuando el vecino se va.
Los pa¨ªses no pueden moverse de sitio y Rusia mucho menos que ning¨²n otro. En los primeros a?os que siguieron al golpe de Estado de 1991, en Occidente exist¨ªa una tendencia a infravalorar el sentimiento de p¨¦rdida de poder y prestigio de los rusos, junto a una obstinada ambici¨®n imperialista, muy arraigada y antigua en el pensamiento geopol¨ªtico ruso.
Tras dos d¨¦cadas con Vlad¨ªmir Putin en el poder, las relaciones entre el Este y el Oeste se han enfriado considerablemente.
La regi¨®n del B¨¢ltico y el resto de pa¨ªses
¡ªSi vienen los rusos, huyo al bosque para combatir ¡ªLa muchacha me mir¨® fijamente¡ª. El arma est¨¢ preparada. Estoy dispuesta a sacrificar mi vida por la libertad de Letonia.
Nadie ayudar¨¢ a los kazajos si el Kremlin decide apropiarse de una parte de Kazajist¨¢n, as¨ª como tampoco nadie dio un paso para ayudar a los georgianos en la guerra contra Rusia en 2008, ni tampoco nadie se implic¨® en la del este de Ucrania; pero la situaci¨®n de los pa¨ªses b¨¢lticos es otra. En la d¨¦cada de 1990, estos pa¨ªses se convirtieron en miembros de la Uni¨®n Europea, y de la OTAN a principios de la d¨¦cada del 2000. Por eso, un ataque ruso a los pa¨ªses b¨¢lticos es muy improbable.
Sin embargo, la gente tiene miedo. Viven a la sombra del gran hermano del este y, a intervalos regulares, escuchan ruido de sables en forma de dilatados ejercicios militares al otro lado de la valla fronteriza. Adem¨¢s, gran parte de la poblaci¨®n de Estonia y Lituania es rusa, forma parte del rysskij mir, del mundo ruso, que Putin tiene permiso para defender.
A pesar de que han transcurrido treinta a?os del hundimiento de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, en Mosc¨² nunca han dejado de considerar las rep¨²blicas sovi¨¦ticas perdidas como el patio trasero de Rusia. Los peor posicionados son los vecinos que no tienen amigos poderosos o una gran alianza militar que les cubra las espaldas.
Son la mayor¨ªa de ellos y est¨¢n solos.
Erika Fatland es escritora y antrop¨®loga autora de La frontera (Tusquets).
Traducci¨®n de Carmen Freixanet.
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