El Observatorio Einstein
Europa da un paso hacia un ojo abierto al cosmos de 2.000 millones
Si 2.000 millones de euros son una medida de la importancia de un proyecto, Europa acaba de dar un paso significativo en una de las ¨¢reas m¨¢s profundas y vibrantes de la ciencia. La idea es construir un llamado Observatorio Einstein, el m¨¢s poderoso de los detectores de ondas gravitacionales que se ha concebido jam¨¢s, al menos en esta regi¨®n del espacio-tiempo en que nos ha tocado vivir. ?Y para qu¨¦?, se preguntar¨¢ el lector de inmediato. Dos mil millones son una pasta, y el tema de las ondas gravitacionales lo entienden cuatro. ?Para qu¨¦ invertir ese dineral en un tema abstruso que solo puede encontrarse con la incomprensi¨®n y el rechazo del p¨²blico?
El Observatorio Einstein es poco m¨¢s que una idea larvaria en su estado actual. El paso adelante ha sido de una ¨ªndole m¨¢s burocr¨¢tica que f¨¢ctica. El Foro Europeo de Estrategia para Infraestructuras de Investigaci¨®n (ESFRI en sus siglas inglesas), el organismo asesor de los pa¨ªses de la UE sobre prioridades cient¨ªficas, ha incluido el proyecto en su hoja de ruta sobre la gran ciencia, los planes m¨¢s ambiciosos, largoplacistas y costosos que proponen los investigadores europeos. El Observatorio Einstein est¨¢ ¡°maduro para progresar¡±, seg¨²n este conglomerado de cerebros llamado ESFRI. No implica compromiso alguno de financiaci¨®n, pero avanza hacia ¨¦l en las espesas junglas de Bruselas, como informa Adrian Cho para Science. Espa?a ya es socia del proyecto, junto a Italia, Polonia, Holanda y B¨¦lgica.
La gran ciencia suscita siempre el mismo debate pol¨ªtico y social. Pas¨® con el proyecto genoma humano, que incluso algunos genetistas rechazaban en los a?os ochenta. Otros se empe?aron en sacarlo adelante, y lo cierto es que hace 20 a?os, cuando se cumpli¨® el objetivo, se acab¨® la discusi¨®n. El tesoro de informaci¨®n que ha aportado y sigue aportando el genoma es ya una herramienta de uso com¨²n no solo en la ciencia, sino tambi¨¦n en la medicina y la pr¨¢ctica legal. Hay veces en que la ¨¦lite de la ciencia tiene que empujar adelante contra viento amigo y marea social.
Los f¨ªsicos norteamericanos dise?aron un proyecto de un acelerador de part¨ªculas muy avanzado, y se llevaron el disgusto de su vida cuando el Congreso se lo tir¨® abajo con argumentos discutibles. Eso le dio ventaja a Europa, que s¨ª pudo sacar adelante el LHC de Ginebra y logr¨® pronto su mayor reto, descubrir el bos¨®n de Higgs. Los f¨ªsicos de Estados Unidos no han superado a¨²n aquel golpe geoestrat¨¦gico.
El propuesto Observatorio Einstein (europeo) se inspira en el LIGO (estadounidense), el primer detector de ondas gravitacionales, que confirm¨® la existencia ese fen¨®meno predicho por la relatividad de Einstein y descubri¨® al poco de ponerse en marcha una colisi¨®n entre dos agujeros negros ocurrida hace mil millones de a?os. Las ondas gravitatorias viajan a la velocidad de la luz, y mil millones de a?os es lo que les ha costado llegar hasta la Tierra, justo en el momento en que encend¨ªamos la m¨¢quina. LIGO tiene dos brazos perpendiculares de cuatro kil¨®metros. Einstein tendr¨¢ tres brazos de 40 kil¨®metros, y podr¨¢ ver los sucesos que ocurrieron en el origen del universo. ?Para qu¨¦? Ya veremos.
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