Otra etapa

El Consejo de Ministros celebrado el martes trat¨® de escenificar un mensaje de renovaci¨®n que deber¨¢ ir tomando forma con acciones concretas. La crisis de gobierno debiera significar el impulso que necesita el Ejecutivo para lo que resta de legislatura. Pueden distinguirse dos planos, el interno y el externo. En el primero, el cambio profundo en la estructura de gobierno con la salida de figuras de un evidente peso pol¨ªtico como Carmen Calvo, Jos¨¦ Luis ?balos e Iv¨¢n Redondo ¡ªmeses despu¨¦s de que Pablo Iglesias dejara la escena pol¨ªtica¡ª altera considerablemente las din¨¢micas internas del Gabinete. Cabe esperar que la nueva configuraci¨®n del organigrama, junto con el liderazgo asumido por Yolanda D¨ªaz en el ¨¢mbito del socio menor del Gobierno, contribuyan a un mejor nivel de cohesi¨®n y eficacia interna. Aunque es comprensible un cierto grado de disonancia entre los socios de cualquier Gobierno de coalici¨®n, lo cierto es que los problemas de descoordinaci¨®n e improvisaci¨®n exhibidos durante el primer tramo de legislatura han excedido en ocasiones el margen aceptable. En paralelo, el cambio en esa interlocuci¨®n, ahora en manos de Yolanda D¨ªaz despu¨¦s de la salida de Pablo Iglesias, tambi¨¦n contribuye a un mejor nivel de cohesi¨®n interna.

M¨¢s arduo ser¨¢ mejorar en el segundo plano, la proyecci¨®n externa, ya que el panorama pol¨ªtico es el que es, y no cabe esperar cambios trascendentales. De entrada, el estreno de los siete nuevos ministros no debiera postergar su comparecencia en sus respectivas comisiones para informar sobre las l¨ªneas de cambio y continuidad respecto a la agenda de sus predecesores. Por ejemplo, sobre la pol¨ªtica de vecindad y nuestra relaci¨®n con Marruecos, o sobre la pol¨ªtica de vivienda que tantos problemas ha ocasionado con el socio minoritario, o respecto a cuestiones fundamentales que afectan a la agenda territorial como lo es el tema de la financiaci¨®n auton¨®mica. Esta ¨²ltima ¡ªla territorial¡ª es una cuesti¨®n donde pueden lograrse algunas mejoras. El nombramiento de las nuevas figuras que provienen del mundo local, entre las que se encuentra el de la castellanomanchega Isabel Rodr¨ªguez como titular de Pol¨ªtica Territorial, es un claro intento de superar el angosto marco actual. El conflicto catal¨¢n debe ser abordado pol¨ªticamente, pero ni puede monopolizar ni ser tratado de forma aislada. El Gobierno tiene el deber de intentar involucrar otros actores en una reflexi¨®n conjunta sobre posibles reformas. Ser¨¢ arduo un di¨¢logo sereno con el PP nacional o su derivada madrile?a. Pero en el PP hay puntos de vista diferentes con los que es necesario buscar una interacci¨®n. Las nuevas figuras incorporadas al Gobierno pueden de alguna manera dar impulso a esa complicad¨ªsima labor. No cabe esperar grandes logros; s¨ª peque?os pasos que vayan dejando atr¨¢s una fase de bloqueo absoluto.

La oposici¨®n debiera asumir que no es este un tiempo electoral. Ni lo sugiere la din¨¢mica del Parlamento, ni lo recomienda la situaci¨®n del pa¨ªs, que reclama ahora afianzar la recuperaci¨®n. El Gobierno tiene el deber de tender puentes en una tarea que le corresponde gestionar, pero que, por su envergadura, reclama buscar consenso. La oposici¨®n deber¨ªa asumir el papel que le corresponde de fuerza constructiva, que adem¨¢s de fiscalizar y ser alternativa de gobierno, participa en la institucionalidad del pa¨ªs en conformidad con el mandato constitucional.