?Qu¨¦ lujo!
La gente abandonada sabe que el abandono empieza en la cocina y en el cuarto de ba?o. A los partidos abandonados les ocurre lo mismo
La gente abandonada sabe que el abandono empieza en la cocina y en el cuarto de ba?o. Un d¨ªa dejas los platos y las sartenes sin fregar, otro no retiras los pelos que han quedado en el lavabo o la ba?era y al poco dejas de hacer la cama. La desorganizaci¨®n te molesta una semana, pero al fin te acostumbras y esos peque?os nidos fundacionales de mugre empiezan a extenderse con voluntad de alcanzar el pasillo y, desde ¨¦l, el resto de las dependencias de la casa. Las bolsas de la basura, por su parte, se han ido acumulando en el recibidor y llega un momento en el que vives, literalmente hablando, en un estercolero sin que seas consciente de ello.
A los partidos abandonados les ocurre lo mismo. Empiezan a coquetear con formaciones antidem¨®cratas, cuando no claramente fascistas, que llevan a?os sin plancharse las ideas y al poco tambi¨¦n t¨² dejas de planch¨¢rtelas. Ni las ideas, ni la sind¨¦resis, ni la cordura, nada. Para fingir que eres una persona de orden, le colocas al perro un collar con los colores de la bandera y aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria. Pero la mugre mental se estira y se extiende y acaba invadi¨¦ndolo todo. De este modo, un d¨ªa organizas un congreso, una mesa redonda, un curso de verano, o lo que sea que organizara Pablo Casado el otro d¨ªa, y un ponente llama hijo de puta al primer ministro de un pa¨ªs aliado y t¨² te ves ri¨¦ndole la gracia como un idiota porque ya no distingues una cacerola sucia de una limpia. Pero enseguida llega otro ponente, asegura que el golpe de Estado de 1936 lo dieron quienes lo padecieron y te ves aplaudi¨¦ndole como el abandonado que se toma el caf¨¦ en una taza con costras de suciedad. ?Qu¨¦ lujo de ponencias!, exclamas luego, con el traje lleno de lamparones, ante los periodistas.
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