Brasil es el pa¨ªs del mundo que se siente m¨¢s abandonado por quienes le gobiernan
No habr¨¢ vuelta atr¨¢s si no somos capaces de extirpar a tiempo el mal del neonazismo que parece querer revivir con Bolsonaro
Entre los 25 pa¨ªses del mundo con mayores problemas y que se sienten en declive y desamparados por quienes les gobiernan, Brasil figura en primer lugar. De cada 10 brasile?os, siete afirman sentirse abandonados y en crisis pol¨ªtica, seg¨²n el estudio Broken System Sentiment 2021 de Ipsos difundido d¨ªas atr¨¢s por la BBC.
Solo Hungr¨ªa y ?frica del Sur aparecen con ¨ªndices de abandono de la sociedad por parte de sus gobernantes parecidos a Brasil. Seg¨²n los responsables del sondeo, casi todos los pa¨ªses del mundo revelan un sentimiento de que los gobernantes trabajan solo para los m¨¢s poderosos y en provecho propio, pero en ning¨²n pa¨ªs esa cr¨ªtica a los gobernantes aparece tan fuerte como en Brasil. El sentimiento que nutre a la mayor¨ªa de los ciudadanos es de ¡°decepci¨®n e inseguridad¡±.
El 74% de los brasile?os apela, como remedio, a la llegada de un l¨ªder fuerte que saque al pa¨ªs de las manos de los ricos y poderosos. Seg¨²n resulta del sondeo, ese l¨ªder deber¨ªa ser capaz de ¡°quebrar las reglas y deber¨ªa ser alguien fuera de las instituciones¡±. Ello indica, sobre todo en Brasil, una cierta nostalgia por los tiempos de la dictadura, que son vistos por los m¨¢s desilusionados con la pol¨ªtica de hoy como tiempos de ¡°orden y sin corrupci¨®n¡±, algo que ya sabemos que es falso.
Se explica as¨ª el alma del bolsonarismo alimentado hoy por su l¨ªder con sus instintos de quebrar las instituciones democr¨¢ticas, de imponer el autoritarismo y del uso de la mentira y de las fake news, que en el mejor estilo del nazismo, repetidas mil veces acaban pareciendo como verdad. El ¨²ltimo ejemplo de Bolsonaro es su tozudez en afirmar que las urnas electr¨®nicas no son fiables en las elecciones, sin ning¨²n fundamento, ya que son usadas y consideradas como las m¨¢s seguras en la mayor parte de los pa¨ªses civilizados y democr¨¢ticos.
De ah¨ª que aparezca cada d¨ªa m¨¢s claro que la ideolog¨ªa bolsonarista no es solo conservadora ni de extrema derecha liberal, sino que hunde sus ra¨ªces en el neonazismo. Seg¨²n ha dicho la antrop¨®loga Adriana Dias en una entrevista a The Intercept, existen referencias a Bolsonaro en p¨¢ginas de web neonazis desde hace 18 a?os, cuando ¨¦l era un oscuro parlamentario.
La ¨²ltima muestra ha sido la bochornosa foto con la diputada Beatrix von Storck, de la extrema derecha alemana, nieta del ministro de Finanzas de Hitler que tanto peso tuvo en el genocidio jud¨ªo, el m¨¢s b¨¢rbaro y emblem¨¢tico de la historia. En la foto se la ve abrazada al presidente Bolsonaro, que muestra con una carcajada una felicidad sin disimulos y que, ante las cr¨ªticas, se sinti¨® sorprendido de que su encuentro con la l¨ªder nazi pudiera extra?ar a nadie.
Todo ello va tejiendo la conclusi¨®n de que la formaci¨®n y los instintos pol¨ªticos de Bolsonaro, que desde joven defiende a la dictadura militar y elogia a los torturadores. Y se explica su actitud ante la pandemia de la covid que est¨¢ llegando a 556.000 v¨ªctimas y que le han debido el nominativo de genocida porque su actitud ante la pandemia no fue solo negacionista, fue algo peor que deber¨¢ ser estudiado. Su actitud lleva la sombra del esp¨ªritu nazi de exterminio de los m¨¢s d¨¦biles y de quienes ya no son ¨²tiles para el trabajo, como los enfermos graves y los ancianos.
No es extra?o, entonces, que quienes luchan por la defensa de los ind¨ªgenas sean hoy perseguidos por el bolsonarismo de ra¨ªz. Esos ind¨ªgenas que eran los due?os de estas tierras hasta ser colonizados por los europeos son vistos hoy por el bolsonarismo como in¨²tiles y hasta como un estorbo que impide adue?arse de la Amazonia para convertirla en un campo que pueda ser explotado por el capitalismo salvaje.
Toda esa pol¨ªtica de Bolsonaro, que est¨¢ ya probado que ni sabe ni quiere gobernar usando los c¨¢nones de la democracia, aparece cada d¨ªa m¨¢s evidente. Su sue?o es quebrar las instituciones democr¨¢ticas para poder perpetuarse en el poder absoluto en el mejor ejemplo de los peores dictadores. Y es eso lo que hoy lleva a la gran mayor¨ªa de la sociedad brasile?a y a la preocupaci¨®n mundial; a esa sensaci¨®n de abandono, de inseguridad, de desesperanza y de miedo de una quiebra no solo econ¨®mica sino de valores.
El 70% de Brasil tiene hoy conciencia de estar hu¨¦rfana de liderazgo democr¨¢tico, sin esperanzas en el futuro, cada vez m¨¢s devorado por la crisis econ¨®mica y de valores, con filas de familia haciendo cola para disputarse los restos de comida que los mercados echan a la basura.
Brasil sabe hoy que la educaci¨®n est¨¢ en crisis, al igual que la cultura y la seguridad p¨²blica. Esto arrastra a los brasile?os a un sentimiento de decepci¨®n, a veces de desprecio y hasta de hostilidad a sus gobernantes, incapaces de presentarles una alternativa que defienda los valores de la democracia capaz de abrazar a todas las categor¨ªas sociales, ofreci¨¦ndoles las oportunidades para mejorar en la vida y poder so?ar con un futuro digno para ellos y para sus hijos.
El estudio de Ipsos coloca a Brasil como el pa¨ªs del mundo con mayor grado de desilusi¨®n y con peligro de apostar por gobiernos autoritarios, y nos revela c¨®mo es posible que ante el crecimiento del bolsonarismo, las instituciones democr¨¢ticas aparezcan m¨¢s bien pasivas y hasta indiferentes. No se explica por qu¨¦ el Congreso y la Justicia parecen paralizadas, cuando no indiferentes, ante la involuci¨®n autoritaria y destructiva de los valores civilizatorios.
Hay momentos para un pueblo que, como ya nos ense?a la historia, son definitivos para determinar si se escoge el camino de la convivencia pacifica y constructiva. No habr¨¢ vuelta atr¨¢s si no somos capaces de extirpar a tiempo el mal del neonazismo que parece querer revivir con Bolsonaro. Una pol¨ªtica de destrucci¨®n y culto de la mentira que amenaza no solo la convivencia pac¨ªfica, sino que intenta extirpar lo que de mejor y m¨¢s noble tiene el ser humano para arrastrarlo a los tiempos oscuros de la barbarie que ya experiment¨® la humanidad y que parece querer alzar de nuevo su bandera de muerte y destrucci¨®n.
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