El valor de la empat¨ªa en pol¨ªtica
Es posible que ponerse en el lugar de los dem¨¢s no sirva para ganar elecciones, pero s¨ª para resolver problemas y mejorar la vida de la gente
La empat¨ªa es la capacidad que cualquier persona demuestra para percibir, compartir y entender los estados afectivos de los dem¨¢s. Se trata de una cualidad fundamental para cualquier pol¨ªtico que persiga contribuir a resolver los problemas de la ciudadan¨ªa a la que representa. Estudios en la disciplina de la psicolog¨ªa han mostrado que las personas emp¨¢ticas se preocupan del sufrimiento ajeno y desarrollan una mayor habilidad a la hora de tomar decisiones concretas que ayuden a aliviar dicho sufrimiento.
Lo que es m¨¢s importante, la empat¨ªa aumenta nuestra facultad para ponernos en el lugar de los dem¨¢s y adoptar su marco de referencia, lo que nos permite anticipar sus reacciones y comportamientos. Las personas emp¨¢ticas son m¨¢s tolerantes con el desacuerdo, se dejan aconsejar y est¨¢n abiertas a la cr¨ªtica en mayor medida, lo que les lleva a tomar mejores decisiones.
Sin embargo, cuando se analizan las cualidades de los l¨ªderes pol¨ªticos (y muy especialmente aquellos que consiguen ganar elecciones), muy rara vez se menciona la empat¨ªa. En un contexto en el que la velocidad y la capacidad de sorprender han acaparado el escenario y el tiempo del mundo de la pol¨ªtica, la conexi¨®n con el electorado se produce a trav¨¦s del uso de esl¨®ganes simples y directos. Si hay un valor al alza en el m¨¢rketing pol¨ªtico es el de la espontaneidad. Se trata de la destreza para improvisar reacciones inmediatas, frescas y desenfadadas ante cualquier situaci¨®n, por muy complicada que sea. La espontaneidad nos gusta porque implica autenticidad o falta de artificio en el comportamiento. Cosa que a menudo echamos de menos entre nuestros representantes pol¨ªticos, tan endiosados en sus esca?os, tan lejos del d¨ªa a d¨ªa del ciudadano medio.
A menudo olvidamos las connotaciones negativas de la espontaneidad, que cobran mayor relevancia cuando se trata de la actuaci¨®n de quienes tienen responsabilidades para con la ciudadan¨ªa. Se trata de un rasgo ef¨ªmero y sin recorrido, que implica la pericia para improvisar reacciones sin tiempo de pensarlas o analizarlas. Un rasgo que suele acabar en simple gesto o incluso una pose de cercan¨ªa moment¨¢nea, una cercan¨ªa que por s¨ª misma poco contribuye a resolver los problemas de los ciudadanos.
La falta de empat¨ªa puede llegar a provocar tal lejan¨ªa respecto a quienes son diferentes o se encuentran en otra situaci¨®n, que incluso lleguemos a deshumanizarlos. Colum McCann, en su m¨¢s reciente novela Apeirogon lo explica con una maestr¨ªa que logra conmover al lector. La novela describe la relaci¨®n de amistad de dos hombres: el palestino Bassam Arami, estudioso del Holocausto, y el israel¨ª Rami Elhanan, un activista contra la ocupaci¨®n del Ej¨¦rcito israel¨ª en los territorios palestinos. Ambos comparten una tragedia: la p¨¦rdida de sus correspondientes hijas a la edad de entre 10 y 12 a?os: Abir, v¨ªctima del disparo de una pelota de goma a manos de un soldado israel¨ª, y Smadar, que sufri¨® un atentado en el que explot¨® una bomba activada por palestinos suicidas.
Apeirogon (t¨¦rmino matem¨¢tico para describir un n¨²mero infinito observable de caras) nos ense?a que en la interpretaci¨®n de cada historia hay siempre miles de posibilidades y que la confrontaci¨®n extrema que sigue el formato t¨ªpico de ¡°conmigo o contra m¨ª¡± est¨¢ abocada al fracaso, la p¨¦rdida, al dolor. A trav¨¦s de la amistad de estos dos hombres McCann nos conduce en coche por las colinas de Beit Jala o en moto por las calles de Jerusal¨¦n. Nos acerca a la vida cotidiana de los palestinos en la franja de Gaza: una vida llena de obst¨¢culos, controles, y humillaciones que recuerda a la cruel l¨®gica del apartheid. Pero tambi¨¦n nos aproxima al miedo de los israel¨ªs, a la paranoia de las bombas y los atentados suicidas. Y a la manipulaci¨®n que la clase dirigente puede hacer con el dolor y el miedo de las personas.
A lo largo de los 1.001 cap¨ªtulos de esta obra de arte el lector realiza un recorrido emocional sutil que desemboca en la convicci¨®n de que quien consigue empatizar con su enemigo acaba ganando la batalla a la crueldad, el terror y la revancha. Convence el palestino Bassam al recordar el momento en que estando en la c¨¢rcel empez¨® a estudiar el fen¨®meno del Holocausto y sinti¨® sincera compasi¨®n por sus v¨ªctimas. Lo mismo que convence el israel¨ª Rami al relatar el d¨ªa en que sinti¨® que los palestinos no eran solamente quienes pon¨ªan bombas o quienes trabajaban como peones en la construcci¨®n del muro, sino que eran personas con capacidad de sentir el mismo dolor, miedo y cari?o que ¨¦l, su familia y su pueblo.
A menudo los estudiosos de la opini¨®n p¨²blica nos dedicamos a analizar el papel de los medios y de los distintos actores pol¨ªticos para incluir temas en la agenda, y que se genere debate sobre cu¨¢les son los m¨¢s relevantes, o las posibles soluciones a los mismos. Me pregunto si no deber¨ªamos analizar la capacidad de algunas novelas para crear opini¨®n p¨²blica. Apeirogon ser¨ªa el ejemplo perfecto. Una novela que nos ense?a la potencia y el valor po¨¦tico de la empat¨ªa. Es posible que la empat¨ªa no sirva para ganar elecciones, pero su utilidad para resolver problemas y mejorar la vida de la gente est¨¢ infravalorada en los apresurados tiempos pol¨ªticos que corren.
Marta Fraile es cient¨ªfica titular del CSIC (IPP).
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