Europa y el reto del federalismo
Es quiz¨¢ ahora cuando podamos pensar en una hoja de ruta m¨¢s intensa e integrada de los pa¨ªses y la realidad de la UE
Europa ha superado su algo vetusta imagen de pasado, para convertirse en una realidad de futuro, evolucionando en el camino correcto de la integraci¨®n y la colaboraci¨®n. El hecho de que hayamos acudido todos los pa¨ªses a endeudarnos mancomunadamente, el que hayamos dise?ado una estrategia coordinada y ¨²nica en la compra y la distribuci¨®n de vacunas frente a la covid, as¨ª como el hecho de que la Uni¨®n Europea vaya a entregar una gigantesca cantidad de recursos a los pa¨ªses miembros para su reconstrucci¨®n econ¨®mica y social (750.000 millones de euros, m¨¢s de la mitad de ellos a fondo perdido), dice mucho y muy positivo sobre la evoluci¨®n de la UE.
Es quiz¨¢ ahora cuando podamos comenzar a pensar en una hoja de ruta m¨¢s intensa e integrada de los pa¨ªses y la realidad europea en direcci¨®n hacia una futura Europa federal. Podr¨ªa resultar ¨²til en este punto recordar algunos postulados y caracter¨ªsticas b¨¢sicas del modelo federalista.
El federalismo es un sistema general de organizaci¨®n pol¨ªtica en el que tienen cabida las distintas ideolog¨ªas de corte democr¨¢tico (socialistas, conservadoras, liberales, etc.), en base a un sistema de estructuraci¨®n pol¨ªtica de un todo, fomentando y potenciando la libertad y participaci¨®n de las partes que pasar¨ªan a compartir con los dem¨¢s un desarrollo, responsabilidad y destino comunes.
Seg¨²n la concepci¨®n federalista, el poder est¨¢ repartido en dos instancias: el Estado central y los diversos Estados federados. Es un modelo que vincula distintas unidades dentro de un sistema pol¨ªtico global manteniendo tanto su integridad pol¨ªtica b¨¢sica como su independencia administrativa. El federalismo busca as¨ª un marco integral para el desarrollo pol¨ªtico de la sociedad en base a la diversidad natural de la misma, y respetando las ideolog¨ªas de sus integrantes.
Caracter¨ªstica fundamental del federalismo es, adem¨¢s, su compatibilidad con los distintos niveles estructurales de organizaci¨®n pol¨ªtica, pudiendo existir una estructura federal tanto en un ¨¢mbito territorial local, como en un nivel supranacional, as¨ª como en los distintos niveles intermedios (a modo de capas o incluso fractales). Si se toma el Estado-pa¨ªs como referencia, podemos hablar, por una parte, de endofederalismo, o estructuraci¨®n interna de un pa¨ªs a trav¨¦s del sistema federal. Esto es la distribuci¨®n de una buena parte del poder pol¨ªtico entre distintas unidades territoriales del pa¨ªs, con un importante grado de autonom¨ªa (por ejemplo, Estados Unidos, o Alemania, incluso en alguna medida Espa?a). Por otra parte, el exofederalismo es la integraci¨®n de varios Estados en un Estado federal, que pasar¨ªa a constituir la estructura pol¨ªtica b¨¢sica de una comunidad internacional, como es Europa.
Otro principio b¨¢sico federalista es el pacto. Porque tanto la integraci¨®n como el reparto de poderes son fruto de acuerdos, y el binomio libertad-autoridad se va progresivamente decantando en funci¨®n de la primera y con ello naturalizando la segunda, en tanto que su predominio es m¨¢s propio de los sistemas pol¨ªticos centralistas, y ya en el l¨ªmite, de los no pluralistas, tanto de un signo como de otro. La fuerza, en definitiva, del Estado federal radica m¨¢s en los poderes delegados por la sociedad que en la autoridad propiamente inherente al Estado, y queda recogido en la correspondiente Constituci¨®n federal, elaborada por consenso, y que vincula a todos los miembros de la federaci¨®n. El posterior devenir com¨²n de la sociedad enmarcada en un Estado federal posibilita el surgimiento de una supranacionalidad compatible y en ciertos ¨¢mbitos sustitutoria de los estados federados.
La divisi¨®n federalista de poderes es, por tanto, una divisi¨®n espacial y no funcional, basada en los territorios de los Estados miembros. Entre ellos siempre han existido, por otra parte, s¨®lidas vinculaciones en cuanto a tradiciones hist¨®ricas comunes, contig¨¹idad territorial, comunidad de intereses econ¨®micos, etc.
Esta divisi¨®n de poderes habr¨¢ de estar, por otra parte, explicitada constitucionalmente en una doble enumeraci¨®n de facultades o competencias, tanto a nivel federal como nacional. El poder federal tiene, por ejemplo, las atribuciones de car¨¢cter internacional, tales como defensa, comercio exterior y relaciones diplom¨¢ticas. Cuenta, asimismo, con facultades relativas al sistema monetario, a la administraci¨®n de justicia ¡ªtemas federales¡ª y a ciertos impuestos, y en definitiva, para se?alar ¡ªde forma consensuada¡ª nuevas atribuciones a los Estados miembros, es decir, tienen la facultad de atribuir las competencias, puesto que se apoya en la confluencia o representaci¨®n de dichos Estados, los cuales ostentan, por lo tanto, una gran variedad de atribuciones tanto de car¨¢cter administrativo como judicial. La atribuci¨®n que en ning¨²n caso se entender¨¢ de forma individual es el derecho a la secesi¨®n, esto es, la independencia de un Estado, a no ser que cuente con el consentimiento de la federaci¨®n en su conjunto.
El federalismo, en resumen, es uno de los posibles caminos para transitar hacia una Europa pol¨ªticamente unida, una Europa com¨²n, en la que, con el devenir de los a?os sus habitantes pudieran llegar a sentirse con orgullo ciudadanos europeos, al margen y compatiblemente con su sentir nacional de origen.
Jes¨²s Lizcano ?lvarez es catedr¨¢tico de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y director de la revista Encuentros Multidisciplinares.
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