Periodismo en la diana en M¨¦xico
El Gobierno de L¨®pez Obrador est¨¢ obligado a garantizar la seguridad de los informadores ante las amenazas de los carteles de la droga
Las amenazas expl¨ªcitas que miembros del Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n han lanzado contra la periodista mexicana Azucena Uresti y una serie de medios merecen una condena un¨¢nime no solo de la profesi¨®n, sino de toda la sociedad mexicana. El v¨ªdeo en el que un narco amenaza a Uresti evidencia hasta qu¨¦ punto los informadores corren peligro en M¨¦xico, el pa¨ªs m¨¢s mort¨ªfero del mundo para ejercer el periodismo, donde en lo que va de a?o han muerto ya siete reporteros. Las amenazas tambi¨¦n ponen el foco en las autoridades, que llevan a?os recibiendo cr¨ªticas por su inacci¨®n ante las amenazas y sin poder frenar la descomposici¨®n del pa¨ªs a manos del crimen organizado.
El v¨ªdeo, difundido por redes sociales, muestra a un grupo de sicarios hablando en nombre de El Mencho, capo del Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n, la organizaci¨®n criminal que avanza sin control por todo el territorio mexicano. Una exaltaci¨®n de la violencia de quienes se sienten parapetados por un sistema donde prevalece la impunidad y en el que el ¨²nico lenguaje que pretenden manejar es el de las armas y el terror. Las im¨¢genes encierran todo lo que un Estado de derecho y el mundo democr¨¢tico debe condenar y sobre lo que una sociedad debe estar alerta. El ataque contra Uresti y contra grandes medios mexicanos no se puede interpretar como otro m¨¢s, pues supone un punto de inflexi¨®n en un contexto en el que las agresiones y las amenazas contra los periodistas, trabajen donde trabajen, ya son parte de la actualidad del pa¨ªs.
Es ahora, m¨¢s que nunca, cuando el Gobierno debe garantizar la seguridad de cuantos se dedican a dar cuenta de lo que ocurre y el pleno derecho a la informaci¨®n. El presidente de M¨¦xico, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, ha asegurado que el Estado proteger¨¢ a Uresti ante las intolerables amenazas. El problema, no obstante, es mucho m¨¢s profundo. Est¨¢ demostrado que los mecanismos de protecci¨®n a los periodistas son muy d¨¦biles, fallidos en gran parte, y que los criminales han conseguido introducirse en todas las capas de las instituciones. M¨¦xico exige un cambio de paradigma inmediato. M¨¢s all¨¢ de esa urgencia inaplazable, de poco ayuda que el propio mandatario, desde sus conferencias de prensa matutinas, critique una y otra vez a la prensa con descalificaciones que distan mucho de contribuir a un debate plural y s¨ª a alimentar el rechazo a los informadores. Cualquier cambio al que aspire un Gobierno debe pasar por garantizar una prensa libre. No hay tiempo que perder. M¨¦xico se merece un pa¨ªs en paz y con un periodismo sin amenazas criminales.
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