Una vida digna para los afganos
Los lectores opinan sobre la situaci¨®n en el pa¨ªs asi¨¢tico, las empresas el¨¦ctricas, la inmigraci¨®n y sobre la contaminaci¨®n ac¨²stica
En el a?o 2009 fui responsable del Programa de Agua y Saneamiento de la AECID en la provincia de Qala-i-Naw. All¨ª junto a otros magn¨ªficos profesionales nacionales y personal local implementamos estrategias de desarrollo en diferentes ¨¢mbitos. Fue una gota en el oc¨¦ano de subdesarrollo en que estaba el pa¨ªs tras la derrota talib¨¢n, insuficiente para lograr avances significativos. El fracaso que vemos ahora se debi¨® en gran medida a que la estrategia de desarrollo fue infrafinanciada con respecto al gasto militar (uno de cada siete euros en el caso de Espa?a) y la corrupci¨®n era rampante entre las autoridades locales. Hicimos lo mejor que pudimos y supimos, y durante 20 a?os una generaci¨®n pudo crecer en libertad. Espero que alg¨²n d¨ªa se den las condiciones para que los habitantes de ese pa¨ªs puedan alcanzar una vida digna fuera del control de fan¨¢ticos extremistas.
Fabio Torres Barrio. Ibiza
En pa¨ªses comunistas
En pa¨ªses tan comunistas como Francia, Italia o Alemania, el Estado interviene participando con porcentajes que van del 20 al 80% de las acciones de empresas privadas como las que gestionan la energ¨ªa el¨¦ctrica. En Espa?a esta participaci¨®n es ¡°cero¡± desde los a?os noventa. En Estados Unidos, otro pa¨ªs que no pensamos que sea muy comunista, algunas empresas son totalmente p¨²blicas. Y en pa¨ªses como Jap¨®n y Australia la participaci¨®n del Estado en las empresas privadas es muy amplia. En Espa?a ahora mismo no es posible, porque en su momento se privatizaron, incluso con convenios que no acaban hasta 2030 ¨® 2040.
Julio Garc¨ªa-Casarrubios Sainz. Valdepe?as (Ciudad Real)
El tr¨¢gico destino de Abdoulaye Coulibaly
Le¨ª con emoci¨®n el art¨ªculo sobre Abdoulaye y pens¨¦ en el coraje, la vitalidad y las esperanzas que deb¨ªan animar a este joven para dejarlo todo y emprender este viaje hacia una vida mejor. ¡°Solo so?aba con un futuro mejor, formarse y trabajar¡±. No lo conoc¨ªamos pero ahora pensamos en su familia y en la tristeza que viven. En pocas horas una cadena de solidaridad ha logrado recaudar dinero para poder repatriar a Abdoulaye a su pa¨ªs, Guinea Conakry, y para que descanse en paz en la tierra de sus antepasados. Aprovecho para dar las gracias a mis padres adoptivos que nos acogieron con amor y generosidad a mi hermano y a m¨ª, ofreci¨¦ndonos una segunda familia, a nosotros que lo perdimos todo en el comienzo de nuestras vidas. La vida sabe mostrarse generosa.
Sarah Wuillaume. Madrid
La incesante contaminaci¨®n ac¨²stica
Resulta indignante el silencio generalizado ante la negligencia de las autoridades competentes con respecto al ruido en Espa?a. Bastar¨ªa con que estas hicieran cumplir la legislaci¨®n sobre ruidos para garantizar nuestro derecho al descanso. Desde hace a?os se est¨¢ permitiendo a los ciudadanos adue?arse de las calles con la excusa del derecho al ocio. Los crecientes botellones o los altavoces en la calle de establecimientos p¨²blicos ya han transformado nuestros espacios comunes en verbenas continuas. ?Se podr¨ªa empezar a hacer algo al respecto? ?No estamos ante un delito?
Isabel ?lvarez Garc¨ªa. Madrid
Los textos de esta secci¨®n tienen que enviarse exclusivamente a EL PA?S y no deben tener m¨¢s de 100 palabras (700 caracteres sin espacios). Deben constar nombre y apellidos, ciudad, tel¨¦fono y DNI o pasaporte de sus autores. EL PA?S se reserva el derecho de publicarlos, resumirlos o extractarlos. No se dar¨¢ informaci¨®n sobre estas colaboraciones. La direcci¨®n para escribir en esta secci¨®n es CartasDirectora@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.