La autoridad de la Comisi¨®n de la Verdad
La pol¨¦mica entrevista que el expresidente colombiano ?lvaro Uribe mantuvo con la instituci¨®n que tiene que elaborar un relato de la guerra demostr¨® que es la segunda la que posee la autoridad moral


?QUI?N ES JUAN GABRIEL V?SQUEZ?
Han pasado un par de semanas desde los hechos, pero los colombianos seguimos tratando de ponernos de acuerdo sobre lo que realmente ocurri¨® ese d¨ªa. La Comisi¨®n de la Verdad es, como sabr¨¢n los lectores, la instituci¨®n que naci¨® de los Acuerdos de Paz para establecer hasta donde sea posible un relato de la guerra: un relato ¨¦tico y pol¨ªtico que nos ayude en la tarea dificil¨ªsima de la reconciliaci¨®n, o por lo menos en la del entendimiento. Pues bien, la Comisi¨®n lleva ya varios meses invitando a los presidentes vivos de este pa¨ªs a que den su versi¨®n, pero se hab¨ªa topado de frente con el ninguneo de ?lvaro Uribe, cuyo mandato fue un punto de quiebre en el medio siglo que estamos tratando de interpretar.
Cuando accedi¨® por fin, Uribe lo hizo imponiendo sus t¨¦rminos: no visitando a los comisionados en alguna de las veintiocho Casas de la Verdad que se han abierto en todo el pa¨ªs, como han hecho los dem¨¢s, sino oblig¨¢ndolos a presentarse ante ¨¦l en una de sus haciendas. Y all¨ª, en un escenario napole¨®nicamente dise?ado ¡ªUribe sentado en una silla m¨¢s alta que las otras, detr¨¢s de una mesa ampl¨ªsima que s¨®lo ¨¦l pod¨ªa usar¡ª, se dio una conversaci¨®n de cuatro horas que dej¨® insatisfechos a muchos.
A Francisco de Roux, el sacerdote jesuita que encabeza la Comisi¨®n, le llovieron las cr¨ªticas. No s¨®lo las de siempre: las que vienen de la derecha m¨¢s atrabiliaria, que usa las redes para el insulto y la amenaza y lleg¨® incluso a manipular un v¨ªdeo para acusarlo de simpat¨ªas guerrilleras; sino tambi¨¦n las de una parte de la izquierda, que vio en la conversaci¨®n una concesi¨®n innecesaria al hombre que lo ha hecho todo para sabotear los acuerdos de paz, pero adem¨¢s para enfrentar a los colombianos y envenenar su convivencia. Opinan ¨¦stos que el acto fue un meg¨¢fono invaluable para un pol¨ªtico que se ha distinguido por su facilidad para la calumnia y el enga?o, y los comisionados no supieron contradecir sus afirmaciones m¨¢s cuestionables ni responder a sus provocaciones m¨¢s groseras. En otras palabras, dicen, la Comisi¨®n sufri¨® una humillaci¨®n que habr¨ªa podido evitarse. Yo tengo para m¨ª que lo ocurrido fue muy distinto.
El valor posible de las instituciones como la Comisi¨®n de la Verdad, en Colombia y en Sud¨¢frica y en Centroam¨¦rica, no est¨¢ s¨®lo en la disposici¨®n para hablar con todos, sino en la terquedad para conseguir que todos hablen. En otras palabras, los testimonios importantes hay que ir a buscarlos donde est¨¦n, as¨ª sea en territorios meditadamente hostiles como el de este encuentro. Lo que hicieron los tres comisionados fue poner su misi¨®n por encima de otras consideraciones; se negaron, en fin, a hacer politiquer¨ªa con algo tan importante como la visi¨®n del conflicto que tiene el principal opositor de los Acuerdos.
?Y cu¨¢l es esa misi¨®n? Entre otras cosas, hacer ciertas preguntas imprescindibles y urgentes, pero que no cabr¨ªan en otros espacios. Durante la entrevista hay dos frases que el padre De Roux repite con frecuencia. ¡°Uno tiene muchas preguntas¡±, dice varias veces, llev¨¢ndose las manos a la cabeza. Y tambi¨¦n: ¡°Estas cosas hay que explic¨¢rselas al pa¨ªs¡±.
Eso intent¨®. Despu¨¦s de reconocer que fueron las pol¨ªticas de Uribe las que obligaron a las FARC a negociar, el padre De Roux le hace al expresidente una pregunta tan elemental que muchos colombianos ya la han relegado al olvido: ?por qu¨¦, en lugar de avanzar sobre lo conseguido, las cosas se enredaron? ?Por qu¨¦ se decidi¨® convertir los Acuerdos de paz en una raz¨®n de conflicto?
De Roux elogia la seriedad y el rigor con que se negociaron los Acuerdos; recuerda que hasta el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que no se pone de acuerdo en nada, se ha puesto de acuerdo en elogiarlos; y luego le pregunta a Uribe: ¡°?Por qu¨¦, ante una cosa tan profunda, no dar un paso de generosidad que hubiera unido a los colombianos?¡±
De manera que es verdad: hay que explicarle muchas cosas al pa¨ªs. Y es verdad tambi¨¦n que uno tiene muchas preguntas. Lo que los ciudadanos no suelen tener ¡ªy mucho menos la mayor¨ªa de las v¨ªctimas de esta larga guerra¡ª es quien las haga en su nombre. La autoridad de la Comisi¨®n de la Verdad viene de los Acuerdos de paz, que Uribe no reconoce; pero viene, sobre todo, de un lugar m¨¢s impreciso y abstracto, consecuencia de haberse puesto inequ¨ªvocamente del lado de las v¨ªctimas: de todas, no s¨®lo de algunas pol¨ªticamente escogidas. Es una autoridad que s¨®lo puedo llamar moral. Es la que tienen el padre De Roux y los comisionados que visitaron a Uribe, y es la misma que Uribe perdi¨® durante la entrevista. Si es que no se le hab¨ªa perdido antes.
Juan Gabriel V¨¢squez es escritor. Su ¨²ltima novela es Volver la vista atr¨¢s (Alfaguara)
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