Deslealtad con el ¡®president¡¯
Junts ha optado por boicotear la bilateralidad, en una estrategia propia de quienes no quieren comprometerse con buscar una salida pactada
Durante a?os, el independentismo ha reclamado una negociaci¨®n bilateral con el Gobierno como condici¨®n necesaria para resolver la crisis catalana. As¨ª se ha argumentado la ausencia del president de la Generalitat de la Conferencia de Presidentes o la adopci¨®n de un perfil subterr¨¢neo en el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera. Aceptemos que esa pose de Ejecutivo ofendidito responda a una estratagema de voluntarismo maquiav¨¦lico, pero constatemos que, por ahora, lo que ha logrado ha sido limar la institucionalidad de la Generalitat al presentarse de noche y de d¨ªa como un actor pol¨ªtico prescindible. Una variante de esa actuaci¨®n infantil se reproduce cuando el Rey preside un acto en Catalu?a, como si el vac¨ªo que deja la Generalitat fuese percibido por los asistentes como una forma de autoridad cuando en realidad es aceptado como una fatigada demostraci¨®n de impotencia.
Pero lo que parec¨ªa inimaginable es lo que este martes puso en riesgo la continuidad de un Govern. A primera hora, ya saltaban las chispas en los tel¨¦fonos m¨®viles. El president Aragon¨¦s descubri¨® con pasmo que un sector del independentismo gubernamental estaba dispuesto a abrir una v¨ªa que de facto boicoteaba la bilateralidad.
Estos ¨²ltimos d¨ªas la portavoz de Junts, Elsa Artadi, hab¨ªa reiterado que la no presencia del presidente Pedro S¨¢nchez en la mesa de di¨¢logo ser¨ªa la demostraci¨®n de la falta de compromiso del Gobierno. Pero el lunes por la noche se supo que Pedro S¨¢nchez la presidir¨ªa. El partido de Puigdemont, encerrado en su propio relato, opt¨® por saltar al absurdo. Pocas horas despu¨¦s se filtraba que sus representantes en la mesa no ser¨ªan gubernamentales. En la lista confeccionada por su secretario general estar¨ªa el vicepresidente de la Generalitat, pero el resto de sus integrantes ser¨ªan dirigentes del partido. Lo cual evidencia de nuevo que la en¨¦sima mutaci¨®n convergente se siente por encima de la instituci¨®n, ahora que no la preside, y que, en relaci¨®n con la resoluci¨®n de la crisis pol¨ªtica, est¨¢ decidido a actuar como Junts pel Bucle.
En la estrategia partidista de sabotear la mesa de di¨¢logo confluyen quienes no necesitan una salida transaccionada a la crisis catalana. En Barcelona y en Madrid. La novedad de ayer es que para conseguirlo Junts exhibi¨® su disposici¨®n a vaciar de autoridad al president de la Generalitat, en un acto de deslealtad intolerable. La reacci¨®n de Pere Aragon¨¨s exigiendo que Junts vaya a la mesa con consellers, fue r¨¢pida y correcta, adem¨¢s de reveladora. Primero, porque no consigui¨® lo que pretend¨ªa. Segundo, porque la delegaci¨®n catalana acudir¨¢ este mi¨¦rcoles debilitada a la mesa. Y tercero, porque como en el caso del aeropuerto, cuando llega la hora de las decisiones, la Generalitat queda atrapada en sus propias contradicciones y no tapona la deriva que la desapodera.
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