Contra el pensamiento pol¨ªtico
No recuerdo yo ninguna ¨¦poca en que los despachos y pasillos de G¨¦nova fuesen un murmullo de paradojas, silogismos y di¨¢logos plat¨®nicos, como evoca Aguirre
Si no supiera con certeza rotunda que no es as¨ª, pensar¨ªa que Esperanza Aguirre es una agente a sueldo de Pedro S¨¢nchez. Para empujar la ambici¨®n de Ayuso, que est¨¢ impaciente por devorar su partido, se ha transformado en la versi¨®n tele?eco de Macbeth (insulta como en el teatro de gui?ol: ¡°?ni?atos, chiquilicuatres!¡±; le faltaron ¡°polloperas¡± y ¡°petimetres¡±) y ha metido al PP en una gresca de bar muy navajera y entretenida, mientras un S¨¢nchez redentor anunciaba en TVE que se dispon¨ªa a rescatar a los espa?oles de la asfixia el¨¦ctrica. No s¨¦ c¨®mo se las pon¨ªan a Fernando VII, pero esta oposici¨®n, con la ayuda ciza?era de Aguirre, se las pone muy bien al Gobierno.
Es muy divertido que alguien que irrumpe en el debate a pedradas, aunque sean pedradas de felpa, reivindique el pensamiento pol¨ªtico. Dice Aguirre que en el PP no hay nadie mayor de 55 a?os pensando. Se entiende que menores, tampoco, porque por debajo de esa edad solo hay ni?atos, y los ni?atos est¨¢n todo el d¨ªa retuiteando a Ibai y explot¨¢ndose granos. Desde la grada del retiro, todo tiempo pasado luce mejor, pero no recuerdo yo ninguna ¨¦poca en que los despachos y pasillos de G¨¦nova fuesen un murmullo de paradojas, silogismos y di¨¢logos plat¨®nicos, como evoca Aguirre. A no ser que por pensar entienda malpensar y no se refiera al cultivo de la doctrina liberal o democristiana, sino al ingenio del ni?o con tirachinas que traza planes retorcidos para incordiar al vecino. Fuera de eso, en los partidos, el pensamiento pol¨ªtico parece un ox¨ªmoron, como aquel chiste sobre el peri¨®dico El Pensamiento Navarro. O se piensa o se hace pol¨ªtica.
Estas pol¨¦micas se agostan mientras las escribo. Para cuando se publique esta columna, otra gresca (?Catalu?a?) ocupar¨¢ la atenci¨®n de los ¡°queridos ni?os¡±, como llama a los ciudadanos el c¨ªnico protagonista de la ¨²ltima novela de David Trueba, y a este ritmo no hay quien piense. Un argumentario de partido es a una corriente de pensamiento pol¨ªtico lo que las frases de los azucarillos a la literatura: no llega ni a suced¨¢neo. Los pol¨ªticos actuales pueden aspirar a prologar El manifiesto comunista, como ha hecho Yolanda D¨ªaz, pero no a escribir otro, y Aguirre lo sabe. Por eso apuesta todo a la pol¨ªtica espa?ola m¨¢s ajena al pensamiento, la que est¨¢ hecha de pura acci¨®n, la que mejor ha entendido estos tiempos voraces de 280 caracteres.
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