Regreso al mundo bipolar
Estados Unidos forja una alianza con Australia y Reino Unido para patrullar el mar de la China meridional a costa de sus lazos con la Uni¨®n Europea
No basta la amarga derrota sufrida por Estados Unidos con su precipitada salida de Afganist¨¢n para sostener que la primera superpotencia se halla en un declive inexorable, tal como viene sosteniendo Pek¨ªn con m¨¢s empe?o propagand¨ªstico que argumentos s¨®lidos. Lo demuestra la contundente carta que acaba de jugar Joe Biden con el anuncio de una alianza tripartita con Australia y Reino Unido, acompa?ada de la dotaci¨®n a Canberra de doce submarinos de propulsi¨®n nuclear, destinados a patrullar por la regi¨®n mar¨ªtima m¨¢s conflictiva del planeta, el mar de la China meridional, donde discurre una de las rutas por mar de mayor valor estrat¨¦gico y se acumulan numerosas disputas territoriales de casi todos los pa¨ªses ribere?os con Pek¨ªn.
La diplomacia guerrera china ha reaccionado con severas acusaciones de contribuci¨®n a la carrera armament¨ªstica y de proliferaci¨®n nuclear, consciente de que la clausura de las guerras sin fin en Oriente Pr¨®ximo iba a conducir a concentrar los esfuerzos estadounidenses en esta zona tan explosiva, en la que Pek¨ªn viene practicando una sigilosa, pero constante ocupaci¨®n de arrecifes y pe?ascos, incluso dentro de las aguas territoriales de sus vecinos. Cuenta adem¨¢s con una presa apetecida como es Taiw¨¢n, cuya anexi¨®n, incluso directamente por el uso de la fuerza, significar¨ªa la culminaci¨®n del proyecto de rejuvenecimiento chino esgrimido por Xi Jinping.
Tiene por tanto toda la l¨®gica que Estados Unidos despliegue una amplia pol¨ªtica de alianzas en Asia a trav¨¦s del Quad, o cuarteto ya establecido con India, Australia y Jap¨®n, y ahora con el Aukus, con Australia y Reino Unido, organizada t¨¢citamente por la tecnolog¨ªa nuclear compartida. Washington est¨¢ dejando un hueco en Oriente Pr¨®ximo y en Asia central, pero es m¨¢s que precipitada la expectativa de un nuevo aislacionismo que le permita desentenderse de la estabilidad mundial. Otra cosa distinta es que estos esfuerzos se hagan a costa de Francia y de los europeos, como es el caso, y que esta opci¨®n sea la m¨¢s conveniente incluso para solidificar el frente de las democracias ante las amenazas rusas en el este europeo y China en la regi¨®n India-Pac¨ªfico.
Ni es seguro que Biden tenga veleidades aislacionistas ni tan solo que el declive de Estados Unidos y su sustituci¨®n por el imperio chino est¨¦n certificados de antemano. Si hay alguna certeza que puede desprenderse de los ¨²ltimos movimientos es que entramos en un mundo que ha dejado de ser unipolar y se dirige hacia una nueva bipolaridad similar a la que protagoniz¨® la Guerra Fr¨ªa, aunque su centro de gravedad ya no est¨¢ en Europa sino en Asia. Razones todas ellas suficientes para que la Uni¨®n Europea aspire a una autonom¨ªa estrat¨¦gica y replantee su defensa a partir de una dependencia menos vinculada a intereses ajenos a los suyos propios.
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