Europa, a la intemperie
En medio de la marea, el paraguas atl¨¢ntico ya no es el pilar fiable sobre el que se sustenta la seguridad europea, y es imperativo desarrollar un mecanismo de respuesta militar propio
Por desgracia, el debate sobre el estado de la Uni¨®n celebrado esta semana sigue estando demasiado escondido en lo que la jerga de Bruselas denomina ¡°la burbuja comunitaria¡±. Y es una pena, pues en esa cita la presidenta de la Comisi¨®n, Ursula von der Leyen, pronuncia ante el Parlamento un discurso que representa una gran atalaya desde la que contemplar lo que acontece en el mundo. Tras escucharla y constatar que ¡ªen esa b¨²squeda del ¡°alma de Europa¡± a la que se refiri¨® recordando las palabras de Robert Schuman¡ª la defensa ocupa un lugar cada vez m¨¢s central en una atm¨®sfera global de ultracompetitividad entre grandes poderes, amenazas h¨ªbridas y vecindades cada vez m¨¢s conflictivas, no hay espacio para la duda: en medio de la marea, el paraguas atl¨¢ntico ya no es el pilar fiable sobre el que se sustenta la seguridad europea, y es imperativo desarrollar un mecanismo de respuesta militar propio.
Seg¨²n cont¨® Von der Leyen, necesitamos autonom¨ªa industrial, reducci¨®n de vulnerabilidades en las cadenas de valor global y capacidad de crear semiconductores hasta tener una industria de la defensa propia y bien musculada. La autonom¨ªa estrat¨¦gica tiene que ver con el clima, con la energ¨ªa, con tener herramientas propias. ?Y es esto posible? Lo es si, como dijo Macron, compartimos un diagn¨®stico com¨²n sobre el mundo y lo que nos pasa. El discurso de la presidenta ayuda a crear dicha narrativa, ese trabajo ideol¨®gico necesario para tomar conciencia de lo que hasta hace poco era impensable: una soberan¨ªa europea basada en la autonom¨ªa estrat¨¦gica, para evitar caer en la irrelevancia en medio del duopolio EE UU-China o en el vasallaje hacia cualquier potencia.
Trump nos coloc¨® a la intemperie, pero en realidad representaba una tendencia que ven¨ªa anunciando que nuestro esquema de seguridad, sustentado bajo la ¨®rbita de EE UU v¨ªa OTAN, ya no era fiable. Ese mar de fondo hizo emerger, bajo el liderazgo de Macron, la voluntad de construir esa autonom¨ªa estrat¨¦gica que significa, b¨¢sicamente, tener posiciones y capacidades propias en el mundo. Tal vez Biden pudo provocar el espejismo de que el debate pod¨ªa aparcarse, pero Afganist¨¢n nos ha recordado que Trump no solo representaba el trumpismo, sino a movimientos tect¨®nicos profundos en las relaciones internacionales. Aunque Biden pueda ser un aliado m¨¢s amable, sabemos que EE UU seguir¨¢ tomando sus decisiones en inter¨¦s propio y en el marco de su competici¨®n con China. No ser¨¢ un grotesco y ruidoso ¡°America first¡±, pero s¨ª un ¡°America first¡±. El reciente acuerdo militar entre EE UU, Reino Unido y Australia para contener el ascenso de China sin contar con Bruselas y pisando a Francia acelera a¨²n m¨¢s la necesidad de encajar en el alma de la Uni¨®n la llamada ¡°Europa de la defensa¡±, la opci¨®n m¨¢s eficaz para seguir haciendo hacer valer nuestra voz y nuestros valores en el mundo.
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